“El / patio / trasero / del ojo / termina / repleto / de trastos / que ves / en la tele / visión”, anota Andrés Anwandter en lo que, siendo rigurosos, podríamos llamar el quinto poema de Banda Sonora (Calabaza del Diablo), su nuevo libro. Se trata de un tomo pequeño: 14 poemas y 6 ilustraciones en blanco y negro fechadas entre 2002 y 2006, que se extienden por 56 páginas. Más allá de sus medidas, es algo así como el residuo del día a día que se cuela –y desaparece- en ese momento antes de quedarse dormido.
Miembro de esa generación difusa que formaron los poetas de los 90, Anwandter (32) ha publicado El Árbol del Lenguaje en Otoño (1996), Especies Intencionales (2001) y Square Poems (2002). Y en su obra se nota el influjo de poetas como Enrique Lihn y Gonzalo Millán. Junto a Kurt Folch, Felipe Cussen, Felipe Ruiz y David Bustos, entre otros, es parte del Foro de Escritores (http://www.fde.cl/), un taller de poesía que experimenta con la visualidad. Banda Sonora también es eso: páginas de imágenes que en el menor de los casos son ilustraciones, y en la mayoría, poemas.
Dispuestos sin puntuaciones y en versos de un máximo de tres palabras, primero los poemas de este libro son franjas de letras casi hipnóticas y luego –con eso en cuenta- relatos de horas aparentemente perdidas, o del fin de un asado, o de un cuadro de Rugendas, o del eco constante de la “televisión”. Banda Sonora es como un ruido de fondo, un chirrido algo melancólico escrito a ritmo incesante. O algo así: “Bosquejos / que el ojo / desecha / y la siesta / más tarde / recicla”.
Escrito por Roberto Careaga C. en suplemento "Cultura" de La Tercera (17/12/2006)
Tomado de http://lacalabazadeldiablo.blogspot.com/
No hay comentarios.:
Publicar un comentario