Destino inmortal que sólo alcanzan algunos escritores peruanos, a pesar que, estando vivos, nadie se acuerda de ellos y muchos viven en la más completa precariedad; y sin embargo, nunca reclaman nada. Tal es el caso de Gamaliel Churata, escritor muy poco valorado en nuestro país, pero pronto a convertirse en un paradigma de la literatura latinoamericana: varias tesis en el extranjero sobre su único libro El pez de oro entre las que destacan la del investigador suizo Thomas Bosshard: Ästhetik der andinen Avantgarde. Gamaliel Churata zwischen Indigenismus und Surrealismus (algo así como Hacia un estética de la vanguardia andina. Gamaliel Churata entre el indigenismo y el surrealismo), publicada en Alemania en el 2002; además de su pronta reedición en nada más y nada menos que la prestigiosa editorial Cátedra de España a cargo de Helena Usandizaga, catedrática de la Universidad Autónoma de Barcelona y especialista en literatura hispanoamericana; son sólo algunos ejemplos de su reivindicación tanto en el mundo académico como en el editorial.
Olvidado también entre la sociedad y la intelectualidad arequipeña, su nombre verdadero fue Arturo Pablo Peralta Miranda, y nació aquí, en Arequipa, el 19 de junio de 1897. Sin embargo, siendo sus padres naturales de esta ciudad y evangelistas, tempranamente lo trasladaron a Puno donde desde su infancia tuvo un gran protagonismo intelectual. Luego —estando una temporada en Bolivia—, entre 1917 y 1919 y bajo el seudónimo de Juan Cajal, editó la revista literaria La Tea; y finalmente, en 1925, luego de su retorno y ya con el seudónimo de Gamaliel Churata, funda junto a su hermano Alejandro (aquel gran poeta que publicara Ande), el grupo Orqopata y el Boletín Titikaka, convirtiéndose desde entonces en los principales centros de agitación intelectual del sur del país. Con colaboraciones de Borges, Mariátegui, Pavletich, Magda Portal, Oquendo de Amat, su hermano Alejandro y César Miró, entre otros; el boletín comenzará a circular por casi todo el planeta.
Años más tarde, en 1932, nuevamente se trasladará —esta vez exiliado— a Bolivia donde vive un buen tiempo; por ello existen muchos paralelismos con su coterráneo Mario Vargas Llosa: ambos son arequipeños sólo de nacimiento, y a pesar que nunca crecieron aquí, los dos emigraron a Bolivia; luego, ambos renunciaron a sus raíces: Churata se declara descendiente de aymaras (“no se es de donde se ha nacido, sino de donde se vino; pues no siempre nace uno donde debiera” escribió), mientras que Vargas Llosa (considerándose cosmopolita, “ciudadano del mundo”) se nacionalizó español para reafirmar su occidentalidad. Quizá parte de estas dos posiciones nos ayuden a comprender los conflictos raciales que existen en nuestro país.
Pero el caso de Churata es más paradójico en el sentido que los arequipeños nunca lo han reclamado como suyo, (contrario al de MVLL); negó su ascendencia occidental, es decir, su casticidad (quizá ahí radique esta negación arequipeña) y se consideró propio de estas tierras (es decir, aborigen) con el fin de reivindicar la cultura quechua y aymara, al mismo nivel de la cultura occidental, a través de una hechura incomprendida: El pez de oro, su inclasificable obra cumbre —publicada tardíamente en Bolivia en 1957— donde mezcla la estructura del teatro, con la poesía, la narración, la filosofía, así como los mitos y leyendas que —construido como un retablo andino— confrontan la oralidad con la escritura en 7 libros que a la vez son solo 1, y en cuyo corpus Churata desarrolla lo que alguna vez ha denominado como Dialéctica del Realismo Psíquico o Alfabeto del Incognocible.
Después de su retorno al Perú, estuvo radicando una corta temporada en Puno, y debido a la enfermedad de uno de sus hijos se trasladó a Lima, también por poco tiempo, pues, Churata murió allí sorpresivamente en noviembre de 1969 dejando una gran cantidad de artículos dispersos en varios diarios (se dice que son más de seis mil), así como gran parte de su obra inédita y casi desaparecida, debido a sucesos tales como el de 1932 cuando, antes de ser deportado, al sufrir las represalias por parte de algunas autoridades de Puno, los gendarmes le quitaron su biblioteca e incendiaron su casa.
Y sin embargo, con su muerte no acabaría la biografía de este iluminado de las letras peruanas, pues, finalmente, cabe señalar como última anécdota que once años después de su muerte, su cadáver fue trasladado a Puno para un segundo sepelio en la Apacheta de los Amautas; y luego, como si el “cadáver continuara exiliándose”, dieciséis años más tarde, nuevamente fue exhumado para ser enterrado definitivamente en el Cementerio de Laycacota. Aquí, hasta ahora sólo ha sido estudiado parcialmente por Miguel Ángel Huamán (Fronteras de la escritura. Discurso y utopía en Churata, 1994), y Manuel Pantigoso (El ultraorbicismo en el pensamiento de Gamaliel Churata, 1999). «El hombre es todo en uno o no es» había dicho en el primer capítulo de su libro; y así fue y sigue siendo para nosotros el gran Churata.
* Publicado en el semanario El Búho (24 de mayo de 2009)
CÁLIDO HOMENAJE:
Varias instituciones de nuestra ciudad entre las que destacan la editorial Cascahuesos, el Instituto de Estudios Sociales del Sur y bajo el patrocinio de la Municipalidad Provincial de Arequipa, le rendirán un cálido homenaje este jueves 28 y viernes 29 de mayo a través de un ciclo de conferencias denominado “Batalla en torno a Churata”. Los especialistas que estarán en la mesa de debate son:
Helena Usandizaga (UAB-España).
José Gabriel Valdivia (UNSA-Arequipa).
Bladimiro Centeno (UNA-Puno).
Juan Wilfredo Yufra (IES-Arequipa).
José Luis Velásquez Garambel (UNA-Puno).
Richard Montoya Humpiri (UNSA-Arequipa).
La cita es a partir de las 6:00 p.m. en el Auditorio Principal del Palacio Municipal de la Municipalidad Provincial de Arequipa.
El inicio de las conferencias se realizará con el ingreso de un grupo de sicuris, tal como le gustaba a Churata, y además se proyectará un video sobre varios aspectos de su vida.
Olvidado también entre la sociedad y la intelectualidad arequipeña, su nombre verdadero fue Arturo Pablo Peralta Miranda, y nació aquí, en Arequipa, el 19 de junio de 1897. Sin embargo, siendo sus padres naturales de esta ciudad y evangelistas, tempranamente lo trasladaron a Puno donde desde su infancia tuvo un gran protagonismo intelectual. Luego —estando una temporada en Bolivia—, entre 1917 y 1919 y bajo el seudónimo de Juan Cajal, editó la revista literaria La Tea; y finalmente, en 1925, luego de su retorno y ya con el seudónimo de Gamaliel Churata, funda junto a su hermano Alejandro (aquel gran poeta que publicara Ande), el grupo Orqopata y el Boletín Titikaka, convirtiéndose desde entonces en los principales centros de agitación intelectual del sur del país. Con colaboraciones de Borges, Mariátegui, Pavletich, Magda Portal, Oquendo de Amat, su hermano Alejandro y César Miró, entre otros; el boletín comenzará a circular por casi todo el planeta.
Años más tarde, en 1932, nuevamente se trasladará —esta vez exiliado— a Bolivia donde vive un buen tiempo; por ello existen muchos paralelismos con su coterráneo Mario Vargas Llosa: ambos son arequipeños sólo de nacimiento, y a pesar que nunca crecieron aquí, los dos emigraron a Bolivia; luego, ambos renunciaron a sus raíces: Churata se declara descendiente de aymaras (“no se es de donde se ha nacido, sino de donde se vino; pues no siempre nace uno donde debiera” escribió), mientras que Vargas Llosa (considerándose cosmopolita, “ciudadano del mundo”) se nacionalizó español para reafirmar su occidentalidad. Quizá parte de estas dos posiciones nos ayuden a comprender los conflictos raciales que existen en nuestro país.
Pero el caso de Churata es más paradójico en el sentido que los arequipeños nunca lo han reclamado como suyo, (contrario al de MVLL); negó su ascendencia occidental, es decir, su casticidad (quizá ahí radique esta negación arequipeña) y se consideró propio de estas tierras (es decir, aborigen) con el fin de reivindicar la cultura quechua y aymara, al mismo nivel de la cultura occidental, a través de una hechura incomprendida: El pez de oro, su inclasificable obra cumbre —publicada tardíamente en Bolivia en 1957— donde mezcla la estructura del teatro, con la poesía, la narración, la filosofía, así como los mitos y leyendas que —construido como un retablo andino— confrontan la oralidad con la escritura en 7 libros que a la vez son solo 1, y en cuyo corpus Churata desarrolla lo que alguna vez ha denominado como Dialéctica del Realismo Psíquico o Alfabeto del Incognocible.
Después de su retorno al Perú, estuvo radicando una corta temporada en Puno, y debido a la enfermedad de uno de sus hijos se trasladó a Lima, también por poco tiempo, pues, Churata murió allí sorpresivamente en noviembre de 1969 dejando una gran cantidad de artículos dispersos en varios diarios (se dice que son más de seis mil), así como gran parte de su obra inédita y casi desaparecida, debido a sucesos tales como el de 1932 cuando, antes de ser deportado, al sufrir las represalias por parte de algunas autoridades de Puno, los gendarmes le quitaron su biblioteca e incendiaron su casa.
Y sin embargo, con su muerte no acabaría la biografía de este iluminado de las letras peruanas, pues, finalmente, cabe señalar como última anécdota que once años después de su muerte, su cadáver fue trasladado a Puno para un segundo sepelio en la Apacheta de los Amautas; y luego, como si el “cadáver continuara exiliándose”, dieciséis años más tarde, nuevamente fue exhumado para ser enterrado definitivamente en el Cementerio de Laycacota. Aquí, hasta ahora sólo ha sido estudiado parcialmente por Miguel Ángel Huamán (Fronteras de la escritura. Discurso y utopía en Churata, 1994), y Manuel Pantigoso (El ultraorbicismo en el pensamiento de Gamaliel Churata, 1999). «El hombre es todo en uno o no es» había dicho en el primer capítulo de su libro; y así fue y sigue siendo para nosotros el gran Churata.
* Publicado en el semanario El Búho (24 de mayo de 2009)
CÁLIDO HOMENAJE:
Varias instituciones de nuestra ciudad entre las que destacan la editorial Cascahuesos, el Instituto de Estudios Sociales del Sur y bajo el patrocinio de la Municipalidad Provincial de Arequipa, le rendirán un cálido homenaje este jueves 28 y viernes 29 de mayo a través de un ciclo de conferencias denominado “Batalla en torno a Churata”. Los especialistas que estarán en la mesa de debate son:
Helena Usandizaga (UAB-España).
José Gabriel Valdivia (UNSA-Arequipa).
Bladimiro Centeno (UNA-Puno).
Juan Wilfredo Yufra (IES-Arequipa).
José Luis Velásquez Garambel (UNA-Puno).
Richard Montoya Humpiri (UNSA-Arequipa).
La cita es a partir de las 6:00 p.m. en el Auditorio Principal del Palacio Municipal de la Municipalidad Provincial de Arequipa.
El inicio de las conferencias se realizará con el ingreso de un grupo de sicuris, tal como le gustaba a Churata, y además se proyectará un video sobre varios aspectos de su vida.
3 comentarios:
y tú cómo sabes que a Churata le gustaban los Sicuris? el hablá de Strauss en El pez de oro, entérate.
Paolito
Este muchacho es un bluff total, que tiene que ver lo racial con lo biografico en churata y vargas llosa, ademas, el muchacho, dice que estos dos ejemplos ayudarian a develar, y deja entrever que entender, este racismo peruano, o, a su modo de ver, siempre tan regionalista y, mas que eso, provinciano (ninguno de estos dos terminos tienen connotaciones racionales, aplicados a cordova, si en cambio, de falta de vision, de apertura), "racismo limeño". Hasta cuando el asunto racial va a ser una excusa para sujetos como este, sin ningun aoprte que orecer, para tener un lugar de enunciacion, so pretexto de la bendita "inclusion"?
A churata seguramente le gustaba tanto Strauss como la música de sikuris, en 1949 publica en el diario "Última hora" de La Paz, un artículo que titula "Música de la tierra", que nos revela algunas pistas al respecto... También me parece forzado el paralelismo que se establece entre Churata y Vargas Llosa para explicar los conflictos raciales en el Perú... Respecto a los últimos trabajos en torno a Gamaliel, está bien nombrar a Bosshard, Pantigoso y a Huamán, pero se olvida o no se conoce el gran trabajo del mexicano Arturo Vilchis, recién publicado, "Arturo Peralta, travesía de un itinerante", que es un viaje por la azarosa biografía de Gamaliel, en especial su larga estancia en Bolivia donde maduraría esa maravilla: El Pez de Oro, el primero de una serie de obras (aún inéditas) que él mismo denominará: "La epopeya del hombre-animal".
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