lunes, 3 de octubre de 2022

CINCO POEMAS DE JOSÉ LAVARELLO


JOSÉ LAVARELLO

Nació en Lima. Estudiante de la facultad de Humanidades en la especialidad de Literatura en la Universidad Nacional Federico Villarreal. Miembro de la editorial Cactácea Cartonera. Fue fundador del grupo y revista literaria QKatarsis. Trabajó como librero. Su ópera prima llamada Horizontes acaba de publicarse en junio del presente año, bajo la editorial La Chimba. Presentamos cinco poemas del libro para el público de Sol Negro. 



HAY ÁRBOLES DE RAMAS NEGRAS         Tus besos

haciendo vibrar las hojas               Trazas un bosquejo

en la constitución de la tarde

Yo retorno

a casa acompañado de tu

espíritu noble                             El inicio se prolonga

en un bello poema         Tu silencio encalla en la hierba

Nos conducen a un abismo

sin pensar

en la fascinación de los monstruos

en la literatura


Crepitación de los libros

vislumbrando el universo

  


Goce la carne

Goce el descanso        Goce las páginas en blanco

Goce andar descalzo

Goce del cine ruso

Goce con su mujer       Goce amargamente las  

estelas los cementerios las formas los ataúdes

el fútbol...

Solo tú señalando el horizonte

de una avenida

metáforas por todos los rincones.




SI EL DELIRIO ES PERMANENTE en la memoria dentro de otros sueños que

no son nada – vomite entonces todo su infierno – por los grandes acantilados del Pacífico – resistiendo otros calores y lea a los viejos poetas – hasta que el deseo de abrazarnos se convierta en frutos en piedras en palos incrustados en el hocico – y líbrese de la brisa tibia de las luces contra la ventana o los recuerdos de libros espumosos y haga el amor 

cada día – corte los versos obtusos y trágueselo – y siéntase afortunado de encontrar dos o tres cartas de Werther – Werther era un muchacho con mucha imaginación para abatirse


cualquiera que diga que sabe cómo te sientes es un iluso

                                                                  BERLÍN, LUCIA




iii


Me acurrucaré pensando que las cosas interesantes surgen en una esquina en una cabina.


Soy el hombre inclinado que persigues

y no soporta esos mundos internos 

que dices encontrar en cada rayo de luz;

cuando irrumpes demasiado

y pierdo el control

y deseo cubrir mis manos y amar este país

y llenarlo de caos para ella que vuelve a agitar 

al ser destartalado que hay en mí

tiempo maldito tiempo maldito tiempo maldito...




EN LA ESQUINA DEL MERCADO SEÑOR DE LOS MILAGROS 


(Ventanillas – Callao)


a Janni


(a)


Con las manos enfundadas en los bolsillos y

la respiración entrecortada escucho melodías de una época que desconozco

gritos y fragmentos grises encadenándose en los muros,

por los paneles empotrados a lo largo de las cristalizadas galerías.


Avanzo como los perros que han aprendido a sumergirse

en las tuberías en los parques en la nada;

Verasteguianizado

buscando una constelación de palabras en google

una línea de cemento hasta arrancarme las suelas

los sueños.


(b)


Y yo llegaré como un orgasmo tierno

entre jaladores y bolsitas de choclo caliente

silbando las canciones de tu playlist

y ocuparé la primera banqueta primitiva,

este horizonte vacío

dando vueltas en tu imaginación

desde la otra avenida

hurgando siempre siempre

mis bolsillos pelados

cubriéndonos de humo chicha y

sombras en la plaza.


Manito, lo mejor que pudimos hacer fue escribir

toda nuestra ignorancia.




1


AUNQUE TUS MANOS SE LLEVEN EL ÚLTIMO

aliento del lugar

siempre habrá un lomo de

gato que acariciar.



2


Todo lo que deseo se encuentra

perdido en los laberintos oscuros

de la noche

donde miro cobarde y cansado

tu torso desnudo.




Cuatro poemas inéditos de Ludwig Saavedra

  Oración pagana del amor mochilero   ¿El corazón merece perdón? Todo el silencio es despiadado Todo silencio es una playa De tiempo es esta...