martes, 24 de enero de 2012

JOSÉ KOZER ESCRIBE SOBRE HISTORIA SECRETA Y LA TRANSFORMACIÓN DE LOS METALES DE PAUL GUILLÉN

Ayer leí, y con cuánto gusto, tu Historia secreta, qué belleza todo: la publicación en sí, en esa hermosa edición de Lustra, y el contenido: hay un punto donde se dice: "los altos dones nos serán negados" y sonrío, dado que no te fueron negados. Los textos en sus secuencias van penetrando las cavernas oscuras del sentido y del espíritu, procurando lo imposible que es el entendimiento de lo imposible, y suscitan irrupciones de poesía constante: entran los textos y sus palabras en las vísceras, el magma, el subsuelo ulterior donde la Nada y la mentira de la esperanza se dan la mano, la mano descarnada y huesuda del contratiempo ulterior. Y no sólo está eso sino tu referencialidad, muy bien trabajada, por ejemplo, en la p. 37 con ciertos tonos y versos clásicos, San Juan, Garcilaso, eslabonándose. Hermoso final asimismo a base de César Moro, la negrura, la salvilla, el gusano, la verija y la pierna postiza culminan ahí.

Terminé anoche de leer también tu excelente La transformación de los metales, tan distinto de tu Historia secreta. Quizás un libro más "poético" con sus Vestales, sus Salmos de Marco Valerio, sus conjunciones de materiales soterrados que convocan al lector a una síntesis de presencias que acaban marcando ante el ojo atónito lector la presencia renovada y nada renovadora de la Muerte, el sótano de los hechos, la caverna del subsuelo, su función en nuestra psique, ahí tratando de ver "la clepsidra de tu madre/latir".

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