domingo, 29 de enero de 2017

Pintura roja de Willy Gómez Migliaro, Por: Luis Paredes

Hablar de un poemario que ha marcado sensiblemente el imaginario de alguien, es complicado...Y más cuando el poeta es alguien tan cercano en el entorno intelectual limeño.

Pintura Roja de Willy Gómez Migliaro es un poemario que impacta por su sentido críptico y transparente a la vez, su voz se metamorfosea en varias entonaciones dispares, pero que conjugan el sentido de la contemporaneidad poética:

la distancia apunta y recuesta su panorama

Sin embargo, es fácil ubicar un derrotero existencial en el libro de Willy, como es fácil convivir con estas imágenes que se superponen a lo real y lo reinventan:

una calle
las prisiones sus contornos aplastan el cráneo del diablo
la casa de los vientos la niebla de agosto
trasplantan un trayecto de escuchar la llegada de las moras
de hacer de zorzal de hacer deseo de hacer de santo

Las resoluciones son inesperadas, pero habitan en el lenguaje de los sueños, como ramificaciones que se van adhiriendo a la realidad de las convenciones modificándolas, variando el sentido de sus últimas connotaciones y preñándolas de vuelo:

(...) sea una alabanza de la memoria
sucesión brillante
idea si viste masa
se junta nube se junta sol se idolatra una personalidad extraña
de ser semejantes a la hora de triunfar
si quedáramos así de aquí a un inicio
de pasado que contenga el acto
podríamos raspar lo que hay dentro

La poesía de Migliaro, abordándolo por su matriz italiana es rebelde, se resiste al encasillamiento fácil, pero es dócil al encabalgamiento de ideas proteicas, de indudable armazón surreal, cosa que hace del poeta un imán de connotaciones novedosas, cuya irrealidad tropieza con una permanente decantación de lo vivido:

cadáveres
peludos chatos frágiles
hechos similares del dios que sale de un cuerpo
sus incrustaciones
nada de pactos cada quien
invierte
o se convierte
probablemente esperando resistir
o decir esto es un ave salvación
pensando en el desorden de objetos que zumban
frente al cuadro
(...)

La realidad no es color de rosa, por el contrario, con el devenir de los versos se va convirtiendo en color de hormiga, ¿será que el tiempo que vivimos no da para más? La respuesta de Gómez Migliaro no se hace esperar y es siempre áspera:

y ahí estaremos parados
extendiendo un manantial
un basurero también

La historia sigue siendo como en anteriores poemarios una aliada en la construcción de los versos de este libro. Una aliada que a cada paso instala su huella de tiempo y a cada instante recibe su detallada versión de los hechos acontecidos que son metamorfoseados por el poeta:

o hacer memoria u
olvidar lo que pasa y por nuestro y que nos recuerda
al indeterminado próximo
al juntar la idea de un campo allí
no construye historia sino sueño afectuoso

Al final la poesía de Willy Gómez apuesta por una rebeldía formal que visualiza una rebeldía ética, renacida en el propio centro de su propuesta como una luz que informa las nuevas vibraciones de la poesía peruana, un campo poblado de flores multicolores, donde se perfilan la voluntad y el deseo:

lanzas trapos negros cuchillos
experimentos de torcimientos de imagen
del pasado y su acción política
de tres en un acercamiento desde la esquina
de tres vistiendo una jaula de palabras

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