sábado, 4 de febrero de 2017

COMENTARIO A EL ELEGIDO DE JOHN MARTÍNEZ, POR PAUL GUILLÉN + SELECCIÓN DE TEXTOS

Collage de viaje es el primer libro de John Martínez, como su nombre lo indica son poemas escritos en diferentes épocas entre el 2001 y el 2007 y en diferentes lugares, tanto en Lima como en provincias del Perú y en viajes al extranjero (Argentina y Chile). La poeta venezolana Gladys Mendía dice sobre este libro que transita “desde lo lírico hasta lo coloquial y narrativo”, lo que intentó Martínez aquí es una especie de diario de viaje que diera cuenta de sus lecturas y vivencias, este libro muestra una mezcla de surrealismo con narrativismo cotidiano e incluso neologismos vanguardistas. 

Su segundo libro es El Elegido, que a diferencia del primero sí cuenta con un tema que organiza la enunciación poética, es un libro sobre los danzantes de tijeras. En la tradición poética peruana solo se pueden rastrear algunos poemas sobre este tema, podemos mencionar a Feliciano Mejía, José Pancorvo y Enrique Verástegui, pero el camino de Martínez más bien lo vemos relacionado con Arguedas, tanto su legado como narrador y poeta, basta citar como muestra de ello el relato “La agonía de Rasu Ñiti”. 

John Martínez ha declarado que el germen del libro fue un viaje a Andamarca (Ayacucho) cuando participó del rodaje del filme Danzak: “Hemos mantenido el contacto [con los danzantes de tijeras] durante todos estos años, entendí que hacían algo muy espiritual, que va mucho más allá de la danza de la cosecha. Pocas cosas hoy en día transmiten esa cosmovisión”, esa exterioridad del observador se percibe en el libro, donde se produce una transformación en el sujeto poético, este sujeto al principio es un observador, un puente entre culturas, y luego se sincretiza con su objeto de observación. Jerónimo Pimentel ha expresado respecto a la observación del sujeto poético que tiene el mérito de “poder recrear, desde distancias variables, esa sacralidad panteísta tan propia del mundo andino en la que arte y religión aparecen confundidos”. 

El Elegido se compone de tres partes, la primera no lleva título, la segunda es Tocuyos y la tercera Andamarca. A lo largo del libro se nos habla de un ritual, donde nosotros no conocemos la “verdad” y donde el Elegido es el elemento de paso entre el cuerpo, la naturaleza y el lenguaje: “lenguaje cifrado de las piedras” o “el Elegido / es otro cerro / otra verdad”, como en todo ritual se tiene que cumplir ciertos pasos, en este caso, lo primero es el pago a la tierra (sangre de un animal, chicha), luego la comunalidad de los danzantes y el pueblo, la preparación del ritual propiamente dicho. Por otra parte, en los poemas existe la presencia del agua como un ser vivo (visión animista), tanto como un elemento divino (el agua es una emanación de Wirakocha que fecunda a la Pachamama) y de integración de la comunidad (limpieza de acequias), es el anhelo ir hacia el agua mediante el sonido del metal: “será la primera noche de la fiesta del agua”, el próximo paso es la idea de convocar a toda la naturaleza y el cosmos para que sean reflejos y testigos de la danza, en ese momento, el locutor declara que: “La noche tiene demasiada luz para mis ojos humanos”, el duelo de los danzantes no se puede comprender desde una mirada normal, se tiene que cambiar de ojos, tener una visión mineral, animal, acuática. Los danzantes no hablan, recrean símbolos con el viento, el metal, cortan su cuerpo, porque su cuerpo es todo el cosmos, el agua es un elemento dador, en el poema Maestrodice se manifiesta así: “No importa tu lengua / importa mi cuerpo”, el cuerpo del danzante es el cosmos, son varios cuerpos, no un solo cuerpo y cuando se funden con la tierra se hacen uno, incluso, el que observa no es simple espectador, sino que en esa perspectiva participa del ritual, nadie que mire esta danza puede quedar de la misma manera a cómo arribó al ritual: “La realidad nunca volverá a ser la misma”, El Elegido da cuenta de esa transformación de la mirada, pero también del cuerpo y la cosmovisión: “y llamado por el Wamani, mi padre danza / hasta que yo también comienzo a hacerlo”, no es que el espectador solo mire el ritual, sino que en esta parte se produce el momento de su transformación e integración al ritual. En otras partes del libro también tenemos la idea de que la muerte habita en la casa, dentro del tópico de familia lo que propone es otra mirada, una casa que está llena de mitos, de “fantasmas”, de voces de otros tiempos, de una pata de cóndor como símbolo de una tradición y un territorio, e incluso la idea de la migración está esbozada en ciertos pasajes del libro, esto dicho relacionado con la migración de los andes hacia la costa debido a la violencia política: “Llegaron a la ciudad / de nuevo se instalaron bajo los cerros / pero esta vez eran de arena / allí no había retama no había ichu / (…) / ver un gallinazo / y no al cóndor”. De lo que se trata en El Elegido, en otro nivel, es también de “danzar un poema escrito con el cuerpo”, la lengua no puede representar al cuerpo, no puede darnos al cuerpo ni al cosmos, la saliva –como dice el Maestro–, y no la lengua, sí. Danza y cuerpo son uno, danzas y cuerpos son uno en el agua y en el cosmos.

John Martínez (Lima, 1981)

A. Collage de viaje (Lima: Altazor, 2009. Segunda edición: Lima: Ediciones Imaginarias-Amaru Cartonera, 2013), Doblando (Lima: Edición artesanal, 2010) y El Elegido (Lima: Casa Katatay, 2011).
B. Gladys Mendía. “La erupción del lenguaje del alma o Collage de viaje de John Martínez”. Sol negro (http://sol-negro.blogspot.com/2010/04/la-erupcion-del-lenguaje-del-alma-o.html). Jerónimo Pimentel. “Saltos poéticos”. Nosotros matamos menos (http://nosotrosmatamosmenosdotcom.wordpress.com/tag/john-martinez).



de
El Elegido
(2011)


El cuerpo es otra cosa,
el Elegido flexibiliza la piel e incendia el arpa y el violín
es un instrumento más
la puerta entre los Apus y nosotros,
lenguaje cifrado de las piedras
latido distinto de la especie
el Elegido
   es otro cerro
otra  verdad.



--

Primero la pagapa al protector del pueblo
—Ajaimarca—
padre del sílex y sangre nueva de cada día
engendrador de la lluvia
madriguera del wayra que lame a los cóndores que lo visitan.

Iniciar el camino presentando respeto.

Luego
en casa de Melquíades se derrama sangre de dos alpacas
la chicha fluye.

Conmovidos,
caminamos afuera del pueblo
la gente rodea a los danzantes
los sombreros repican contra el sol
vamos hacia el agua.



--

Chuspicha teje una danza
y el sonido dentro del sonido me desconcierta,
lo inédito decora la casa
allí veo
una pata de cóndor petrificada y negra
alrededor
pedazos de metal solos
más allá
registros en claroscuro.

Entonces
los padres retenidos en los ponchos
la genealogía y el poder guiando
la mano de Chuspicha
que junta el metal
y corta el aire.

La danza desborda
hace tintinear la casa
     vuelve narcótica la hora
invoca piedras de poder
     y caminos milenarios.

Al fondo los andenes
  invadidos por árboles migratorios,
  el Sol
dora también el viento
mientras la tierra prepara la primera lluvia
y Chuspicha preña la atmósfera de grandes ojos.

        Cae la tarde sobre la tierra
será la primera noche de la fiesta del agua.



--

La danza comenzó luego de presentarse ante el carguyoc
La serpentina de la noche
la luna y su arma de estrellas
la constelación del cernícalo
mientras las plumas descansan en la ceniza,
el danzante encara el silencio por el tajo de la fogata
Rupaq Soncco convoca a su Apu
todo comienza a flamear sin fuego
el aire enloquece y
yutu
la estrella mayor,
danza también bajo el eje del metal.

La noche tiene demasiada luz para mis ojos humanos.



--

En el plexo de la sangre
el metal alborota los elementos
el Apu llama
la danza es dirigida
y solo el Elegido ve,
anda por el sendero de la sangre
pétreo y solar
mientras el aire y la tierra preparan el advenimiento
el Elegido mutila el mundo y emerge sobre su cuerpo


danza otra vez.



--

El ojo de agua es filtro de la devoción
soca puquío dormido
en el sendero del danzante
adentro
el sapo
el amaru
el cóndor
y el jaguar
afuera
     el atipanacuy
el espíritu del agua
despertando la obsidiana
el secreto
y el cuerpo
la cuerda vegetal
la mesa preparada
para el polen milenario y cadencioso
lo fértil de la verdad invocada por el baile.



--

Duelo de danzantes
anulación de las palabras
todo es poder
el sol ha cortado la tarde
el torreón de la iglesia vomita una luz negra sobre la plaza
en esa contraluz «Fantasma» bailando se convierte y rompe su cuerpo.
«Terrible», peina con sus pies el frío
Lo somete, le da forma
en el ángulo volcánico de una calle que engulle y
procesa manos                        Rupaq Soncco
—llama incandescente—
escupe luz de la pechera
de restos de espejos que rodean su cabeza de antorcha
de su cuerpo de daga
y siempre es el fin de la razón cuando zarandea el mundo «Tragalazo»
implacable pies rojos
y su procesión de anfibios.

Asisto al cuadrilátero traslucido
al oscuro fluvial y pétreo duelo
las pecheras truenan
los sombreros brillan,
en una mano el pañuelo
en la otra el metal
han bailado en varios cuerpos las 144 tonadas
poseídos
exactos
todo lo que fueron los condujo hasta hoy
hasta este valle del Sondono
en el centro del mundo
en los ojos del corazón de Ayacucho.




--

Maestrodice

No importa tu lengua
importa mi cuerpo,
llámame como quieras como puedas
Danzante de tijeras
Supay huasi tusac
pero repito
no importa tu lengua
importa tu saliva
danzar en la noche del Sol
importa la sangre latiendo en todos mis cuerpos
el agua
la piedra
el poder
el pentagrama tocado por el zorro
el fuego del hielo
las vísceras del mundo
la dimensión terrible de un secreto con máscara de oropel
la dimensión que retumba cuando me hago uno con la tierra
no importa la voz sino las cuerdas
el asombro
no el gemido
el daño
las consecuencias de tocar lo profundo
el conocimiento silencioso de un secreto hecho de heridas
de pactos
de lunas
de amores arrancados de un tirón
de costumbre de paraíso de pedernal y de infierno de heladas.

No importa
Repito como el musgo
La lengua o la piel
Importa la penitencia de la devoción
el designio implacable de los wamanis
el poder que sostengo.




«La Agonía de Rasu Ñiti»
luego de ver el film Danzak

A Gaby Yepes

I

Pedazos de ti arrebatándome de casa
Padre enfermo sobre una cama de pieles cruzadas
   cerros    niebla    aire amanecido
entonces huir del cuarto hacia la danza
bailar en colores como animales salvajes
       o piedras vivas.

Dejar el hogar y tener otra casa
—para los Wamanis—
en el corazón.

Cada danzante
tiene sangre de la tierra para hablar con los Apus
ceremonias en lo imposible de la puna
nieve muda      hoja de coca
       música de lagos pasajeros,
el Elegido baila hasta que el cuerpo es solo cuerpo
     el Apu nunca muere
la danza simula la posesión.


II

Mi padre bajo el sol y sobre la nieve
bailando por última vez
el Apu ha pronunciado su verdadero nombre,
lo ha llamado

y tijeras de metal para sellar el pacto con la tierra
porque lo que sale de la tierra vuelve a la tierra en otra forma de sangre
el rastro y el vestigio
lo oído por mí
desde el vientre de mashica y coca caliente
y maíz con queso
cae la tarde
y llamado por el Wamani, mi padre danza
hasta que yo también comienzo a hacerlo.





Agua y metal

Toca la pulpa de mi corazón
Con la punta de tus tijeras.
Feliciano Mejía

Escribir un poema como una manopla
como una danza de tijeras
agujereando los credos,
razón de más para no escribir
sobre el tragaluz de agua
del danzante en luz de luna.

Un poema que al escribirse
invoque algo más que el ritmo
la transfiguración de las extremidades multiplicándose
     el clack clack clack
del metal
rasgando el aire
   clack clack clack
la fusión de los metales
convertido en mantra.

Imposible pensar en escribir un poema
sobre los 36 pasos
sin el río de colores y el trazo perpetuo
del arpa Apu
del violín Huamani,
danzar un poema escrito con el cuerpo
luego de la pagapa
designio de la danza
en un poema imposible de escribir.

Cerros
Padres,
andenes por donde el poema
baila invocando la verdadera agua

el delirio mágico del metal.

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