Cada vez los estudios literarios en el Perú se vienen reafirmando como una propuesta, digamos, emancipadora de toda tradición “cómoda a la apaciguante ciencia arqueológica” de nuestra literatura donde a lo sumo podíamos aprobar una obra de arte como valedera y trascendental, quiero decir, nuestros estudios literarios han alcanzado insoslayablemente la placentera tarea de incorporar todos los procesos de cambios que hoy han dejado de ser tradicionales, sin que esto implique, claro está, censura de la obra en sí.
El estudioso y poeta Paul Guillén se enmarca hacia nuevos movimientos sociales para llevar a cabo una rigurosa desconstrucción de uno de los poetas más significativos de nuestra época, Enrique Verástegui, quien con Monte de Goce supo construir una de las obras totalizadoras de la poesía en el Perú y toda Latinoamérica.
Hay en este libro POESÍA Y PSICOANÁLISIS: Falo / Escritura en Enrique Verástegui que he leído con fruición, un análisis de giros mentales donde nos propone, desde los postulados de Lacan, el vínculo del lenguaje y las estructuras que este se apodera a la par con las nuevas tecnologías y los movimientos políticos desde los años 70. Pero también aspectos de esencia humana que se constituyen en un génesis de escritura cuando el individuo-creador traza sus campos hacia la realización de un lenguaje artístico.
De saque, encontramos en este estudio un hábito crítico que inmoviliza las estructuras del cuerpo en Monte de Goce. Un crítico sin prejuicios aflora con frecuencia frente al creador y al objeto de arte y atrae con él no la novedad de la escritura, sino “la herencia de la escritura” y su sentido histórico, es decir, hay aquí un estudio de la existencia de una escritura “simultánea que compone un orden simultáneo” y he ahí cómo adentrarse a Monte de Goce, la poesía, y esto lo dice acertadamente T.S. Eliot “no consiste en dar rienda suelta a las emociones; no es la expresión de la personalidad sino una liberación de la personalidad. Pero, por cierto, sólo aquellos que tienen personalidad y emociones, saben lo que significa querer liberarse de estas cosas”.
Paul Guillén marca su estudio, también, desde las instancias profundas del inconsciente donde ninguna palabra, en su objeto artístico de estudio es limitante en las definiciones y sus funciones, sino que hay algo más allá de las palabras. Algo que muy bien resume otro gran poeta como Rodolfo Hinostroza en su poema Nudo borromeo: “viajas en tus palabras y tus palabras viajan”, pero también, a medida que avanzamos en el estudio de Monte de Goce, juzga lo que el poeta ha alterado desde el pasado en toda intromisión con el presente, o sea, propone los nuevos funcionamientos de una escritura del presente y sus desmanes para que podamos proceder al reconocimiento de la obra artística como una “exposición más inteligible” pero no exenta de “un pasado que no pueda mostrarse”.
Vale detenerse en este libro, en las exploraciones del cuerpo como máquina del deseo, donde Paul Guillén sitúa lo prohibido y la transgresión del erotismo en la experiencia interior del espíritu humano, cuerpo expuesto a los requerimientos más sorprendentes de sus propios miedos y ya no como pecado sino como un acto de redención política, de reconocimiento en el otro donde comienza a “deslizarse una sexualidad sin vergüenza hacia la sexualidad vergonzosa de la que se derivó, digamos, el erotismo”, y acaso, conocedor también de que toda “determinación del erotismo es primitivamente religiosa”, Paul se plantea esas interrogantes no expuestas en su estudio, acerca de las oposiciones de la religión cristiana, quizás la menos religiosa, a la satisfacción sexual o al erotismo.
POESÍA Y PSICOANÁLISIS: Falo / Escritura en Enrique Verástegui es un estudio riguroso de un poeta que, consciente de sus propias constelaciones mueve los centros de su estudio para aproximarse a la esencialidad de una obra como Monte de Goce, interpretando los escapes de la personalidad, la escritura y sus complejidades y, finalmente, el falo como simbología primaria del ser humano, pero ante todo, el deslumbramiento del lenguaje artístico de su objeto de estudio que es la escritura compleja de un poeta como Enrique Verástegui.
Willy Gómez Migliaro
Centro de Lima, 17 de setiembre
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