domingo, 17 de enero de 2010

Sigilosos Poemarios por Abelardo Oquendo

En el mediocre verano de 2009 apareció en Lima un libro, publicado por tRpode Editores y diseñado por Rodolfo Loyola, en cuyas tapas de rojas rayas verticales no figura letra alguna. Apareció rigurosamente innominado y anónimo. En la imperceptible primavera del mismo año llegó a las librerías limeñas otro volumen similar en su desdén por declarar exteriormente su autor y título.

Encuadernado en grueso cartón gris, solo mirando con detenimiento su tapa resultan perceptibles los diminutos caracteres en bajorrelieve que dicen eso: caracteres. Impresas en plata sobre su lomo negro hay estas letras: ejl, en lo alto, c al centro y aub en lo bajo, identificables estas últimas, por los conocedores, como sigla de Álbum del Universo Bakterial. Así, en los extremos del año pasado, hubo un par de rebrotes de ese pudor –o de esa incitación al develamiento– que de cuando en cuando se da entre nosotros en libros de poesía, lo cual suele tomarse como anuncio de que entre esas tapas silentes algo romperá también con lo establecido.

Y no es lo habitual lo que ofrece Emilio J. Lafferranderie en los breves y austeros poemas de Caracteres. Y tampoco, dentro de su índole, el poemario de Cecilia Vicuña editado por tRpode. Poeta, artista visual y cineasta chilena, Vicuña presenta aquí una muestra del transcurso de su obra poética.

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