Por el gran vuelo me elevaste debajo del montón
como materia de humo a
las construcciones
me elevaste
Willy Gómez Migliario
El objetivo de la experiencia poética es el poema,
pero la construcción del poema, al mismo tiempo, es el medio por el cual el
poeta se reconoce y se sitúa en la vida.
Emilio Adolfo Westphalen
Si su diario vivir le parece pobre, no lo culpe a él.
Acúsese a sí mismo de no ser bastante poeta para lograr descubrir y atraerse
sus riquezas. Pues, para un espíritu creador, no hay pobreza. Ni hay tampoco
lugar alguno que le parezca pobre o le sea indiferente.
Rainer María Rilke
En una entrevista concedida por Mario
Montalbetti a Franco Osorio-Antúnez de Mayolo difundida en febrero de
2014, al ser preguntado acerca del
panorama poético del Perú, afirma con honestidad y afectuosa irreverencia que
no puede responder porque no lo conoce del todo, pero que puede destacar
algunas excelentes publicaciones de «viejosaurios» y algunas de jóvenes
escritores: «Uno de Willy Gómez que se llama “Construcción Civil”, no
lo conocía y me parece de primer nivel» valoración que suscribimos con entusiasmo.
El personalísimo estilo de
Willy Gómez Migliaro (Lima, 1968) nos llamó la atención desde la aparición de Etérea, (Hipocampo Editores, 2002), su
primer poemario, la aparición de Construcción
Civil (Paracaídas, 2013) nos ha confirmado en la celebración de ver
revelado en sus setenta y nueve composiciones (y un texto liminar a modo de
proemio que ensalza las líneas medulares del poemario) un afán orgánico que,
sin modificar su visión crítica de las cosas, consolida la confianza del
hablante en sí mismo a tal punto que le permite ampliar subrepticiamente la
mirada del poema hasta ceder la voz, la
palabra con una amplitud de miras para descubrir todos los aspectos positivos
de la vida sin escamotearlos en extensas estancias de su escritura desatada con
solvencia estética.
Pero como toda obra de arte, la
poesía, además de su
capacidad para sugerir nuevos niveles de significación, desencadena
sensaciones complementarias o contrapuestas. Así Construcción civil, no es ajeno a esta realidad. Ha recibido una
entusiasta recepción, pero también comentarios desencantados como el de José Carlos
Picón. Ahí se deja constancia de una lectura que no puede dejar de reconocer «un goce detrás
de la articulación de palabras y frases» presente en el autor de Construcción civil,
pero enfatizando lo que considera sus no logros (la «intención de
romper la linealidad del discurso […] zozobra frente a la incorporación caótica
de diversos referentes nacionales y universales», «por hilar su musicalidad en un pentagrama tembloroso, el
poeta desborda en palabras evocadoras, guiños referenciales y descripciones
específicas que colisionan en su espacio de alquimia, anulando el sentido y la
armonía de la voz», «la ciudadanía es manufacturada por la evocación; sin
embargo, el acercamiento no siempre es nítido. Porque estar cerca o conocer lo
que se nombra no basta para lograr una arquitectura verbal eficaz en términos
de sentido», etc.), para concluir que: «el resultado es
de una complejidad un tanto desenfocada y forzada».
No obstante, estos reparos
pueden servir para ver lo que son, a nuestro juicio, sus virtudes. Si bien
coincidimos en saludar con José Picón « la experimentación de la palabra y del
método al que recurre para hacer palpables sus tensiones y preocupaciones en
torno los problemas políticos, sociales y culturales del país», no compartimos
su conclusión. Consideramos que en las valoraciones literarias
deben pesar las obras como resultado y no solo las experimentaciones, las
preocupaciones, el impulso y la intención de los autores con respecto a sus
obras.
Construcción civil transpone
con imaginación, humor y poesía (palabra
imán de atracción compleja, p. 9) numerosos materiales de la historia y la
literatura y los incorpora de modo pleno en ese todo que se plasma en la suma
de cada una de las composiciones que integran el poemario con un designio
creador ambicioso y exigente.
Desde
el título Gómez Migliaro alude a una expresión asociada en la experiencia
cotidiana reciente ya no con el gremio combativo y luchador de otrora, sino con
el promotor de desorden, el vandalismo, la destrucción y, en los últimos años,
el sicariato y el asesinato a mansalva: Construcción civil. Pero también sugiere,
en un nivel profundo, el deber ético y
político (en su sentido más pleno que alude al hecho de ser habitantes de una polis) que nos sitúa como ciudadanos en
el campo de lo que Miguel Ildefonso ha llamado «el campo de la ciudad, de la
ciudadanía». Ello no debería sorprendernos, porque la poesía en su esencia
tiene que ver con la valoración de la vida y con la reflexión que lleva a cabo
la propia comunidad sobre lo que considera la mejor manera de vivir.
Ya
en el despliegue de la obra encontramos un juego acompasado a través del cual
el poeta presenta las composiciones de Construcción civil en un movimiento pendular que recrea
y presenta «a exigencia de lenguaje», por
un lado, el desgaste psíquico de nuestra sociedad que
alcanza hoy un grado al que nunca se había llegado en toda nuestra historia: el
desorden (caos) del mundo moderno; y,
por otro lado, el orden (cosmos)
erigido por el ser humano desde su
ciudadanía. Por lo mismo, consideramos que ambos extremos podrían
ser considerados la ordenada y la abscisa de su universo poético en edificación
poemario tras poemario.
Y es
que Willy Gómez Migliaro pertenece a esa estirpe de
escritores para los que la creación poética es una fusión con la experiencia humana y debe
serlo con una intensidad y una hondura sorprendentes como en los creadores
para los que escribir o crear-construir es una expresión de actos de vida (como acaece en los casos de Guaman Poma, Vallejo, Martín
Adán, Moro, Churata, Arguedas,
María Emilia Cornejo, Róger Santiváñez, Dalmacia Ruiz-Rosas, Domingo de Ramos, José
Mari Recalde, Carlos Oliva, José Pancorvo, César Gutiérrez, Miguel Ildefonso, Salomón
Valderrama, etc.).
Actos no siempre armónicos ni armoniosos que de ningún modo anulan sino
potencian la voz poética acorde con nuestro Perú que Arguedas calificó
certeramente, hace ya cuarenta y siete años, con una imagen rotunda «el Perú
hirviente de nuestros días» que sigue vigente.
Precisamente Miguel Ildefonso señala que: «La escritura perifrástica, el
lenguaje de todas las sangres, de Construcción civil nos entrega un
discurso sobre lo peruano, o mejor dicho, sobre la construcción de lo peruano.
No de una peruanidad que denota armonía como en el Inca Garcilaso, sino más bien
es un concepto problemático, a lo Guamán Poma de Ayala o Arguedas. Lo trágico
de una nación utópica está relatado desde ese otro lenguaje alterado, no desde una racionalidad
criolla y complaciente ante lo efectista del progreso, sino desde el cuasi delirio mestizo de un barroco
andino y costeño» [las cursivas son nuestras].
En diferentes momentos y desde
diferentes ámbitos se ha pensado el Perú y lo peruano. Solo para mencionar
algunos casos de tiempos recientes, recordemos que a mediados del siglo pasado Mariátegui
señalaba que «la unidad peruana está por hacerse», lo que da la idea de un país
en rumbo, en proceso; Basadre hablaba de un «problema y posibilidad»; Sánchez,
de un «país adolescente», inmaduro; Arguedas, de uno «impaciente por realizarse»
(además de la ya señalada), nuestro nobel, Mario Vargas Llosa acuñó la imagen
del Perú como «el país de las mil caras»; en nuestros días el mismo Ildefonso,
al comentar Construcción civil hace
referencia al Perú como una «construcción
casi amorfa», el mismo Gómez Migliaro sugiere la imagen de
un «país sumergido» (p. 34). Estas reflexiones sobre la “realidad peruana”
(Mariátegui), «la realidad nacional» y «Peruanidad»
(imágenes de Víctor Andrés Belaunde) concibieron explicaciones sobre cómo
debería organizarse una comunidad política justa que requieren debates y
discusiones ciudadanas enmarcadas en nuestra «escena contemporánea»
(Mariátegui).
En esa
línea, Cecilia Podestá ha señalado que «Construcción civil es un poemario tenso y claramente político desde sus
intenciones, violentado por el desprecio también. Es una forma de armar el Perú
intentando hallar nuevas luces». Esta forma de armar el Perú (y,
añadimos por nuestra parte, el mundo contemporáneo) está enriquecida por los recursos expresivos de la tradición oral,
esquemas míticos y rasgos épicos y heroicos ajenos
a la mayoría de exploraciones artísticas
de la nueva centuria. En Construcción
civil, como precisa Ildefonso,
«el
lenguaje es el protagonista […], se trata de la construcción civil del
lenguaje, que hace un nudo entre la visión personal del poeta con los diversos
discursos colectivos que circulan hoy en día, no construyendo una arquitectura
cerrada, sino abierta». Gómez Migliaro sabe, como
todo creador-constructor, que cualesquiera de las combinaciones vislumbradas
por la imaginación están ya contenidas, potencial o virtualmente, en la
realidad. Más aún, aquella se queda corta con relación a la vastedad de esta.
Con
destreza y oficio, Gómez Migliaro responde no con una teoría ni con un
programa, responde con poesía que desata las múltiples voces bajo luces inciertas de un drama ético (cívico) de la construcción civil del lenguaje. Esto a
través de un arduo proceso de autoconocimiento, de superación
del egoísmo en aras del amor integral (como ágape
y como eros) y la maravilla de estar
vivo; toda una maduración cabal dirigida a liberar ese drama de la frivolidad,
pero también de la moral convencional. Uno
de los rasgos que queremos destacar es la graduación con que se pauta ese drama
y la estupenda naturaleza metafórica con que se expresa, haciéndolo repercutir
en una conciencia múltiple a partir de impresiones, sensaciones y evocaciones o
recuerdos.
Y en este
proceso de construcción-creación, vale la pena considerar lo que acertadamente afirma
Javier Agreda, «Lo más interesante en la propuesta literaria de Gómez Migliaro
es el carácter de sus reflexiones, en las que apela a los más diversos
registros del lenguaje (habla actual, palabras académicas o quechuas, textos
literarios), fusionándolos en un discurso barroco y aparentemente irracional,
sin signos de puntuación que ayuden a la lectura» lo que potencia los múltiples
registros que incorpora en sus composiciones otorgándole un registro coral en
el que el sentido de la voz no se anula, sino que se integra en las voces
múltiples de los ciudadanos en un recorrido secular integrando todas las voces
(de modo parecido a lo que Arguedas propuso de modo genial en su obra póstuma El zorro de arriba y el zorro de abajo).
Y es que Gómez Migliaro sabe que entre todos
construimos verdad.
Por eso Cecilia Podestá ha
señalado que Construcción civil «es un álbum de almas muertas en busca del pasado,
lanzando presagios a través de la palabra, incluso cuando ésta se transforma en
lo más vano». Las voces en pos de la memoria de todos los
tiempos a través de las palabras que ordenen ellas el mundo a su manera para
descubrirnos el sentido (o los sentidos) de los mundos a través de las
construcciones civiles de sus universos alegóricos «donde no habla la
desesperanza» (p.89).
Un rasgo en nuestras letras
(destacado por estudiosos Cornejo Polar y González Vigil) es la capacidad de
apropiarse de los aportes de la literatura «occidental» y, en algunos casos, de
la «oriental», recreándolos desde nuestras raíces histórico-culturales con la
asimilación y la reelaboración escrita de nuestra rica tradición oral.
Construcción
civil es un alumbramiento a modo de una voluta en una
re-volución (un volver al origen, cual la espiral de las órbitas planetarias) y
es que en la obra de Gómez Migliaro, junto con el valor de la solidaridad
(unido a la reciprocidad), el otro gran principio cultural del ser humano es la
relación optimista y armoniosa entre los «hombres humanos» (Vallejo) con la
naturaleza, no reducida a recursos que explotar y depredar (como han sido el
oro y la plata, el guano y el salitre, el caucho y los bosques de maderas
finas, la coca envilecida por el narcotráfico), sino percibida como Madre de la
Vida, como un cosmos al cual pertenecemos todos los seres existentes) como
«regla de inmortalidad» (p. 21).
La prodigiosa
contundencia de las composiciones de Construcción
civil proviene, a nuestro juicio, de que sintetizan factores normalmente
disociados entre sí y condensan grandes propuestas: la oralidad popular con la
escritura culta; el realismo (la «realidad objetiva») con lo real-maravilloso
(mito, magia, hechos sobrenaturales) y lo fantástico (fusión entre la realidad
y la ficción); los recursos tradicionales con las conquistas de las técnicas
poéticas contemporáneas; la temática local y regionalista con una visión
sutilmente moderna y universalizadora; la perfección estética —«estilo» y «voz
poética» particularísimos— y la exploración ideológica.
Recordemos las esclarecidas palabras de Emilio Adolfo
Westphalen a modo de invitación: «Todavía existe la buena
poesía —juntémonos a su alrededor y oigamos lo que nos dice. El volcán ruge
—mientras ruja tenemos tiempo para la danza el canto la poesía— si viene la
lava nos cogerá en nuestro mejor momento».
Terminemos este comentario a Construcción civil con las palabras del creador en «su asedio
moderno y corporal» (p. 88):
DE PIE AVANZAMOS y para transformarnos despegamos
desde
sí mismos sin peso sin espacio &
el
cuerpo se aparta para resistir otra mirada
para
entendernos cuando no sientas los símbolos de un mito
Independencia-Surco,
30 de septiembre de 2014
ÁGREDA,
Javier. «Construcción civil». Diario La
República. Columna «Jaque perpetuo», publicada el lunes, 7 de octubre de
2013. También disponible en el blog
del autor Libros. Reseñas, críticas y comentarios sobre literatura: http://agreda.blogspot.com/2013/10/construccion-civil.html [Consultado
el 1 de octubre de 2014].
ILDEFONSO,
Miguel. «Construcción civil, Poemas de Willy Gómez Migliaro». En la revista
digital Letras s.5. Disponible en: http://letras.s5.com/wgom210913.html
[Consultado
el 1 de octubre de 2014].
MONTALBETTI, Mario. «El periodismo peruano es
una caca». Entrevista de Franco Osorio-Antúnez de Mayolo para la web:
Limagris.com. Disponible en: http://www.limagris.com/mario-montalbetti-el-periodismo-peruano-es-una-caca/comment-page-1/
[Consultado el 1 de octubre de 2014].
PICÓN, José Carlos. «Construcción civil». Revista
El buensalvaje, número 8, página 10.
Edición correspondiente a noviembre-diciembre de 2013. La reseña también está disponible en línea
en: http://buensalvaje.com/tag/willy-gomez-migliaro/ [Consultado el 1 de octubre de 2014].
PODESTÁ,
Cecilia. «Lo sagrado bajo estados perturbados». Publicada
en el sitio web La mula. Disponible en: https://lamula.pe/2013/09/04/lo-sagrado-bajo-estados-perturbados/ceciliapodesta/ [Consultado
el 1 de octubre de 2014].
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