AMASTRIS. Roger Santiváñez. Ediciones Altazor, Viña del Mar, Chile, 2007. 52 pp.
Tributario de una escritura neopunk, de impronta decididamente callejera y que a su autor le gustaba hacer coincidir con la onda subte del rock nacional de los ochentas y principio de los noventas, Róger Santiváñez, exiliado por voluntad propia en la Temple University de Filadelfia, acaba de entregar a la imprenta un pulcro manojo de poemas donde se hace patente la ausencia del entorno que le era familiar hasta hace unos años.
Su código textual ha desembocado en un ejercicio casi minimalista de versos y frases casi inconexos entre sí, con una ausencia controlada de conectivos, donde el principal propósito es brindar núbiles viñetas de esa otra realidad que ahora le circunda en los Estados Unidos. La razón de su ejercicio poético ahora es la descripción casi desangelada (y crítica) del paisaje material y espiritual que lo rodea. "Las aguas del río avanzan sin prisa pero sin pausa y el travieso / rey solar otra vez nos hiere con sus rayos súbitamente se esconde / entre los cúmulos pero mi visión permanece deslumbrada. Hay / alegría al otro lado del río, pero no es la mía. No me pertenece / como esta canción inmóvil".
La lejanía conduce a la soledad, ese animal que le muerde la espalda y el recuerdo al poeta. Sus versos, despojados de cualquier tremendismo (presente en libros anteriores con humorístico desenfado), se hacen descarnados, secos, casi trágicos: "Entro en pánico en estas soledades donde nadie agita una sonrisa, / sino el murmullo del suave fluir del río y sus ondas destinadas a / sabe Dios qué mar, que playa que no manyo.".
Y por supuesto, el desencuentro no sólo ha sido físico y moral, también ha habido un ríspido encontronazo con el lenguaje, de lo cual Santiváñez se aprovecha para escribir algunos versos en elaborado spanglish: "Silueta de conchita on the beach / Cueva de algún crac haciendo / Crack en la sopa del crepúsculo // And she said chicken tacos / This is the best time comadritas / Redoble de oleaje junto al muelle". En todo esto apela a su conocido manejo del humor para hacerse fuerte frente a las circunstancias.
Por supuesto, no habiendo aún una experiencia integradora de su nueva cultura, el poeta no podía eximirse de tocar ciertos tópicos comunes en su obra previa, como un callado homenaje a lo que ya no tiene hoy, su ciudad perdida: "Adónde vas cielo feroz / Pulguiento como en Lima recóndita / En sus ánforas de Malambito / Dehesa artificial prendida / Hasta la madrugada". Lo propio se ve en otro poema, donde una estrofa evoca tenuemente esa carga erótica que alimentaba su producción poética, llamémosle piurana-limeña: "Es que allí fue el amor el acto más / Lindo de la noche en un Volkswagen / Nosotros tres yo ella & ella nada / Existe sólo las olas los vidrios rotos".
¿Qué versos le sucederán a Amastris tras algunos meses u años de consolidada su partida? La colonia poética peruana en los Estados Unidos es numerosa y fértil. Santiváñez quizá incida en cierto tipo de manejo verbal, por lo menos entre la comunidad hispanoparlante. Ese sería un reto que esperamos leer con ansias. [Enrique Sánchez Hernani]
www.elcomercio.com.pe
Tributario de una escritura neopunk, de impronta decididamente callejera y que a su autor le gustaba hacer coincidir con la onda subte del rock nacional de los ochentas y principio de los noventas, Róger Santiváñez, exiliado por voluntad propia en la Temple University de Filadelfia, acaba de entregar a la imprenta un pulcro manojo de poemas donde se hace patente la ausencia del entorno que le era familiar hasta hace unos años.
Su código textual ha desembocado en un ejercicio casi minimalista de versos y frases casi inconexos entre sí, con una ausencia controlada de conectivos, donde el principal propósito es brindar núbiles viñetas de esa otra realidad que ahora le circunda en los Estados Unidos. La razón de su ejercicio poético ahora es la descripción casi desangelada (y crítica) del paisaje material y espiritual que lo rodea. "Las aguas del río avanzan sin prisa pero sin pausa y el travieso / rey solar otra vez nos hiere con sus rayos súbitamente se esconde / entre los cúmulos pero mi visión permanece deslumbrada. Hay / alegría al otro lado del río, pero no es la mía. No me pertenece / como esta canción inmóvil".
La lejanía conduce a la soledad, ese animal que le muerde la espalda y el recuerdo al poeta. Sus versos, despojados de cualquier tremendismo (presente en libros anteriores con humorístico desenfado), se hacen descarnados, secos, casi trágicos: "Entro en pánico en estas soledades donde nadie agita una sonrisa, / sino el murmullo del suave fluir del río y sus ondas destinadas a / sabe Dios qué mar, que playa que no manyo.".
Y por supuesto, el desencuentro no sólo ha sido físico y moral, también ha habido un ríspido encontronazo con el lenguaje, de lo cual Santiváñez se aprovecha para escribir algunos versos en elaborado spanglish: "Silueta de conchita on the beach / Cueva de algún crac haciendo / Crack en la sopa del crepúsculo // And she said chicken tacos / This is the best time comadritas / Redoble de oleaje junto al muelle". En todo esto apela a su conocido manejo del humor para hacerse fuerte frente a las circunstancias.
Por supuesto, no habiendo aún una experiencia integradora de su nueva cultura, el poeta no podía eximirse de tocar ciertos tópicos comunes en su obra previa, como un callado homenaje a lo que ya no tiene hoy, su ciudad perdida: "Adónde vas cielo feroz / Pulguiento como en Lima recóndita / En sus ánforas de Malambito / Dehesa artificial prendida / Hasta la madrugada". Lo propio se ve en otro poema, donde una estrofa evoca tenuemente esa carga erótica que alimentaba su producción poética, llamémosle piurana-limeña: "Es que allí fue el amor el acto más / Lindo de la noche en un Volkswagen / Nosotros tres yo ella & ella nada / Existe sólo las olas los vidrios rotos".
¿Qué versos le sucederán a Amastris tras algunos meses u años de consolidada su partida? La colonia poética peruana en los Estados Unidos es numerosa y fértil. Santiváñez quizá incida en cierto tipo de manejo verbal, por lo menos entre la comunidad hispanoparlante. Ese sería un reto que esperamos leer con ansias. [Enrique Sánchez Hernani]
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