Lima, 23 dic (Agencia EFE).- Iconoclastas y vanguardistas, los integrantes del grupo Hora Zero dinamitaron en los años setenta las bases de la poesía peruana, en una propuesta que trascendió fronteras y se ganó la adhesión del célebre Roberto Bolaño.
La historia de este movimiento ha sido rescatada por el poeta y periodista Tulio Mora, uno de sus miembros, en el libro "Hora Zero: los broches mayores del sonido", que en casi 700 páginas repasa la obra de más de setenta poetas, narradores, pintores y escultores.
Entre poemas, testimonios, crónicas, cartas, manifiestos y una amplia bibliografía, el volumen pone en relieve la producción de estos artistas y la hasta ahora poco conocida adhesión del joven Bolaño, que se mantuvo vigente hasta la muerte del autor de "2666".
Como ejemplo, Mora detalló a Efe la historia del vínculo con los Infrarrealistas, el grupo integrado por Bolaño y el mexicano Mario Santiago: Arturo Belano y Ulises Lima, sus alter egos literarios en la notable novela "Los detectives salvajes".
Explicó que la "búsqueda continental de identidades, de esa misma rebeldía poética" los llevó al encuentro con el movimiento Infrarrealista, "que no solo se convirtió en un hermano, sino que ellos mismos se calificaron de "horazerianos"".
En el libro, publicado por el Fondo Editorial Cultura Peruana, se pueden encontrar las evidencias del vínculo de Bolaño con reconocidos poetas peruanos como Jorge Pimentel, Enrique Verástegui, Juan Ramírez Ruiz o Tulio Mora.
"Bolaño era un gran admirador de la poesía de Hora Zero y particularmente de la de Pimentel, de Juan Ramírez, de Verástegui y de los que después nos incorporamos; él particularmente, cuando viaja a España, participó en el segundo manifiesto de Hora Zero: Contragolpe al viento", detalló Mora.
El vínculo comenzó hacia 1975, cuando los Infrarrealistas tuvieron acceso a los primeros libros de Hora Zero, llevados a México por la poeta argentina Diana Bellessi.
A partir de entonces comenzó una nutrida comunicación epistolar entre horazerianos e infrarrealistas, que incluyó el intercambio de libros que incrementaron la admiración mutua.
Mora, que luego vivió cinco años en México, recordó que su vínculo con Bolaño se mantuvo cuando este viajó a España, ya que siempre comentaba en un diario limeño los libros que iba publicando el autor de "Putas asesinas", por aquel entonces poco conocido en el Perú.
El poeta señala que existía "una hermandad, una identidad como de barrio" entre ellos, que incluso llevó al narrador chileno a ceder los derechos para editar en el Perú su novela "Monsieur Pain", que tiene como protagonista al poeta peruano César Vallejo.
"Nos mandó una carta diciendo que ya que este libro le debía al Perú, porque el personaje central era Vallejo, nos cedía sus derechos para publicarlo acá", detalló Mora, quien buscó editor para la obra, pero uno, cuya identidad prefiere mantener en reserva, "fue tan torpe que al leerlo dijo que era una mala novela".
"Eso fue tres años antes de que (Bolaño) ganase el premio Rómulo Gallegos (1999), y perdimos la magnífica oportunidad de haber sido uno de los primeros países en tener una publicación directa de él, porque solamente en España se publican todos sus libros", acotó.
Pero Bolaño también rindió tributo a sus compañeros peruanos al escribir un elogioso prólogo al libro "Ave Soul", de Jorge Pimentel, al que también dedicó el poema "Extraño maniquí", y su entusiasmo lo llevó a promover dos antologías literarias.
La primera, de 1979, fue titulada por Bolaño "Muchachos desnudos bajo el arco iris de fuego" y recoge la obra de once jóvenes poetas latinoamericanos, entre los que aparecen Pimentel y Verástegui.
La segunda salió en el año 2000 y fue una obra conjunta de Mora y Bolaño que se llamó "Hora Zero, la última vanguardia latinoamericana de poesía", publicada por la editorial venezolana Los Teques.
"Yo quise ponerle como título Hora Zero e Infrarrealismo, y él me dijo que no, ponle Hora Zero nomás, porque todos fuimos en ese tiempo horazerianos", acotó Mora.
Ahora, más de tres décadas después, Mora considera que ese estrecho vínculo se basó en "la rebeldía y el tema del descubrimiento del mundo urbano", que expresaron sus grupos y propuestas literarias.
Con ese mismo espíritu testimonial, confesó a Efe que se siente "algo culpable" por no haber advertido que Bolaño "se estaba despidiendo" en la última carta que les envió, poco antes de su muerte, en el 2003.
Acorde con la trascendencia de los autores, el libro, editado luego de ocho años de trabajo, trata de reflejar la importancia de este movimiento de vanguardia, que le dio "un nuevo rostro a la poesía peruana".
Su trascendencia ha comenzado a ser reconocida, entre otros, por el destacado crítico literario Ricardo González-Vigil, quien afirma que el libro "merece figurar entre las obras más importantes de la poesía en español editadas en el siglo XXI".
La historia de este movimiento ha sido rescatada por el poeta y periodista Tulio Mora, uno de sus miembros, en el libro "Hora Zero: los broches mayores del sonido", que en casi 700 páginas repasa la obra de más de setenta poetas, narradores, pintores y escultores.
Entre poemas, testimonios, crónicas, cartas, manifiestos y una amplia bibliografía, el volumen pone en relieve la producción de estos artistas y la hasta ahora poco conocida adhesión del joven Bolaño, que se mantuvo vigente hasta la muerte del autor de "2666".
Como ejemplo, Mora detalló a Efe la historia del vínculo con los Infrarrealistas, el grupo integrado por Bolaño y el mexicano Mario Santiago: Arturo Belano y Ulises Lima, sus alter egos literarios en la notable novela "Los detectives salvajes".
Explicó que la "búsqueda continental de identidades, de esa misma rebeldía poética" los llevó al encuentro con el movimiento Infrarrealista, "que no solo se convirtió en un hermano, sino que ellos mismos se calificaron de "horazerianos"".
En el libro, publicado por el Fondo Editorial Cultura Peruana, se pueden encontrar las evidencias del vínculo de Bolaño con reconocidos poetas peruanos como Jorge Pimentel, Enrique Verástegui, Juan Ramírez Ruiz o Tulio Mora.
"Bolaño era un gran admirador de la poesía de Hora Zero y particularmente de la de Pimentel, de Juan Ramírez, de Verástegui y de los que después nos incorporamos; él particularmente, cuando viaja a España, participó en el segundo manifiesto de Hora Zero: Contragolpe al viento", detalló Mora.
El vínculo comenzó hacia 1975, cuando los Infrarrealistas tuvieron acceso a los primeros libros de Hora Zero, llevados a México por la poeta argentina Diana Bellessi.
A partir de entonces comenzó una nutrida comunicación epistolar entre horazerianos e infrarrealistas, que incluyó el intercambio de libros que incrementaron la admiración mutua.
Mora, que luego vivió cinco años en México, recordó que su vínculo con Bolaño se mantuvo cuando este viajó a España, ya que siempre comentaba en un diario limeño los libros que iba publicando el autor de "Putas asesinas", por aquel entonces poco conocido en el Perú.
El poeta señala que existía "una hermandad, una identidad como de barrio" entre ellos, que incluso llevó al narrador chileno a ceder los derechos para editar en el Perú su novela "Monsieur Pain", que tiene como protagonista al poeta peruano César Vallejo.
"Nos mandó una carta diciendo que ya que este libro le debía al Perú, porque el personaje central era Vallejo, nos cedía sus derechos para publicarlo acá", detalló Mora, quien buscó editor para la obra, pero uno, cuya identidad prefiere mantener en reserva, "fue tan torpe que al leerlo dijo que era una mala novela".
"Eso fue tres años antes de que (Bolaño) ganase el premio Rómulo Gallegos (1999), y perdimos la magnífica oportunidad de haber sido uno de los primeros países en tener una publicación directa de él, porque solamente en España se publican todos sus libros", acotó.
Pero Bolaño también rindió tributo a sus compañeros peruanos al escribir un elogioso prólogo al libro "Ave Soul", de Jorge Pimentel, al que también dedicó el poema "Extraño maniquí", y su entusiasmo lo llevó a promover dos antologías literarias.
La primera, de 1979, fue titulada por Bolaño "Muchachos desnudos bajo el arco iris de fuego" y recoge la obra de once jóvenes poetas latinoamericanos, entre los que aparecen Pimentel y Verástegui.
La segunda salió en el año 2000 y fue una obra conjunta de Mora y Bolaño que se llamó "Hora Zero, la última vanguardia latinoamericana de poesía", publicada por la editorial venezolana Los Teques.
"Yo quise ponerle como título Hora Zero e Infrarrealismo, y él me dijo que no, ponle Hora Zero nomás, porque todos fuimos en ese tiempo horazerianos", acotó Mora.
Ahora, más de tres décadas después, Mora considera que ese estrecho vínculo se basó en "la rebeldía y el tema del descubrimiento del mundo urbano", que expresaron sus grupos y propuestas literarias.
Con ese mismo espíritu testimonial, confesó a Efe que se siente "algo culpable" por no haber advertido que Bolaño "se estaba despidiendo" en la última carta que les envió, poco antes de su muerte, en el 2003.
Acorde con la trascendencia de los autores, el libro, editado luego de ocho años de trabajo, trata de reflejar la importancia de este movimiento de vanguardia, que le dio "un nuevo rostro a la poesía peruana".
Su trascendencia ha comenzado a ser reconocida, entre otros, por el destacado crítico literario Ricardo González-Vigil, quien afirma que el libro "merece figurar entre las obras más importantes de la poesía en español editadas en el siglo XXI".
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