¿Cuántos día más para que las Instituciones de la República asuman su responsabilidad sobre los acontecimientos en Oaxaca? ¿Cuántos muertos más para regresar a la vida civilizada? ¿Cuántos heridos para sabernos vulnerables? ¿Cuántos autobuses quemados para viajar a la noche sin retorno? ¿Cuántas calles bloqueadas para no salir de los abismos que hemos cavado? ¿Cuántos desempleados más por la crisis política y que ahora se emplean en cultivar un campo de alfalfa tan parecido a la esperanza? ¿Cuántos negocios quebrados o en vía de hacerlo? ¿Cuántas antenas y equipos de transmisión destruidos? ¿Cuántas estaciones de radio y tv tomadas? ¿Cuántas madrizas enla calle para espías y sospechosos de todo o de nada? ¿Cuántas cancelaciones en hoteles grandes, medianos y chicos? ¿Cuántas inversiones y empleos que dijeron“adiós” a Oaxaca? ¿Cuántas viudas y huérfanos más senecesitan para reaccionar? ¿Cuántos medios de comunicación hay que cerrar para comunicarnos con los depositarios de nuestro Contrato Social? ¿Cuántos detenidos hay que hacer para detener el cálculo político de nuestros servidores públicos? ¿Cuánta tortura necesita este hermoso estado para que la Verdad diga la verdad como lo niños dicen “tengo hambre” o “el cielo es azul como una naranja? ¿Cuánta locura es la prudente para que los habitantes de Oaxaca salgamos a la noche delirante y digamos, a quien se nos cruce, “buenos días”, con un cuerno de chivo? ¿Cuánto cinismo? ¿Cuánta estupidez? ¿Cuánto derroche de buena voluntad para dialogar con lobos sobre la costumbres de los corderos? ¿Cuántas aulas vacías donde, ahora mismo, grillos y hormigas tararean el estribillo aquél de “Estaba la pájara pinta…”? ¿Cuánta inconformidad conforme de que aquí “no pasa nada” cuando en el mismo aire se siente el miedo colectivo? ¿Cuántas invocaciones a la Ley, al Estado de Derecho, a la Vida Institucional cuando cada minuto tapamos un pozo de agua y, no obstante, se ahogan dos o tres niños en ese mismo lapso? ¿Cuántos porros? ¿Cuántos aviadores? ¿Cuántos pescadores enriqueciéndose de este río revuelto? ¿Cuántos Presidentes de la República pedimos para que, desde la razón del bien común, comience a resolver esta crisis? ¿Cuántos Secretarios de Gobiernos entonces? ¿Cuántas Cámaras de Senadores y Diputados? ¿Hasta Cuándo…
Ernesto Lumbreras
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