La aventura neo-barroca del joven poeta peruano Salomón Valderrama brilla por todo lo alto en su breve manojo de poemas titulado Amórfor. Heredero de una tradición cuya cima parece ser Martín Adán, nuestro autor la maneja con osadía y originalidad, ya que no es fácil inmiscuirse en formas clásicas como el soneto, o el cuasi-soneto para el caso que nos ocupa, ya que Valderrama no sólo cumple el mandato de los dos cuartetos & dos tercetos que ordena el canon, sino que –a veces- caprichosamente agrega un verso más a las dos estrofas finales del texto, cuando no se explaya en rimadas secuencias a su gusto particular. El resultado salta a la vista (y a la lectura).
Estamos ante un muy bien configurado universo verbal que despliega sus imágenes en torno a los eternos temas de la poesía. El amor y la muerte. La poesía y el arte y el arte de matarte. La belleza y la rosa, la rosa de la mente. Rosa de teoría –Adán dixit-. Dios, Buda y la religión (en el sentido refinado de religare). El sueño y la vigilia y por ahí los ríos profundos de Arguedas, pero que aquí son ríos prohibidos como el majestuoso Urubamba por ejemplo.
Desde los primeros versos asistimos a una crítica del mundo real desde la posición de la poesía: Elevación, maldición que me contempla / Trastocar en frágiles economías para terminar reivindicando siempre la escritura por más proscrita que ella esté en esta sociedad: Lacra o impura loca del estilo. Por eso la crítica social puede tornarse –a su modo- política: Almorzar belleza incomida y desterrada y levantar una alambicada estructura de lenguaje que pueda defendernos y enfrentarse a la gran ofensa de la realidad: Amental, correr por poesías negativas. / Utópica, tamérica, denti encarcelado; / Etolizar televisor: Color endiosado. / Dolotor del mar grisente de cosas vivas. Como puede notarse, Valderrama se muestra diestro en recoger la maestría barroca y nos la devuelve a través de su propio tono renovada, fresca como una lechuga, fusionando (cual música-barrio) a Manco, Tomás Moro y al Humano (así con H mayúscula).
Pero la impronta vanguardista de esta poesía no se queda allí (Hasta soneto no hereditario no viviera) sino que avanza por intrincadas búsquedas, como la de un cierto nuevo idioma en que están escritos el poema dedicado a Chrystian Zegarra y algunos epígrafes o versos sueltos, suerte de español trastocado que se aproxima al trobar clus o a un lúdico galaico-rimense y que se nos presenta con su respectiva traducción, salvo error u omisión.
Panca dulce esta nueva poesía de Salomón Valderrama está lista para ser degustada en bares donde no se hable de literatura. O como él dice en un terceto: Y mejor, aún, pensar atacar mujer, noche / Disfrutar en las laderas puta, como coche / Cargar ataúd, Cielo, de virgen alumbrada. Porque de acuerdo a lo que ya sabemos desde la época de la tríada fundadora de la poesía moderna –Baudelaire, Rimbaud, Mallarme- escribir es como afirma Valderrama masturbar bellezas. Cierto, pero qué belleza!.
[26 de diciembre de 2007, en el Estado Jardín, escuchando Memory almost full, de Paul]
5 comentarios:
damasiado elogio para un poeta que no piensa en otra cosa que planear su muerte
tristan
no creo que sea demasiado elogio Amorfor es un libro que en apariencia parte de una forma cerrada como el soneto pero se inscribe desde un neovanguardismo como un barroco a la peruana lleno de panca, violacion y muerte!
Salomón Valderrama es un gran poeta que se aleja y se rebela con la poesía actual que no hace más que ser la puta de verso libre, libertino, ordinario. Lo que hace que cualquier imbécil vago o estudiante de literatura u otra profesión escriba algunas líneas que en su caso no son el negro aceite de la sabiduría ni de la locura, para luego ofuscado se diga: soy poeta. Poeta fácil.
José
me parece muy glacial, muy fria esta poesia. quiza por q escoge demasiado las palabras y no suelta la pluma, quiza porque me parece rebuscada; pienso, creo.
Luis Miguel
Me parecen poemas interesantes. Transmiten una emoción extrañamente gélida y, al mismo tiempo, quebrantadora, física.
Ricardo
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