viernes, 16 de julio de 2010

UNA APOSTILLA A PARANOIA DE ROBERTO PIVA, POR PAUL GUILLÉN

Desde su primer libro Paranoia (1963) Piva rechaza las convenciones literarias y se insta a explorar el inconsciente, acusa a buena parte de la poesía brasileña de estar orientada hacia la pulsión de muerte en contraposición de una pulsión erótica. Por eso, podemos entender su búsqueda a través de una detenida relectura de los escépticos de la modernidad como Nietszche, Freud, Lautréamont, Rimbaud, Baudelaire, Verlaine, Rilke, García Lorca, los surrealistas, los beatniks. Estos referentes nos indican su aversión hacia la sociedad burguesa orientada a cosificar al hombre mediante la rutina y el caos de la urbe. En ese sentido, Piva propone la alegría, la violencia y el realismo de los suburbios con todos sus personajes como un gran fresco literario de la época. El poeta brasileño puede encontrar en una calleja la prueba de la continuidad del cielo en la tierra al ver en una sola imagen un ángel y una prostituta. Es así, como desde una mirada lacaniana, podemos entender el término “paranoia” como una psicosis, que sería fundamentalmente la pérdida de contacto con la realidad y la alteración del vínculo social, afirmamos todo esto, en función del libro fundacional de Piva, porque la paranoia se instala en el registro de lo imaginario, es decir, lo imaginario representa la vertiente de la imagen en el sujeto, que se refleja en dos aspectos: el yo, como superficie y su relación con su semejante. En el libro de Piva ocurre que un sujeto deseante se interrelaciona con otros sujetos a los cuales abomina, ama, inquiere y esputa, retratando así un sujeto moderno escindido entre la divinidad y la maldad. Además, y en el caso del libro Paranoia, el registro de lo imaginario nos informa que lo verdadero apunta a lo real, lo cual significa que la relación entre el registro de lo Real (principio de placer y fantasma) y lo Simbólico (el lenguaje) nos indica un punto de impasse, sin salida, que muestra a lo Real accediendo a lo Simbólico por mediación del plus de gozar u objeto (a), que no encuentra. Estos desplazamientos y conflictos se dan en Paranoia a través de salidas posibles a ese impasse mediante la música, la poesía, los sueños, las visiones, la magia, los psicotrópicos, por ejemplo en el poema “Visión de São Paulo por la noche. Poema Antropófago bajo el efecto de narcóticos”, se instalan imágenes relacionadas a una procesión, que más bien estaría ligada a elementos mortuorios, hay todo un reenvío de alusiones contrapuestas como caminos posibles. El sujeto psicótico sería un sujeto eminentemente “errante”, puesto que la da igual cualquier dirección, es decir, para él cualquier dirección es un camino posible, el hecho sustancial está en que para él todo tiene significación, pero nada de lo que actúa o piensa funciona como una forma de significación electiva.

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