jueves, 20 de enero de 2011

NIGRUBLANCU DE SALOMÓN VALDERRAMA, POR VÍCTOR CORAL


Los críticos extranjeros consideran el llamado neobarroco no solo como el formato que domina el espectro más interesante de la poesía actual; también establecen algunas coordenadas -no siempre coordinadas- donde lo rizomático, la actitud ecléctica, el arrebato y búsqueda lingüísticas son axiales, tanto como los conceptos de inestabilidad, cambio o invasión de temáticas sociales y aún políticas.

El libro que hoy el poeta peruano Salomón Valderrama nos entrega, si bien participa de varias de estas especificaciones, se atiene a una tradición barroca o neobarroco de carácter nacional. Se inscribe en una línea que empieza en la obra de El Lunarejo ("Apologético de Don Luis de Góngora"), continúa con Gamaliel Churata y su "Pez de oro", se condensa de manera deslumbrante en la obra poética de Martín Adán -no sin antes pasar por el tamiz mayor trilceano- y sucede a propuestas tan disímiles como las del Mirko Lauer de "Sobrevivir" y Juan Ramírez Ruiz. Solo esto bastaría para celebrar este acontecimiento poético; pero Valderrama se ha internado además en una exploración del lenguaje del migrante capitalino, tratando de captar sus esencias verbales y mimetizando sus peculiares efluvios conceptuales.

Toda una experiencia poético-lingüístico-antropológica que exige un nivel alto al lector especializado, aunque deja el placer del sonido y de la peculiar eufonía al lego.

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