Aquí los dejo con un poema de Enrique Verástegui que salió publicado en la Antología de la poesía peruana TOMO II (1973) de Alberto Escobar. Nos vemos este miércoles 5 de agosto a las 5:30 p.m. en la sala José Maria Arguedas de la Feria del Libro 2009 (Cruce de Avenida Javier Prado con Aviación). Enrique presenta su nuevo libro Teoría de los cambios coeditado por Sol negro editores y Cascahuesos. Los presentadores serán José Pancorvo y Miguel Ildefonso:
Es la hora de la pesadilla:
una garra interna ha ido cogiéndome las manos
y nublado mi visión del Paraíso
en los parques.
Yo qué papel desenredo
en medio
de todo este enredo
que es vivir como Nabucodonosor
en Lima
con la luna colgando encima de nosotros.
¡Peligro!
en caso de incendio marcar el 014:
huyendo del contacto de la gente
un atrapado en las esferas sicóticas
rodando
sol negro
en mitad del incendio lunar
profeta esquivando a los veloces automóviles de la rutina
y caminando perdido en la calle
todo es oscuro un trozo de viento en la noche
purulento gritando miro mi alma
-no eres nadie en medio del torbellino de estos
años
los años amargos / tus años amargos
(mi naturaleza interior llena de flores extrañas)
entre estas luces claxon señales mortales
-eres un bicho raro
apenas un muchacho enfurecido
como un girasol de Van Gogh
desterrado en una pensión mugrienta
sin saber ya qué es lo que quieres/
cuídate de señalar un camino
tú crea el camino
(o el camino no existe)
todos los caminos conducen a la desesperación
y la desesperación es un camino de luz
-tú aún no me conoces/
rastro en los cielos
¿Me viste elevarme en la oscuridad de tus ojos?
aún no fue instalado un mundo de seres contrapuesto
a ese otro mundo maníaco de pareceres
Yo esperaba hablarte esta noche
sentado aquí como nadie al borde del auto
en el malecón donde un loco vestido de lila
tenía el rostro de Artaud
sin más palabras que mi bufanda anudada
a los ojos
y con una canción que te ofrezco
en tu hora de la profecía maldita.
Es la hora de la pesadilla:
una garra interna ha ido cogiéndome las manos
y nublado mi visión del Paraíso
en los parques.
Yo qué papel desenredo
en medio
de todo este enredo
que es vivir como Nabucodonosor
en Lima
con la luna colgando encima de nosotros.
¡Peligro!
en caso de incendio marcar el 014:
huyendo del contacto de la gente
un atrapado en las esferas sicóticas
rodando
sol negro
en mitad del incendio lunar
profeta esquivando a los veloces automóviles de la rutina
y caminando perdido en la calle
todo es oscuro un trozo de viento en la noche
purulento gritando miro mi alma
-no eres nadie en medio del torbellino de estos
años
los años amargos / tus años amargos
(mi naturaleza interior llena de flores extrañas)
entre estas luces claxon señales mortales
-eres un bicho raro
apenas un muchacho enfurecido
como un girasol de Van Gogh
desterrado en una pensión mugrienta
sin saber ya qué es lo que quieres/
cuídate de señalar un camino
tú crea el camino
(o el camino no existe)
todos los caminos conducen a la desesperación
y la desesperación es un camino de luz
-tú aún no me conoces/
rastro en los cielos
¿Me viste elevarme en la oscuridad de tus ojos?
aún no fue instalado un mundo de seres contrapuesto
a ese otro mundo maníaco de pareceres
Yo esperaba hablarte esta noche
sentado aquí como nadie al borde del auto
en el malecón donde un loco vestido de lila
tenía el rostro de Artaud
sin más palabras que mi bufanda anudada
a los ojos
y con una canción que te ofrezco
en tu hora de la profecía maldita.
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