viernes, 17 de marzo de 2006

EUROPA ESTÁ INTERESADA EN LA LITERATURA PERUANA


Hoy (viernes 17 de marzo), a las 7 p.m., José Morales Saravia presentará su libro Oceánidas, compilación poética, que incluye nuevos textos. El poeta viene de Alemania, donde ha desarrollado su carrera académica. La presentación será en el Instituto Raúl Porras Barrenechea (Colina 398, Miraflores).
Llegué en marzo del año 81 a Berlín y fue toda una experiencia. Berlín Occidental era una pequeña isla amurallada en medio de la República Democrática Alemana pero, también, era una ciudad en efervescencia, con muchas escenas juveniles artísticas, teatrales, musicales. En ese momento se discutía sobre la multiculturalidad, pues había mucha gente de diferentes países. Además, de los dos millones de habitantes de la ciudad, 250 mil eran turcos", recuerda José Morales.

¿Cómo fueron sus primeros años?
Fueron un descubrir la ciudad y tener contacto directo con la cultura pictórica expresionista; también fue sentir la experiencia de la Segunda Guerra Mundial, pues, en ese entonces, todavía muchos edificios tenían huellas de balas y, cada cierto tiempo, excavando se encontraba alguna bomba que no había explotado.
¿Por qué se quedó?
Para mí representó abrirme un horizonte académico. Estuve trabajando sobre escritores peruanos; tengo varios libros que reúnen textos sobre Vallejo, Vargas Llosa o Mariátegui, y tengo una edición bilingüe de Westphalen, con una introducción mía.
¿Qué experiencia le dio vivir allá?
Yo compartí la vida con gente muy diversa. Vivía en una residencia de estudiantes entre los que estaba un sikh, un griego, iraníes, personas de Ghana y alemanes, por supuesto. Tenía un compañero que era de Kuwait, de origen palestino, y, luego, llegó un estudiante judío americano. Y el espíritu era internacional.
Usted siguió el Perú a través de su literatura. ¿Cómo se veía desde allá?
A partir del boom hubo, en Alemania, una fuerte presencia de la cultura latinoamericana y peruana -recordemos que no hay vínculos históricos entre Alemania y el Perú-. Lo curioso es que en los años 90 se produce una eclosión de la literatura peruana y aparecen libros como País de Jauja, pero también las novelas breves de Mario Bellatín, Iván Thays o Mirko Lauer. Yo publiqué un libro de entrevistas a escritores peruanos como testimonio de este brote, que empezó en los 90 y que no acaba hasta ahora.
¿Se refiere a los premios?
Claro. Acaban de darle un premio a Santiago Roncagliolo, le dieron otro antes a Alonso Cueto y, previamente, Jaime Bayly quedó con una mención honrosa importante. Y el mundo académico en Alemania no está ajeno a este interés.
¿Y qué cree que encuentran en estas novelas?
En Alemania, cuando pasó el boom, fueron los estudiantes jóvenes, sobre todo, los que se preguntaron qué había de nuevo, pues los temas típicos del boom perdieron asidero en las experiencias que se estaban empezando a vivir allá, como la caída del Muro o la reunificación alemana.
Es difícil verlo desde aquí también.
El tema de la identidad se ha olvidado; del realismo se ha saltado a nuevos géneros; las propuestas narrativas que pretendían abarcar grandes capas de la realidad han desaparecido también, se prefiere abordar al individuo. Sin embargo, eso no significa que no haya obras ambiciosas. A esto hay que sumar temas, en el caso peruano, que no existían en el boom -como la experiencia de la violencia vivida en los 80 y, luego, la corrupción y el autoritarismo de los 90- y que estaban esperando ser trabajados. Ahí están precisamente La hora azul, de Cueto, y la obra premiada de Roncagliolo, que aceptaron el reto de trabajar narrativamente aquellos problemas. Ese nuevo material no solo interesa a los escritores peruanos sino a los europeos; por eso las premian.
¿Estos temas tendrían asidero con lo que sucede hoy en el mundo?
Sí. Por ejemplo, nosotros ya conocemos la experiencia del terrorismo, que actualmente se presenta en las grandes capitales asociado a la cultura islámica. El gran reto mundial del siglo XXI es desarrollar formas de comunicación, de diálogo positivo, entre parcelas tan heterogéneas como son el mundo islámico y Occidente. Y ese fenómeno intercultural se da también en la tradición del Perú.
¿Tantos años en el extranjero no lo han hecho sentirse desarraigado?
El único pasaporte que tengo, después de tantos años en el extranjero, es el peruano, y he querido insistir en esa nacionalidad. A pesar de vivir 25 años afuera, sigo sintiéndome dentro de los marcos de discusión que existen en el Perú en términos literarios, académicos y culturales.
¿Su poética tampoco se ha visto afectada por la distancia?
Presentar este libro de poesía en el Perú muestra la voluntad de querer estar dentro de la tradición poética peruana. Es más, la forma en que se presenta este libro ahora -todas sus partes- se pensó hace 30 años, cuando estaba terminando mis estudios en San Marcos, aunque, por supuesto, algunas cosas, con el paso del tiempo, se han reformulado. Este libro ha sido una suerte de ancla, un hilo conductor básico de mi actividad poética, en particular, e intelectual, en general.
Autoficha
Nací en Lima en 1954, un 30 de agosto. Estudié en el colegio Inmaculada. Soy sanmarquino; ingresé en el 71, para estudiar Literatura, y pasé los siguientes ocho años disfrutando la experiencia universitaria. A los 26 me fui a Berlín para hacer un doctorado en Literatura Latinoamericana. No he sentido ningún tipo de desarraigo. me siento vinculado con las tradiciones peruanas de todo tipo. Me casé con una alemana que creció en México, de padre argentino. Tenemos un hijo, Rodrigo, de 9 años, que estamos tratando de que pertenezca a nuestra cultura y a aquella en la que nació.
Entrevista de José Gabriel Chueca
Perú 21, Jueves 17 de marzo 2006.

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