Guillotina
Hernández (Cd. Juárez, Chih, México, 1994). Es un individuo que ha intentado
“comer de todo” dentro del área de humanidades (teatro, Literatura, Historia).
En 2014 realizó el texto dramático “Este título fue acribillado” que cerró el
Festival de Teatro de la Ciudad, montaje a cargo de Hybris Teatro. Ha participado en diversos talleres
literarios como Tinta Roja y Lugares Comuness, entre otros. Entre sus proyectos
personales se encuentra la creación de un fanzine llamado “Zeptentrión”.
Actualmente experimenta con la escritura creativa, en la promoción de eventos
culturales independientes; también forma parte del colectivo de teatro
callejero de crítica social “Sfondo di Merda” fundado en 2015 y coordina el
fanzine “Laboratorio Klandestino”.
Mr. Reeves
Soñé
que Keanu Reeves se moría
lo
supimos por las noticias
en
una acrobacia, mientras filmaban Matrix 4.
mis
padres se llenaron de lágrimas,
hicieron
una carne asada en su honor
con
salchichas para asar, rojas fosforescentes
rojo
violento, como la sangre derramada
que
Keanu Reeves tuvo al caerse
voy
a la panadería y pienso en la muerte
¿qué
soy en la memoria de todos?
no
saldré en los noticieros cuando muera
no
soy Keanu Reeves
por
eso vuelvo a casa y busco mi nombre en Google
para
darme cuenta de que aparece mi foto y mi dirección
soy
conocido por desconocidos
y
eso me da paranoia
ahora
cuando duermo oigo pasos cada hora
no
puedo ya ni orinar solo
porque
alguien me mira de la regadera
bueno
fuera si es un fantasma
pero
yo sé que es alguien vivo
que
se oculta en la casa
y
no solo en la mía.
Ojalá
y yo fuera Keanu Reeves
o
Will Smith o Robert de Niro
Para
poder publicar en TV y Notas
que
hay un intruso en mi casa.
Ojalá
y mejor yo fuera el intruso
Para
no tener miedo de los intrusos…
Ambrosia Martínez es
terrorista del nuevo siglo.
Le
da “me divierte” a estados solemnes, se masturba con selfies de preparatorianas que no tiene agregadas. Se pasea por las
calles del centro buscando drogadictos para avisarle a la policía, roba ropa de
segunda mano y donas que cuestan un peso, en el autobús le pone el pie a las
embarazadas, hace chistes de paralíticos. Finge estar dormida cuando llaman a
su puerta, sobre todo a su abuela que tiene una pierna, trabaja en la
maquiladora en recursos humanos, se mete al baño tres horas cuando hay
contrataciones, pone el seguro y se sienta en el escusado, dice que tiene
problemas de estreñimiento, aunque su digestión sea la mejor del norte. Le
dedica las tres horas a reportar blogs de literatura desde su celular; odia el
rock y el rap y el trap y la clásica y todo lo que se llame música, odia el
arte y las escuelas de humanidades, odia a los jóvenes, odia la literatura, el
único libro que le gusta es la biografía de Mussolini, de él tiene posters y
figuras coleccionables que a veces saca de madrugada en el balcón de su casa,
mientras ondea una bandera diseñada por ella, de un país imaginario con un
gobierno imaginario, grita consignas en un idioma imaginario y le dispara a los
gatos con su rifle de postas. Ambrosia Martínez, ¿qué fue de ella?, supe que
salió en el periódico, en una camilla bajo una cobija blanca y que los forenses
registraban su casa.
Parque acuático
Parque
acuático/ ¿faros?
¡Faros!
/ Sin filtro
Espejismos
en el borde
palomas
y martillos
sobre
las trizas, doritos, muelas de cemento
la
carne asada llena de aserrín
marinados
los cuerpos de piscina
dos
mandíbulas tragan orina
las
sustancias meciéndose en cloro
Raulito
encima del trampolín
con
las piernas temblorosas
goteras
del traje de baño
la
tierra hecha lodo (en la superficie)
el
nubarrón que la arroja (a la piscina)
tapaderas
y fichas, decadencia
dobleces
de aluminio acosan el zacate
zacate/
¡sácate de ahí!
grita
la madre al hijo
la
parte honda de la alberca
donde
depreda el miedo infantil
ahogarse
hasta en la mente
dibujar
tiburones en el fondo
Faros/
¡faros sin filtro!
y
sin filtro también la piscina
contenedor
de desperdicios
atardecer
industrial, con el sueño como juego
el
faro mojado, flotan los envases de caguama
el
tío que apaga el asador
llorando de su esposa en la cárcel
sin
bloqueador, con la espalda carcomida
tanto
silencio que incluso el aire
se
calla a sí mismo
Y
la abuela, en el fondo, dormida
Soñando
con cocodrilos y pantanos verdes…
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