Resulta ya una verdad inapelable que para publicar poesía en el Perú se requiera, hoy más que nunca, de un inexorable espíritu quijotesco. Víctor Ruiz y Bruno Polack ostentan, por suerte, una marcada tendencia de ir contra las leyes del mercado -aquellas que prefieren las bondades comerciales de la narrativa-, además de una desbordada e incuestionable pasión por la poesía. No sólo lo evidencian sus respectivas vocaciones líricas (ambos son poetas de talento), sino, fundamentalmente, su proyecto editorial: léase, Lustra Editores.
Ellos acaban de publicar, gracias a una coedición con el Centro Cultural de España, la Colección Piedra/Sangre. Se trata de un pack poético que incluye quince títulos inéditos de quince poetas peruanos y jóvenes. Podemos mencionar, entre los más conocidos, a Diego Lazarte, Paul Guillén, Miguel Sanz Chung, Alessandra Tenorio y José Agustín Haya de la Torre, además, claro, de Ruiz y Polack.
EL ORIGEN. Víctor Ruiz recuerda la génesis del proyecto: Éramos cinco o seis personas que queríamos publicar y decidimos hacer algo más grande e invitar a otras personas que consideramos importantes para publicar algo más o menos significativo de lo que nosotros hemos vivido desde comienzos del 2000. Es evidente que no existe una intención antologadora; por el contrario, se trata de la conjunción temporal de las propuestas individuales de un grupo de poetas de una misma generación.
Ellos acaban de publicar, gracias a una coedición con el Centro Cultural de España, la Colección Piedra/Sangre. Se trata de un pack poético que incluye quince títulos inéditos de quince poetas peruanos y jóvenes. Podemos mencionar, entre los más conocidos, a Diego Lazarte, Paul Guillén, Miguel Sanz Chung, Alessandra Tenorio y José Agustín Haya de la Torre, además, claro, de Ruiz y Polack.
EL ORIGEN. Víctor Ruiz recuerda la génesis del proyecto: Éramos cinco o seis personas que queríamos publicar y decidimos hacer algo más grande e invitar a otras personas que consideramos importantes para publicar algo más o menos significativo de lo que nosotros hemos vivido desde comienzos del 2000. Es evidente que no existe una intención antologadora; por el contrario, se trata de la conjunción temporal de las propuestas individuales de un grupo de poetas de una misma generación.
¿Afinidades entre los autores? Bruno Polack ensaya una respuesta y encuentra en la figura de Ezra Pound una lectura común. "Leyendo todos los libros observamos lecturas en común -apunta, Polack-. Pound es una lectura que ha retornado. Lo era en la Segunda Guerra Mundial y deja de serlo por problemas políticos. Pero ahora se le está releyendo de una manera alucinante". "Y si hay puntos de conexión en temas particulares, creo que se trataría del tema de un sujeto sintomático, enfermo, que además es una gran alegoría de esta sociedad que ya no da para más", remarca Ruiz. Sin embargo, a pesar de lo lúgubre del horizonte, aún se trazan versos que irrumpen con inusitada luminosidad las noches más oscuras. Y eso se agradece.
Fotografía: Gisella San Miguel
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