1.-La idea es hacer una viaje por esta década que casi termina: ¿cómo viste el inicio de Sociedad Elefante y los demás grupos? ¿Qué crees que llevó al "bum" de grupos? ¿Qué crees que los unía?
Sociedad Elefante fue un grupo (Diego Alonso Sánchez, Miguel Ángel Sanz Chung, Moisés Sánchez Franco, Luis Alberto Valladares, yo y –posteriormente- Romy Sordómez) de amigos, a quienes nos unía el gusto por la poesía y por crear. De ahí el ímpetu de formar nuestra manada. Es curioso, pues nunca supusimos el rebote, la onda expansiva, que el agruparnos tendría. Queríamos compartir nuestros poemas, leernos, criticarnos, recomendarnos lecturas… Pero desde el silencio. Ya el resto fue parte de la publicación de la plaqueta (un síxtico que pegábamos nosotros mismos. Difícil tarea de coordinación psicomotriz, y no es broma).
Creo en la alineación de los astros: dadas las condiciones –sobre todo sociales- y el ejemplo de estupendas revistas como More Ferarum todo estaba dado para quienes queríamos publicar y decir: “esto hacemos nosotros”. La idea de agruparse pareció tener una serie de catalizadores: el cambio de siglo (y lo digo con todo el afán místico), el término del fujimorato y la vuelta a la democracia (acá no se trata de debatir qué poesía es social o comprometida, pues toda lo es y no voy por ese camino laberíntico estético), y el ojo de los medios de prensa en ver que había grupos que se dedicaban a hacer poesía y que lo hacíamos visceralmente. ¿? ¡Poesía! ¡Literatura! ¡CREAR!
Hubo grupos de varias universidades con los que compartimos escenario y gratos recuerdos. No puedo hablar de qué los unía a los otros, puesto que a SE, diré a nosotros, nos unía las ganas de conocer más sobre la poesía, de escribir… Vuelvo: crecer como personas. Compartimos tanta cantidad de momentos de intimidad amical y humana como de poesía. Prevalecía y prevalece como hasta ahora la amistad. La poesía puede ser accesoria si uno no se cultiva como persona, si no intentamos ser mejores, e intentamos esa utópica humanidad, como intentamos el amor. De ahí su propia vitalidad.
2.- Sociedad elefante, por ejemplo, para mí uno de los grupos más activos y de más calidad, cómo se formó, cuál era el "objetivo" frente al panorama poético de esa época...
¿Perspectiva poética…? Cada uno tenía su perspectiva. Repito: nos unía la amistad y las ganas de descubrir y descubrirnos en la Literatura y en la Creación. Objetivo como tal: trabajar nuestros textos, crecer. Cada uno proponía su propia estética y todos nos respetábamos, pero no había un plan sobre la forma de hacer poesía ni la función que esta debía tener. Eso era decisión de cada uno. Sociedad Elefante funcionaba como un taller que fue integrando invitados a las reuniones de trabajo.
Los seis estudiábamos Literatura en San Marcos, base 99:
Detallo: A Diego Alonso lo conozco desde el colegio (Los Reyes Rojos); a Lucho lo conocí en la Pre San Marcos; con los demás compartí clase de Lecturas Literarias –donde nos enseñaba Miguel Ángel Huamán-. Luego aparecería Pablo Guevara quien -al igual que Miguel Ángel- nos impulsó a continuar con el grupo y la escritura.
3.- Antes de Canto de la Herrumbre, tu primer libro, hubo algunas plaquetas, o libros conjuntos, cuéntame un poco de esas publicaciones...
Con Sociedad Elefante publicamos seis plaquetas –si no me falla la memoria-. La sexta –número de celebración del año de publicación- tuvo como invitados a Dante Ayllón y Francisco Izquierdo. Luego, nos decidimos por los libros bifrontes que pondrían fin al grupo. Fin, porque cada uno pasaba por un proceso personal distinto y sentíamos la necesidad de terminar con SE.
4- Luego de la disolución de todos los grupos cuál crees que fue el aporte, si es que crees que lo hubo, claro...
El aporte fue demostrar que siempre se puede generar; que está en nosotros poder lograr algún cambio. Los grupos como tales –cada uno desde su visión- aportaron distintos modos de publicar, distintas técnicas. Demostraron que si el objetivo común es trazado se puede conseguir. Claro que con mucho esfuerzo.
.Sociedad Elefante fue un grupo (Diego Alonso Sánchez, Miguel Ángel Sanz Chung, Moisés Sánchez Franco, Luis Alberto Valladares, yo y –posteriormente- Romy Sordómez) de amigos, a quienes nos unía el gusto por la poesía y por crear. De ahí el ímpetu de formar nuestra manada. Es curioso, pues nunca supusimos el rebote, la onda expansiva, que el agruparnos tendría. Queríamos compartir nuestros poemas, leernos, criticarnos, recomendarnos lecturas… Pero desde el silencio. Ya el resto fue parte de la publicación de la plaqueta (un síxtico que pegábamos nosotros mismos. Difícil tarea de coordinación psicomotriz, y no es broma).
Creo en la alineación de los astros: dadas las condiciones –sobre todo sociales- y el ejemplo de estupendas revistas como More Ferarum todo estaba dado para quienes queríamos publicar y decir: “esto hacemos nosotros”. La idea de agruparse pareció tener una serie de catalizadores: el cambio de siglo (y lo digo con todo el afán místico), el término del fujimorato y la vuelta a la democracia (acá no se trata de debatir qué poesía es social o comprometida, pues toda lo es y no voy por ese camino laberíntico estético), y el ojo de los medios de prensa en ver que había grupos que se dedicaban a hacer poesía y que lo hacíamos visceralmente. ¿? ¡Poesía! ¡Literatura! ¡CREAR!
Hubo grupos de varias universidades con los que compartimos escenario y gratos recuerdos. No puedo hablar de qué los unía a los otros, puesto que a SE, diré a nosotros, nos unía las ganas de conocer más sobre la poesía, de escribir… Vuelvo: crecer como personas. Compartimos tanta cantidad de momentos de intimidad amical y humana como de poesía. Prevalecía y prevalece como hasta ahora la amistad. La poesía puede ser accesoria si uno no se cultiva como persona, si no intentamos ser mejores, e intentamos esa utópica humanidad, como intentamos el amor. De ahí su propia vitalidad.
2.- Sociedad elefante, por ejemplo, para mí uno de los grupos más activos y de más calidad, cómo se formó, cuál era el "objetivo" frente al panorama poético de esa época...
¿Perspectiva poética…? Cada uno tenía su perspectiva. Repito: nos unía la amistad y las ganas de descubrir y descubrirnos en la Literatura y en la Creación. Objetivo como tal: trabajar nuestros textos, crecer. Cada uno proponía su propia estética y todos nos respetábamos, pero no había un plan sobre la forma de hacer poesía ni la función que esta debía tener. Eso era decisión de cada uno. Sociedad Elefante funcionaba como un taller que fue integrando invitados a las reuniones de trabajo.
Los seis estudiábamos Literatura en San Marcos, base 99:
Detallo: A Diego Alonso lo conozco desde el colegio (Los Reyes Rojos); a Lucho lo conocí en la Pre San Marcos; con los demás compartí clase de Lecturas Literarias –donde nos enseñaba Miguel Ángel Huamán-. Luego aparecería Pablo Guevara quien -al igual que Miguel Ángel- nos impulsó a continuar con el grupo y la escritura.
3.- Antes de Canto de la Herrumbre, tu primer libro, hubo algunas plaquetas, o libros conjuntos, cuéntame un poco de esas publicaciones...
Con Sociedad Elefante publicamos seis plaquetas –si no me falla la memoria-. La sexta –número de celebración del año de publicación- tuvo como invitados a Dante Ayllón y Francisco Izquierdo. Luego, nos decidimos por los libros bifrontes que pondrían fin al grupo. Fin, porque cada uno pasaba por un proceso personal distinto y sentíamos la necesidad de terminar con SE.
4- Luego de la disolución de todos los grupos cuál crees que fue el aporte, si es que crees que lo hubo, claro...
El aporte fue demostrar que siempre se puede generar; que está en nosotros poder lograr algún cambio. Los grupos como tales –cada uno desde su visión- aportaron distintos modos de publicar, distintas técnicas. Demostraron que si el objetivo común es trazado se puede conseguir. Claro que con mucho esfuerzo.
5.- ¿Cuál es tu posición frente a la Generación, crees qué es todavía prematuro hablar de tal?
El término “generación” como tal me resulta un academicismo castrante y carcelario. Ya sabemos que siempre ha tenido serios problemas, porque su clasificación parte del año de nacimiento del escritor, pintor, etc. y del año al que corresponden sus obras primas. Recordemos el caso de la Generación del 27 española donde había gente como Salinas o Alberti cuyas diferencias de edad y año de publicación de primera obra hacía que situarlos bajo ese término sea complicado. Mi generación son quienes generan y encauzan en mí una emoción al leerlos y conversar con ellos -¿quién no se apoya en su objetiva subjetividad?: Blake, Rumi, Góngora, Vallejo, Ojeda, Moro, Rimbaud, Hinostroza, Guevara, Ruiz Velazco, Sanz Chung, Favaron, Polack, Guillén, Li Po, etc., y los que vendrán. Mi generación son aquellos con los que yo me siento identificado, cercano en la forma de sentir, ver, pensar. Mi generación podría dejar de ser yo mismo, y todos los antes mencionados, si recluyo mi respuesta en el academicismo.
Lo que se ve en el aquí y ahora es gente que piensa y siente de manera parecida. Hay mucha calidad en lo que se está haciendo. Aún muchos se quedan en el anonimato. Acá no se trata de ver quien resalta más mediáticamente… eso es un bluf y parte de la estupidez generada que hace creer que el más mencionado en cualquier medio será El mesías del momento. Lo importante será la obra que cada uno elija dejar. Recordemos que a lo largo de la Historia hubo muchos escritores desconocidos o que casi se quedan como tales: Pessoa, Kafka, Trakl, Ojeda…
6.- ¿Cuál crees que sea el aporte de esta colección donde se da una muestra de lo que se hace en Perú en poesía en este nuevo milenio?
Vuelvo a la respuesta anterior: no coincido y eso ya está claro –con el mismo editor- sobre mi posición de “generación”, aunque me contradiga ya que publico en esta colección bajo el rótulo de “generación del 2000”. La colección es un aporte que dice “esto es lo que se está haciendo acá, ahora”, pero que no resuelve el futuro ni el pasado. El tiempo todo lo coloca en su sitio. Hay muchos que faltan en esta colección, que como tal tiene un carácter arbitrario y hay que respetarlo.
Tiene sí dos aportes coyunturales: el primero, decir que esto es lo que hace un grupo de personas que están consolidando su obra; el segundo, abre el debate sobre el término “generación del 2000”, y a los que están ahora lanzando sus propuestas no sólo en el ámbito literario. Abarca los planos político, artístico, etc.
7.-Nocturno del Alba, libro que publicas en esta colección, si bien mantiene el mismo lenguaje de Canto de la herrumbre, encierra una especia de renacer, de una especie de explosión, no solo verbal, sino en la importancia de la diagramación y de tipos de letra, que por supuesto quiere también comunicar algo, primero a la persona con a quien dialogas en este texto, y luego, porque no, también al lector...cuéntanos un poco de este trabajo...
Canto de la Herrumbre –por lo menos para mí- ya proponía el espacio como un significante. En Nocturno del Alba sigo esa línea, pero con otros aportes: signos de puntuación y prosa –dependiendo del caso-. Bien dices mismo lenguaje, pero no mismo vocabulario. He buscado otras palabras, otras sintaxis. Siempre depende de la intención, de lo que quiera expresar. Los tipos de letra son parte de la misma expresión, un significante: a veces uno siente cambios internos sin que estos dejen de ser parte de una misma estructura. Por el contrario, a veces son el elemento armónico.
Este poemario fue y no concebido. Las ideas me rondaban, pero venía trabajando otros textos. De repente me vi asaltado por un mismo hilo conductor y nació Nocturno… Nuevos sonidos, paisajes, vocablos, texturas, colores, muertes, renaceres, ayeres, noches, texturas, mi país y sus países, soledades… hasta un agotamiento del lenguaje.
8.- Y en tu obra, crees que existe un diferencia entre el José Agustín de Sociedad elefante y este, de Canto de la herrumbre y Nocturno del Alba.
El término “generación” como tal me resulta un academicismo castrante y carcelario. Ya sabemos que siempre ha tenido serios problemas, porque su clasificación parte del año de nacimiento del escritor, pintor, etc. y del año al que corresponden sus obras primas. Recordemos el caso de la Generación del 27 española donde había gente como Salinas o Alberti cuyas diferencias de edad y año de publicación de primera obra hacía que situarlos bajo ese término sea complicado. Mi generación son quienes generan y encauzan en mí una emoción al leerlos y conversar con ellos -¿quién no se apoya en su objetiva subjetividad?: Blake, Rumi, Góngora, Vallejo, Ojeda, Moro, Rimbaud, Hinostroza, Guevara, Ruiz Velazco, Sanz Chung, Favaron, Polack, Guillén, Li Po, etc., y los que vendrán. Mi generación son aquellos con los que yo me siento identificado, cercano en la forma de sentir, ver, pensar. Mi generación podría dejar de ser yo mismo, y todos los antes mencionados, si recluyo mi respuesta en el academicismo.
Lo que se ve en el aquí y ahora es gente que piensa y siente de manera parecida. Hay mucha calidad en lo que se está haciendo. Aún muchos se quedan en el anonimato. Acá no se trata de ver quien resalta más mediáticamente… eso es un bluf y parte de la estupidez generada que hace creer que el más mencionado en cualquier medio será El mesías del momento. Lo importante será la obra que cada uno elija dejar. Recordemos que a lo largo de la Historia hubo muchos escritores desconocidos o que casi se quedan como tales: Pessoa, Kafka, Trakl, Ojeda…
6.- ¿Cuál crees que sea el aporte de esta colección donde se da una muestra de lo que se hace en Perú en poesía en este nuevo milenio?
Vuelvo a la respuesta anterior: no coincido y eso ya está claro –con el mismo editor- sobre mi posición de “generación”, aunque me contradiga ya que publico en esta colección bajo el rótulo de “generación del 2000”. La colección es un aporte que dice “esto es lo que se está haciendo acá, ahora”, pero que no resuelve el futuro ni el pasado. El tiempo todo lo coloca en su sitio. Hay muchos que faltan en esta colección, que como tal tiene un carácter arbitrario y hay que respetarlo.
Tiene sí dos aportes coyunturales: el primero, decir que esto es lo que hace un grupo de personas que están consolidando su obra; el segundo, abre el debate sobre el término “generación del 2000”, y a los que están ahora lanzando sus propuestas no sólo en el ámbito literario. Abarca los planos político, artístico, etc.
7.-Nocturno del Alba, libro que publicas en esta colección, si bien mantiene el mismo lenguaje de Canto de la herrumbre, encierra una especia de renacer, de una especie de explosión, no solo verbal, sino en la importancia de la diagramación y de tipos de letra, que por supuesto quiere también comunicar algo, primero a la persona con a quien dialogas en este texto, y luego, porque no, también al lector...cuéntanos un poco de este trabajo...
Canto de la Herrumbre –por lo menos para mí- ya proponía el espacio como un significante. En Nocturno del Alba sigo esa línea, pero con otros aportes: signos de puntuación y prosa –dependiendo del caso-. Bien dices mismo lenguaje, pero no mismo vocabulario. He buscado otras palabras, otras sintaxis. Siempre depende de la intención, de lo que quiera expresar. Los tipos de letra son parte de la misma expresión, un significante: a veces uno siente cambios internos sin que estos dejen de ser parte de una misma estructura. Por el contrario, a veces son el elemento armónico.
Este poemario fue y no concebido. Las ideas me rondaban, pero venía trabajando otros textos. De repente me vi asaltado por un mismo hilo conductor y nació Nocturno… Nuevos sonidos, paisajes, vocablos, texturas, colores, muertes, renaceres, ayeres, noches, texturas, mi país y sus países, soledades… hasta un agotamiento del lenguaje.
8.- Y en tu obra, crees que existe un diferencia entre el José Agustín de Sociedad elefante y este, de Canto de la herrumbre y Nocturno del Alba.
Sigo las huellas de mi propia manada unipersonal, ubicua, y por momentos en extinción, sin dejar de ser sociable. Si algo puedo decir es que en SE buscaba… ahora intento consolidar esa búsqueda, y seguir explorando –la reiteración de uno mismo-, intentar renovarme y “hayando”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario