viernes, 22 de enero de 2010

CIUDADELIRIO: LIBRO DE POEMAS DE MARIO MORQUENCHO (SOL NEGRO EDITORES, 2010)


Sol negro editores en un par de días pondrá en circulación el libro de poemas de Mario Morquencho titulado “Ciudadelirio”. Sobre el libro ha dicho Karina Valcárcel que "es la reflexión del que ve en las calles mucho más que peatones, restaurantes y jardines. Es ver el cielo preñado de sótanos, rostros que tienen rasgo de papel cansado, la mente convertida en un globo, el equilibrio de la nostalgia muy bien logrado".

Mario Morquencho (Los Órganos-Piura, 1982). Empezó a escribir sin darse cuenta durante una época depresiva de su vida. Radica en Lima desde el año 2006. Formó parte del desaparecido colectivo Heridita. Ha participado en distintas ferias y recitales de poesía. Actualmente integra el colectivo Cadáver Exquisito. Renunció a su trabajo para poder publicar este libro. Aún no se acostumbra a la ciudad.

Próximamente más detalles sobre la presentación del libro.

lunes, 18 de enero de 2010

MARÍA MIRANDA, QUÉ RICO, NOS MUESTRA SU DELICIOSO PARECER SOBRE LA JOVEN POESÍA AREQUIPEÑA!!!


ARQUITECTURAS INNOMBRABLES
Apuntes sobre la poesía arequipeña y sus esquinas

Es difícil tratar de esbozar un perfil para la práctica poética de un lugar como Arequipa, quizás porque ésta abarca a personas de distintas partes del Perú, quizás porque no existen rasgos comunes evidentes en los contenidos poéticos de los escritores, quizás porque la poesía posee una complejidad tal, que es tan fragmentaria como la unidad que encierra. Por eso, presentamos estos apuntes multiformes que obedecen más a las voces que a las ideas poéticas de quien los escribe.

Soy la consecuencia de tus pasos / Y cuando señalas la luna / Mi corazón / Apunta con un dedo tu rostro[1]. La poesía Arequipeña (denominación poco precisa) obedece a una causalidad, a la consecuencia de los pasos, que constituyen un discurso poético único a partir de ecos divergentes. Existen, pues, el dedo, el acto de señalar y el objeto señalado, en una correspondencia absoluta, entre lo que se lee, lo que se elige y la poesía que se produce. Cada escritor se ve envuelto en una poética propia, que obedece a un orden y una intencionalidad específicos. Pero esta poética, asimismo responde, a otras voces; a precedentes y estéticas que danzan formando figuras alternativas y sus posibles sombras. No existen, pues, poemitas sueltos como pájaros de papel en una plaza; sino la edificación de una ciudad poetizada edificada por arquitecturas innombrables que construyen el posible recorrido hacia la idea de poesía arequipeña contemporánea en su conjunto. Las llamamos arquitecturas innombrables porque ven la palabra como un fin en sí mismo, más que como una manera de conceptualizar y revitalizar ideas, aunque puede ser también uno de los disparos poéticos, no es el que fulmina los dominios del lenguaje, Y / destas arquitecturas innombrables/ he creado / la coloración apropiada para mi hogar / un catalejo donde esparzo mis dominios del lenguaje / este pozo donde lleno de semen la temporalidad / de los que serán paridos, y de las que obligaré abortar.[2] El lenguaje en el discurso poético en Arequipa entreteje espacios donde la poesía ocurre, escenarios que se ven erigidos por la letra que nos lleva a descubrir realidades paralelas, órdenes inesperados, donde la imagen se suspende sobre todo y nos presenta lugares comunes, ocasiones felices donde la comunicación no sólo es real, sino verosímil. Una mirada brusca / Intenta burlar la perspectiva / El inicio de asombrosas verosimilitudes / Hacinadas junto a las visiones más hermosas.[3] Esas visiones hermosas son totalidades poéticas que se visten a través de estéticas particulares, en una búsqueda constante de la voz propia, de la realidad creada a partir de la palabra. La palabra como artefacto poético, como sema ficcional, como posibilidad, como des-encuentro. Esa joya acorazada / Abre semillas como mundos /En busca de la verdad más simple.[4] Cada propuesta poética, abre semillas como mundos, mundos… que si bien pueden encerrar una ideología, algunas posibles respuestas a nuestras preguntas existenciales, o una forma de jugar con el lenguaje y la realidad… son mundos creados a partir de la sencillez osada de creer que la palabra, más allá de lo que significa o refiere, es una experiencia fascinante, un "día de campo", una señal, una premonición o como decía Borges, al hacer referencia a las palabras extranjeras, un talismán (cabe decir que consideramos las palabras en general como extranjeras).

Tienes la belleza de un arma en silencio / Desaparezco / Disuelto en la multitud sin nombre, amante, desbocada, sin rumbo / (…)/ San Agustín barre de extremo a extremo con sus ojos piadosos la calle. .. 5:00 a.m.[5]El silencio del arma se encuentra entre cada propuesta poética que busca desafiar a las anteriores, no con luminosidades ficticias, sino como lecturas de una realidad que ya no nos pertenece, como una apropiación de la palabra, como poder y como saber. La palabra es una constante revelación de lo que acontece o de lo que podría acontecer; entonces las publicaciones existen y no, por la belleza de esa arma en silencio, cuyo posible disparo es más potente que el que lo antecede. La poesía "arequipeña", sin embargo, se ve desfavorecida, por un ambiente despreocupado, o quizás simplemente no lo suficientemente interesado, en la lectura y en la difusión de estas propuestas literarias, por eso, desbocada, sin rumbo, se apropia de las calles y barre a San Agustín y sus extremos con sus ojos piadosos; disparando propuestas editoriales que permitan la publicación de poemarios, para abrir los ojos ante una trayectoria poética asumida, más que como poesía arequipeña, como poesía. Billy the kid ha vuelto / Con los genitales estropeados / El corazón casto.[6] Así, la poesía es una excluido, un criminal, un niño puro y golpeado que se gesta en una ciudad que no está acostumbrada a leer poesía; pero que sigue arremetiendo contra las formas, y moldeando esa ciudad en sus manos, sigue siendo Billy the kid. Ensuciada la dulzura / Me afeito la tristeza / Los días derrotados / Empuñando una cometa que ha perdido la cuerda.[7]La poesía es la persistencia en la palabra, que a pesar de co-habitar con cada individuo que la invoca y pervive en ella y le confiere un estilo, crea la ilusión de afeitarse la tristeza, de volver de la derrota, como de un camino concluido, de excedernos y ser nuestra idea de cometa, pero que existe más allá de nosotros y nuestro aporte. Se escribe poesía, como se intenta construir una cometa, y cada intento, es una aproximación a la realización poética, por eso, celebramos, los múltiples acometidos poéticos, por supuesto no sin una visión crítica, pero también subjetiva, que nos lleva a escribir.

Rumi uya, te regalo esta cajita a cambio de una bola de pelos de tu pubis en mi garganta.[8]La poesía, rumi uya, es la cajita, el regalo más intimo que se entrega como ofrenda, como nido, bola de pelos o de paja en la garganta, como la palabra, como el trabajo de la palabra, con la cortante sordidez de un verso desdibujado en el papel, porque el poema es una intervención. Esta cajita, más que trayectoria poética, es una galería de arte, necesaria para que alguien se fije en una pequeña ventana y alguien lo entienda. Esa convergencia, ese espacio de roce, de presente es lo que nos ofrece la posibilidad de una posteridad, existe pues, rumi uya, la terquedad de un palo de lluvia que va oscilando de arriba abajo, hasta encontrar el ritmo, la armonía del sonido. Flameabas como bandera en las avenidas./ arrastrabas las alas/ y te dejabas ir.[9] Si alguien se atreviera a conjeturar el futuro de esa poesía multiforme (arequipeña), se vería en un posición tan precisa como la de unas alas al viento, en el acto mismo del abandono, no se perfila nada; la poesía tiene la belleza de sorprendernos, mientras se siga escribiendo poesía, esperamos nunca ser un espacio predecible, un movimiento incuestionable, la incertidumbre poética del momento es la realidad más hermosa de la escritura arequipeña contemporánea. Aprendimos muy tarde a decir ternura / o al menos a decir lo más exactamente/ "ternura", es decir:/fuego cuchilla sangre barro silencio porvenir.[10] La ternura de esta poesía, es su espinosa inocencia, sus primeras palabras, sus primeros apretones de dedos y opiniones, porque estamos ante una poesía que esconde la sucesión de pasos, el lenguaje redescubierto y saboreado. Extenuado de ser yo contigo./.Crucifico tu memoria de barro / Y entre aves / Escojo el día para ser piedra [11]. La posibilidad se reviste entonces de una coloración especial que, implacable, escogerá el día para ser piedra y crucificará la memoria de una "tradición" para, entre aves, dilucidar los escenarios poéticos que revisten la ciudad y se convierten en intentos poéticos autónomos, excedentes de la naturaleza periférica de ser impulsos curiosos y abatidos, para ser poesía. Caen de vergüenza las hojas secas / Los muros extenuados ante una mirada llorosa / (…)/ Las esfinges masticadas por el viento.[12] Las respuestas serán entonces no una cuestión de localidades, sino de estaciones poéticas que más que generaciones, acontecen en estéticas donde los intentos van pereciendo para dar paso a nuevas perspectivas literarias, al conmovedor acto de la creación que subvierte las realidades inmediatas y se valida en una posteridad donde el viento habrá masticado las esfinges pero no las respuestas. Entonces/ Desplumaré libros/ Sobre un tambor inerte /Esperando…[13]Es esta espera poética la que nos atrapa, la premonición de que algo está por ocurrir cuando un verso resuena como un tambor, y nos permite comprender que más allá de las publicaciones, de los libros materializados, estamos ante la sorpresa de que la palabra sobrevive cualquiera de sus representaciones, y que el acto de desplumar libros, es decir, de devastarlos, de devorarlos, de criticarlos, de mecerse con ellos, de soñarlos, está íntimamente ligado a la práctica de la escritura, la poesía nos exige desplumar tantos libros como sea posible; Arequipa se exige rigurosidad, porque el tambor inerte ha dejado de dictarnos las palabras. Eva, inventada: / Sembrada como punto en el plano sideral de una galaxia/ Destazada de la luz, / Aniquilada por la manzana.[14] Ya no se trata de una poesía perfecta, sino de la propuesta sembrada como punto sideral de una galaxia, pues es la propuesta la que puede modificar el entorno, la propuesta aniquilada por la manzana, la propuesta que nos augura la posibilidad del paraíso, gracias al pecado original del intento, de lo insaciable de conocer y articular visiones que sean disposiciones escriturarias que empiecen a cuestionar y a preguntarse a sí mismas y al pasado, ¿Qué es entonces poesía? Tus cabellos pronuncian / Bellos racimos de amores vegetales y alfabetos de compleja densidad o materia / Que tus manos tocan luego / Y transforman en dulces / Peces[15]. Las voces pueden dar una respuesta mucho más certera que cualquier intento de frase que se podría conjeturar, las voces hablan y se recrean, las voces se presentan originarias, y pronuncian bellos racimos de amores vegetales y alfabetos de compleja materia. Las voces incluidas en esté intento poético de arquitecturas innombrables son tan sólo una muestra, un racimo, de todas las voces transformadas en dulces peces por las manos y la pronunciación de sus cabellos.

María Miranda

[1] Filonilo Catalina (Puno). Janaí o para cantar bajo la lluvia GRITA 2005.
[2] Robert Baca. Poema of Road. Urbanotopía 2008
[3] Jimmy Barrios. El Tiempo de Los Anormales 2009
[4] Luis Ormachea. (Cusco) Tela de Juicio. Ediciones Dragostea. Mayo 2008
[5] Kreit Vargas. Santeria. 2009
[6] Juan Zamudio. Continuidad de los alfiles. Ediciones Súbita 2009
[7] Oscar Saldivar. Edificaciones trashumantes GRITA 2005
[8] Jorge Alejandro Vargas Prado. (Cusco) Rumi Uya (Cara de Piedra) Urbanotopía 2007
[9] Patricia del Carpio. De acto Tres 2005
[10] Martín Zúñiga. (Cusco) Pequeño estudio sobre la muerte 2005
[11] Paul Valenzuela. (Apurímac) Revista Grita 2004
[12] Jonathan Segura. Susurros 2007
[13] Maru Delgado. En Utero. Sello Fárrago. 2007
[14] Grover Alberto. El ombligo de Eva. Ediciones Hecho en el cielo 2007
[15] Augusto Carrasco. Documentos IBM 2008.

Foto del complejo habitacional Villa Médica de la ciudad de Arequipa por Hans Rivadeneira tomada del FlickR
Fuente: Dragostea

domingo, 17 de enero de 2010

Sigilosos Poemarios por Abelardo Oquendo

En el mediocre verano de 2009 apareció en Lima un libro, publicado por tRpode Editores y diseñado por Rodolfo Loyola, en cuyas tapas de rojas rayas verticales no figura letra alguna. Apareció rigurosamente innominado y anónimo. En la imperceptible primavera del mismo año llegó a las librerías limeñas otro volumen similar en su desdén por declarar exteriormente su autor y título.

Encuadernado en grueso cartón gris, solo mirando con detenimiento su tapa resultan perceptibles los diminutos caracteres en bajorrelieve que dicen eso: caracteres. Impresas en plata sobre su lomo negro hay estas letras: ejl, en lo alto, c al centro y aub en lo bajo, identificables estas últimas, por los conocedores, como sigla de Álbum del Universo Bakterial. Así, en los extremos del año pasado, hubo un par de rebrotes de ese pudor –o de esa incitación al develamiento– que de cuando en cuando se da entre nosotros en libros de poesía, lo cual suele tomarse como anuncio de que entre esas tapas silentes algo romperá también con lo establecido.

Y no es lo habitual lo que ofrece Emilio J. Lafferranderie en los breves y austeros poemas de Caracteres. Y tampoco, dentro de su índole, el poemario de Cecilia Vicuña editado por tRpode. Poeta, artista visual y cineasta chilena, Vicuña presenta aquí una muestra del transcurso de su obra poética.

PRESENTACIÓN DEL LIBRO UNA MANCHA EN EL COLCHÓN DE KARINA VALCÁRCEL

Este JUEVES 21 de enero se presentará el libro "Una mancha en el colchón" (Lustra editores, 2010) de la poeta Karina Valcárcel. La cita es en la Casa de la literatura (Estación Desamparados Centro de Lima) a las 6 PM. El presentador será Arturo Corcuera. LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO SE HA POSTERGADO MÁS DETALLES PRÓXIMAMENTE...

Presentación de: Asamblea Portátil‏ / Muestrario iberoamericano de narradores

Hijos de Cortázar, Ribeyro, Lispector, Levrero, Aira, Bolaño, Bellatin, Pauls, Loriga, Rey Rosa, Vila-Matas... Nacidos entre 1974 y 1987, los veinticinco narradores de este muestrario iberoamericano –modernos para algunos, posmodernos para otros– irrumpen en la literatura de nuestros países a través de una crisis ideológica que amplía sus decisiones estéticas. Atendiendo a las vanguardias históricas, al Boom y Post-Boom y los McOndos y Kronens, así como a la baja y alta cultura en todas las disciplinas (navengando entre la Mona Lisa y el iPod), los autores más recientes utilizan un sampling que los libera de la carga social impuesta a sus antecesores para crear un panorama más diverso, sin limitarse solamente al estereotipo del país bananero, el dictador corrupto o la miseria que se resuelve con magia. Iberoamérica se transforma en la casa de lo ecléctico, y los autores de hoy, cada uno desde sus fijaciones y dilemas, nos muestran más de una rostro en un mundo que algunos no han dudado en llamar: el mundo del afterpop.

Asamblea portátil / Muestrario iberoamericano de narradores
Selección y prólogo de Salvador Luis
Editorial Casatomada
290 páginas

Autores incluidos:

Samuel Solleiro (España, 1982) - Rodrigo Fuentes (Guatemala, 1984) - Solange Rodríguez Pappe (Ecuador, 1976) - Juan Sebastián Cárdenas (Colombia, 1978) - Mónica Belevan (Perú, 1982) - Juan Ramírez Biedermann (Paraguay, 1976) - Jorge Enrique Lage (Cuba, 1979) - Fernanda Trías (Uruguay, 1976) - Miguel Antonio Chávez (Ecuador, 1979) - Rodrigo Hasbún (Bolivia, 1981) - Federico Falco (Argentina, 1977) - Mayra Luna (México, 1974) - Diego Trelles Paz (Perú, 1977) - Lara Moreno (España, 1978) - Rodrigo Blanco Calderón (Venezuela, 1981) - Katya Adaui Sicheri (Perú, 1977) - Diego Zúñiga Henríquez (Chile, 1987) - Leonardo Cabrera (Uruguay, 1978) - Elvira Navarro (España, 1978) - Maximiliano Matayoshi (Argentina, 1979) - Gabriel Rimachi Sialer (Perú, 1974) - Mauricio Salvador (México, 1979) - Claudia Apablaza (Chile, 1978) - Samanta Schweblin (Argentina, 1978) - Michel Encinosa Fú (Cuba, 1974)


Editorial Casatomada se complace en presentar "Asamblea portátil. Muestrario iberoamericano de narrativa", antología preparada por el escritor Salvador Luis, director de la revista virtual de literatura www.losnoveles.net, libro con el que inaugura además, su año editorial 2010. Los comentarios estarán a cargo de los escritores Katya Adaui, Mónica Belevan y Gabriel Rimachi Sialer. La cita es este miércoles 20 de enero a las 7:30 pm en el Jazz Zone (Av. La Paz 646, Pasaje El Suche; Miraflores).

INGRESO LIBRE
PD: Por presentación el libro estará a precio de lanzamiento: S/25.00

ENTREVISTA. Luisa Fernanda Lindo. Poemas después de la guerra


LA POETA PERUANA ACABA DE PUBLICAR SU SEGUNDO LIBRO, “POSTPOP”, CUYOS TEXTOS GIRAN EN TORNO A LA VIOLENCIA QUE EL PAÍS SUFRIÓ EN LOS AÑOS OCHENTA

Por: Francisco Melgar Wong

Apagones, explosiones, disparos y desasosiego. Los ochenta en nuestro país fueron años de una inusitada violencia social que dejó una marca indeleble en todos los que la vivieron y sobrevivieron. En su libro más reciente, “Postpop” (Lustra Editores), la poeta peruana Luisa Fernanda Lindo se anima a examinar, explorar y reflexionar sobre esta época utilizando un lenguaje expresivo donde se mezclan la poesía y la música electrónica.

¿Cómo nace la idea de escribir “Postpop”?
En 1999 César de María me convoca para trabajar una obra de teatro y me propone escribir sobre violencia interna. La obra que hice, sobre un niño de Andahuaylas que queda huérfano, acabó montándose en el auditorio Ricardo Palma, en el Museo de la Nación y en un festival sobre derechos del niño en Yuyachkani. Entonces es como que el telón de fondo de “Postpop” ya lo venía trabajando desde hace tiempo.

En la introducción al libro José Carlos Yrigoyen habla sobre un tipo de poesía biográfica. ¿De qué forma tus vivencias en los años de violencia acabaron filtrándose en el libro?
Al escribir yo prefiero construir personajes y en “Postpop” hay cerca de siete, con voces muy diferentes.

En el texto “Pasos para una democracia” llegas a escribir con el lenguaje y el tono de las voces anónimas que dan indicaciones en casos de emergencia.
Ese texto lo escribí para una antología que se llamó “Poéticas visuales de la resistencia”, que editaron Roxana Crisólogo y Miguel Ildefonso en el 2007. Me pidieron dos textos y acabé transformando un cuento que ya tenía listo y que se convirtió en el poema “1993”. Creo que conjugar dramaturgia, narrativa y poesía hace que mis textos tengan un ritmo singular.

El libro viene con un disco donde tu voz se mezcla con pistas de música electrónica. ¿Qué te llevó a integrar el lenguaje musical con el de la poesía?
A mí me provocó que el libro tuviera el formato de un disco. Lo que me faltaba era el disco. Entonces me di cuenta de que iba a necesitar música. Llamé a Juanjo Salazar, que es músico y sonidista, le conté el proyecto y me dijo que podía contar con él. Yo no sé nada de música, así que el proceso de composición era leer, encontrar una melodía e ir metiendo los instrumentos poco a poco.

¿Has pensado en cantar y hacer un proyecto estrictamente musical?
Cuando estaba armando el libro un par de personas me dijeron que pruebe cantar en lugar de leer. Pero me pareció demasiado. Creo que está bien la forma en que quedó: como un audio-libro.
.
Fuente: El Comercio

viernes, 15 de enero de 2010

TRAS LAS 600 PUERTAS, Reynaldo Jiménez

Nuestro amigo, colaborador, poeta, performer, traductor y editor Reynaldo Jiménez nos envia estos videos: "Entrevista y cámara (en 1992-3): Violeta Lubarsky. Edición (2009) y música incidental: Reynaldo Jiménez. Inicialmente pensada como parte de la presentación del libro "600 puertas", publicado por Ed. Último Reino en 1993, esta entrevista es una edición de algunas horas de grabación que produjimos con Violeta entonces. Me tomé el atrevimiento de editarlo tantos años después, por considerar el valor documental y hasta cierto punto el alcance de ciertas intuiciones manifestadas en la conversación. Quizá resulte de interés para algunos lectores de poesía en general".







miércoles, 13 de enero de 2010

ÚLTIMA POESÍA PERUANA II

CONTINUAMOS CON LA SEGUNDA ENTREGA DE LA ÚLTIMA POESÍA PERUANA. CUATRO VOCES. CUATRO LIBROS:


20
Jardines de Kyoto

Después de pasar dos días recorriendo la ensenada de Otsu, he reavivado
mis ganas de hallarme entre flores y poesía. Así llego a las puertas de la
capital, justo cuando las festividades de tsukimi45 han llevado a una multitud
sobre los jardines de árboles de cerezo. Me pierdo durante la tarde entre
los niños y mujeres que ofrecen dango46 a los extraños como yo, y cuando
anochece, me recuesto sobre la hierba para ver a la luna llena. Bajo esta
comunión, siento calma para compartir con la gente que me acompaña;
así, de improviso, digo este poema:

Terco resplandor
en el cielo:
compañía del conejo.47

Un hombre, que ha bebido demasiado, responde con la siguiente estrofa:

Vuelvo y vuelvo;
la noche se escapa
de mi sakazuki48.

Muchos de los allí presentes ríen a placer. Ante eso una mujer, que está
acompañada por dos niñas, replica con voz firme:

Nada se puede asir:
abajo el cinturón,
arriba la luna.
La gente celebró esta última intervención con otro estallido de carcajadas.
Después de esto, con la algarabía propia de la fiesta, bailamos y
cantamos.
Cansado, hallo posada cerca de Rokuonji. Con una sonrisa cierro los ojos y
pienso: mañana habrá peregrinaje.

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45 Literalmente significa “mirar la luna”, y es una festividad donde el primer día de luna llena de otoño se sale a ver la luna y se le ofrecen dulces y bebidas.
46 Son bolitas de masa de arroz con relleno dulce. Se ofrecen a la luna durante la fiesta.
47 La tradición del tsukimi fue heredada de China, y de ahí proviene la leyenda que cuenta que un conejo vive en la luna. Los japoneses, hasta el día de hoy, creen que allí el conejo amasa mochi (dulce de arroz).
48 Copita para beber sake.

Diego Alonso Sánchez (Lima, 1981). Bachiller en Literatura por la Universidad de San Marcos. Fue confundador del grupo de creación y publicación literaria Sociedad elefante y bajo el sello del mismo nombre publicó Mitsuya Nicolás y otros poemas (Lima, Sociedad elefante editores, 2002). Actualmente es profesor del colegio Los Reyes Rojos. Por el pequeño sendero interior de Matsuo Basho (Lima, Lustra, 2009) es su segundo libro de donde tomamos el poema que publicamos.


me voy

porque yo tampoco hundiré
mis lágrimas
en la madrugada
ni tu miedo que cae ante mi soledad

me voy
y me ahogo en los panales de tus ojos
tu deseo es mi secreto

me voy
me llevo tus palabras



amanezco y duermo

amanezco y duermo al lado
de un cementerio de abejas o es mi corazón
en el que un día de sombras te enredaste

pequeño amor
pequeña tosida de mi voz
me gustas porque vives junto a la música que no soporto
como aquella poesía escrita por insectos

me gustas porque a todos les disgustas

pequeño papel bond
esta noche te recuerdo que escogiste quedarte en mi corazón

porque el que no soy yo te siente lejana
y porque en cada momento callado y brillante
cruzas mis pasos callada y brillante

como un engaño

Enrique León. Forma parte del comité editorial de EstaNoEsUnaPutaEditorial y tiene el blog La Jaula de León. ParteUnoParteDosAparteSinParte (Lima, ENEUPE, 2009) es su primer libro de donde reproducimos estos dos poemas.

Corporeidad

la única forma de corporeidad que se
distiende entre instantes fugaces
y húmedos rastros sobre las manos
que hiñen en silencio palabras que
recuerdan excesos en las brumas
encrespadas tu boca y la más ardorosa
melancolía bajo la superficie del
vino aroma que deleita los vellos con
fermentación de mujer lluvia y nube
vaporosa sobre el cielo que vuelca su
sello y frutos sobre la mañana y el
escudo envuelto entre la abierta
piel o calígine que desprende sombras
leves del silencio y el cuerpo
contempla la clara distorsión de la
magia y los dedos apuntan hacia la única
forma de corporeidad que se distiende


Descenso

Abres tu boca y entra mi dedo inmensa tu boca se abre y
yo entro completo primero mi dedo luego mi mano mis
dos manos mis cabellos mis hombros mi cuerpo entero
tu boca inmensa me contiene tu noche negra y clara pura
y pura sobre todo tu boca inmensa que se ocupa conmigo
tu lengua moviéndome juega con mi cuerpo cada vez más
ínfimo más residual tu cielo se eleva tu conducto se abre
mis ojos se ciegan siento atravesar tu cavidad interna siento
ser destilado a mi estado real tu cuerpo inmenso lento y
hermoso llenándome de jugos celestiales me consume y me
excreta y yo caído y glorioso me disipo en luz gracias a tu
digestión oh evanescente sensación quise desprenderme
del cuerpo que tengo y terminé sumergiéndome en él

Wilver Moreno Tineo (Ayacucho, 1982). Estudió Bibliotecología en la Universidad de San Marcos, integra el Grupo Literario El Club de la Serpiente. Detritos (Lima, Paracaídas, 2009) es su primer libro de donde provienen estos textos.



Todos los cardinales murmullitos de tu haber

La cordillera como cicatriz
donde nos sangramos con lamparines.
Tus manos en tántrica humareda,
se disparan miles.

Y no es dogma,
ni revista de negocios
la lección que hoy bailarán tus brazos.
cuando me narres al vacío por noche.
Es hoy,
que este animal enlutecido penetra mi cuarto y levanta
mis piernas en zancadas, derrumbando vías.
Encuéntrame a mi crío con su oráculo chirriante
tiñéndome las constelaciones que atropellé en el
trayecto
y extermino esta torre eléctrica.
¿Por qué?
Porque tú robaste las luciérnagas espaciales
con ese puño izquierdo donde escondes las respuestas y
arrojas versos molidos como opciones.
No me entregas a los becerros,
cambiando las tramas limpias,
los restos de cobre en mis botas.

Y yo que he volado como los metros,
que marchan más rápido, como si su
combustible constase de los glóbulos rojos que
encienden
tus marranos pensamientos...
pilotan feroces a chorro, como mis pasos,
mientras sigas limpiando mis botas en los
resplandores.

Gracias al milagro cósmico de esta tierra,
se abren las zanjas para llegar a tu casa,
con toda mi polvareda
y mi olor cuando la cama aun es flor.

¿Lo recuerdas?
Como los troyanos que destruyes con tu índice.

Entonces sí que lo recuerdas.

(Santiago de Chile)

Vanessa Martínez. Nació en Lima en 1979, aunque gran parte de su vida vivió en Trujillo. Ha publicado los poemarios La hija del carnicero (Lima, Zignos, 2007) y Coraza (Trujillo, Avde Sapere, 2009), de este último proviene el poema que publicamos.

miércoles, 6 de enero de 2010

ÚLTIMA POESÍA PERUANA I

A PEDIDO DE MUCHOS LECTORES DE SOL NEGRO PUBLICAREMOS EN DOS ENTREGAS ALGUNOS POEMAS DE LA ÚLTIMA POESÍA PERUANA. SON POEMAS QUE CONSIDERAMOS SE ENCUENTRAN ENTRE LO MEJOR DEL 2009.


el once

los padres no existen, son viejas armas de guerra, excusas falsas para evadir la sensación de estar solos. los aeropuertos repletos de gente, las ventanas abiertas gritando corrientes infinitas de aire. un estómago que corre y se sostiene apenas, grita y gime escondido en sí mismo. no te vayas nunca, no te vayas nunca. un estómago que araña su textura, su manía de latir hacia el cielo. la inmensa bóveda de soledad se abre en dos, en tres, no te vayas nunca, me quedo contigo, la cama se hace dos veces ella, no te vayas nunca

once veces caminaré la misma vereda roja, roja de azúcar y distancia.



saudade


se llenan tus ojos amplios, tu voz de animal encerrado. silenciosa lágrima tornasol, quédate toda la noche y respira en mi espalda, dime que el espacio no son rostros, no son dientes o jaulas que giran y permanecen. acerca la voz de esos pájaros libres, sobrepasa la sensación de prestigio, de estirpe, quédate mordiendo la materia agria de estar sola, de estar tantas veces tan sola.


Andrea Cabel (Lima, 1982). Ha publicado Las falsas actitudes del agua (Lima: edición de autor, 2006. Segunda edición: Lima: Mesa redonda, 2007), y Uno Rojo (Lima: Colección Underwood, 2009). Los poemas publicados pertenecen a este último libro.



Fragmentos para contemplar tus manos hechas de cabellos que protegen el mundo

Si debo huir, será bajo el grave responso de tus sombras. En compañía de tu regreso.

Las luces de la calle llaman a mi puerta. No quiero oírlas. La flama de tu cabellera inunda el cuarto de tinieblas monstruosas, abominables. La música en las figuras de tu retrato adormece mis manos. He cerrado todos los libros. De lejos llega el misterioso recuento de los nombres.

Las voces de las aves traducidas en historias evocan tu presencia: mi canto como un camino de piedras que sangra. Voy a imaginar un milagro secreto la noche entera. La palabra prohibida será el oscuro amanecer que no llega.

Aún así tu cuerpo florece en otoño al ritmo de las hojas secas que el viento esparce como tus cabellos sobre la superficie de la tierra. Aceptaré esta derrota con la voluntad del último vuelo de los pájaros suicidas.

Me han robado las formas primarias del lenguaje. El grito de las palabras se ha convertido en un juego amoroso.

Juan Pablo Mejía (Lima, 1982). Comunicador Social por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Dirige la revista de creación “El Jinete de la Tortuga” y el sello “Paracaídas Editores”. Ha organizado concursos, encuentros literarios y recitales poéticos junto al Grupo Cultural “Nudo de Voces”, del cual forma parte. Ha publicado Balada de la piedra que canta (Arequipa, Dragostea, 2009), este poema pertenece a ese libro.


Efecto Nueva Zembla

Provengo
de donde el sol no tiene frontera
y muere rectangular.
He nacido
hijo de un espejismo y un carpintero,
milagro pagano hecho verdad
en los labios agrietados
y el agarrotado corazón
del Holandés Errante.
Mi revés y mi fortuna
es la del peregrino que,
abatido sobre la sábana blanca,
rasga con una pluma
el arpa septentrional.


Memento mori

Luego de seis horas ante la tumba de su madre,
Zsofika siente
Cómo nace en su rostro
La primera lágrima.


Mario Pera (Lima, 1981). Estudió Derecho en la Universidad de Lima. Actualmente prepara su segundo poemario y un tratado sobre el desarrollo histórico, etimológico y lingüístico de los sistemas de apellidos en el mundo. Preparaciones anatómicas (Lustra, 2009) es su primer libro de donde provienen los poemas publicados.


X

Decidir con qué neurona pasarás la noche
Boceli

Su padre casi nos pilló con las manos en la masa. Willy había ido a trabajar a la comisaría de Jesús María. Nos dijo que llegaba a las 8pm. Es por eso que aprovechamos ese tiempo para reinventar poses, hacernos masajes previos en diferentes partes de nuestros cuerpos líquidos, acupuntura en antesala a la función.

Nos olvidamos de darle tres vueltas a la llave. Escuchamos que un pájaro carpintero picoteaba el tronco de un árbol en el jardín del vecino, era un señor vestido de policía que tocaba la puerta coléricamente como queriendo abrir una tumba. La hermana de ella en el preciso momento que llegó su padre a la puerta intuyó sus pasos de pistola recién cargada y nuestra desnudez; saltó como grillo a la puerta y le dio tres vueltas rápidas. El padre con voz altoparlante: ¡Por qué no abren la puerta carajoo, qué pasa allí!

La pareja tuvo sólo 10 segundos o menos según el cronómetro del tiempo para vestirse y sentarse en el sofá marrón de florcillas recién tapizado.
—Qué tal Willy, buenas noches...
(me lanzó una mirada de toro indómito Guernica, dirigiéndose a su cuarto)
Ya en calma nos miramos las órbitas y seguimos viendo una película interesante Enemy at the Gates. Notamos que en nuestros rostros burbujea el sudor. Es cuando se divisa una gorra de brigadier acercándose a la sala, migajotas de transpiración. Johanna, Cinthya a su cuarto... ¡¡Alberto!!, quiero hablar contigo a solas.

Me mordí la lengua, tragué mi velo palatino, úvula, epiglotis, laringe, tuétano, no sabía cómo secarme el sudor a plena vista de Willy. De hachazo, en conclusión me dijo: Mira Alberto no quiero que te vaciles con mi hija... si juegas con ella... jalaré el gatillo.

Como el tiempo pasa y el amor sigue vivito y coleando, el mundo y el olfato del padre pitaron que seriamente estaba con su hija. ¡Qué rico le queda el uniforme de fénix!

Luis Boceli (Chiclayo, 1981). Estudió en la Escuela Superior de Música Ernesto López Mindreau. Violinista amatour-amateur. Administrador de Empresas IPAE, especialidad Marketing. Estudiante de Literatura en la PUCP. Ha publicado Pizzicato labio (Hipocampo, 2006) y Alucinado (Lustra, 2009). El poema que publicamos pertenece a este último.

A documentary saga of the Oulipo





lunes, 4 de enero de 2010

Poundemonium. Lengua, poder y farmacia en Symbol (1991) de Roger Santiváñez por Germán Labrador Méndez (Princeton University)

Cuaderno músico

“A Rosa, éste es mi cuaderno músico”. Es esta la entrada en el cuaderno, marginalia que amenaza con deglutir toda la complicada lengua de uno de los más herméticos libros de Roger Santiváñez, donde el esfuerzo de concentración lingüística, de deconstrucción de las formas, en nombre de una poesía aún así documental, adquiere tal vez mayor intensidad y refinamiento. Pues, si, en efecto, estamos ante un “cuaderno músico” todo posterior ejercicio de lectura se ve afrontado por la necesidad de restablecer o interpretar una armonía, aún cuando ésta adquiera los acordes del underground limeño en cuyas filas militaba Santiváñez, en los años en los que este cuaderno declara su escritura. Música al cabo, aunque esta sea la poderosa metáfora con que una parte, ínfima tal vez, pero comunitaria y, sin duda, significativa, de la generación a la que este poeta pertenece, nombró los desolados ruidos punk de Narkosis o de Leuzemia, por citar dos de las BSO que, en testimonio del poeta, le acompañan en los largos años que condensan las apenas veinte páginas del libro.
Cuaderno músico. Sí, pero cómo encontrar la música en este libro de symbols, entre las metáforas atroces, los sonidos imposibles que se pueden llegar a producir con una lengua, que suenan como scratches sobre los trozos metálicos de un idioma, cómo encontrar la música en rimas abruptas, palabras abducidas, interjecciones, roturas y desplantes. Por más que, cada tanto, surja entre las frases, con afectado preciosismo, un verso modernista y crepuscular que, con la elegancia que dan las métricas impares, amenace por un instante con crear la armonía y, por tanto, el sentido, la sucesión de trabajos y rotos que el verso siguiente ha preparado romperá toda cadencia como una rata que chillase sobre el puente ajustado de una viola da gamba.
Cuaderno músico. Pero cómo, si no encontramos siquiera en el cuaderno restos semánticos, palabras, que nos permitan afirmar, al menos, un conjunto entero de nombres del sentido, un catálogo de términos de música. Si con pinzas los buscamos y los vamos reuniendo, veremos rockers, cassettes, micros, y alguna que otra cosa, atmósferas en las que no es posible oír, voces que parecen estar cantando, discotecas, lugares y formas con las que con claridad se insinúa una música que es, pero que no está. Pareciera que el músico, mientras lo era, se entrenaba de poeta, y este cuaderno lo prueba. Es posible.
Si no músico, entonces, al menos sí cuaderno. Pues es la datación, la del desplazamiento, la gran empresa que afrontan los poetas en los tiempos de éxodos. Desvelemos una clave, Symbol es el primer libro datado in partibus infidelium. 1991. Ediciones Asalto al Cielo. Filadelfia. El dato no debe parecer anodino. Ha habido una salida, un movimiento de fuga, una transformación. Fechas, lugares, índices de una escritura, de una posición en tiempo y en espacio resultan decisivos para un poeta, como este, tan ocupado en producir un relato completo de sus trayectos como poeta, entregado a la tarea de imaginarse en ese dispositivo complejo e ingenuo que suponen las completas, sí, pero al tiempo en la evidencia de saberse un creador precarizado, un hombre-imprenta, un agente que ha trasladado al ámbito de la poesía tardomodernista las prácticas políticas de la lucha autónoma. Esta célula de producción poética que es Santiváñez, poeta que utiliza los nombres de sus sellos editoriales como otrora se usaban los pseudónimos, propone en la ficha bibliográfica de Symbol una baliza. Una señal con claridad trazada del otro lado de la raya.
Si contemplamos la organización de su obra completa, de la selección de sus Dolores morales, y tratamos de entender las formas en las que imagina y reconstruye a través de este dispositivo organizador, la narratividad de una biografía o, al menos, de una biografía literaria, Symbol resplandece más allá de la aduana. Filadelfia. Ha cambiado todo. Si seguimos las pistas que, desde entonces, nos deja este comando cultural, el mapa se hace complicado: Amherst, de pronto Lima, luego Buenos Aires, después Boston, más tarde Sullana en Piura. El rastro se pierde en países y en lenguas. El sujeto-editorial se ha desterritorializado. Symbol es la marca del umbral, de un tiempo, o, mejor, diríamos con Debord, de una situación Lima, a una, con Deleuze, situación nómada. Cuaderno entonces ex arcadia, on exile (Said) en el que se anotan laboriosamente sensaciones, experiencias, lugares, formas amalgamadas en una década interrumpida, bioliterariamente al menos, por su publicación.

El Imperio de los symbols

Symbols sí, pero cuáles son las palabras sociales que se aquí reúnen. Una simple mirada a los títulos de los poemas basta para hacerse una idea de qué tipo de proyecto se juega en ellos: odio, soledad, pueblo, guerra, deseo, solución, triunfo, liberación, sucumbir, delirio, viaje, aventura, placer, alegría, risa, paz, colofón. Se trata de palabras muy básicas, en las que destaca su capacidad de convocar mundos, de establecer relaciones, de expresar vínculos, formas de relación entre personas, creencias, gobiernos. Asistimos a la objetivización de un vocabulario social, al monumento que es, en realidad, todo orden de realidad socialmente asentado, y la expresión última de toda illusio (Bourdieu), a través de un conjunto de palabras muy básicas, de términos en apariencia poco marcados, como monedas desgastadas en su circulación. Uno podría pensar que el nombramiento de términos como guerra debería aún servir para el estremecimiento o la reflexión, al menos, pero un verso se apresura a desacreditar posibilidad semejante: “¿Qué es la guerra? Preguntaste. ¿Siempre no hemos estado/En es? ¿En qué, ah?” pregunta una muchacha “mientras se acaricia el rompeolas”.
Así pues, imperium donde reinan los symbols que este libro analiza e interpreta, deconstruye o reifica, organiza al cabo, proponiendo retóricamente un modelo muy básico, un cuadrilátero, en el que articular este incompleto catálogo de símbolos en torno a la posibilidad de poder, de matar, de imaginar y de allucinar. Esta es la mínima expresión que organiza un mundo moral y la posibilidad de ofrecerle una alternativa. A través de las modulaciones de este vocabulario axiológico, el poeta indaga en paisajes morales, en un diccionario de afectos que descubre cómo todo sujeto, también el poeta, está implicado en él, construido, tejido, interpelado a través de esos símbolos.
No sólo porque estos modos morales (odio, soledad, pueblo, guerra, deseo...) le interpelen directamente, sino porque, también, en el interior de cada poema, se crean otros símbolos, se lucha bajo la alargada sombra de cada uno de los títulos, para oponer otros títulos posibles, para ofrecer alternativos symbols, tratando de tejer, poema a poema, un campo axiológico diferente, frente al poder de atracción, frente al campo gravitatorio que cada uno de los symbols-totem-título ejerce sobre el poemario. Es en esta tensión donde quiero referir el uso arbitrario, absolutista, de las mayúsculas en los poemas, como un intento de cargar diacríticamente ciertas palabras, de otorgarles gráficamente la categoría de symbols, nunca de modo tan explícito como en las inesperadas y continuas advocaciones teológicas (“Dios”, “el Señor”) o tan programático como en el verso “La Poesía es un texto contra el Mundo”.
Todo se juega en los títulos, de los poemas, y de las secciones, que parecen también querer actuar como segundo título en los poemas que introducen, merced de una inesperada distribución gráfica. Los symbols inflexionan los significados. Por gracia de la particular sintaxis en ocasiones permiten anteponerse a los infinitivos que comienzan algunos verso (“Odio / Amar a la persona radiante / Atrasar el tiempo”). En otras ocasiones proponen codas interpoemáticas más o menos irónicas o intensas.
Preso entre ellos, nunca ajeno, pero tampoco organizado a través, el sujeto del poemario expresa en estas tensiones el comienzo de una devaluación. No es un argumento confuso: es un planteamiento ambiguo, o mejor, agónico, porque al tiempo que toda la disposición jerarquizada de esta lengua moral de lo social expresa la omnipresencia y capacidad de atracción significativa del lenguaje instituido, el texto poético es también el escenario en el que los symbols se ven sometidos a un proceso de devaluación, a una progresiva distorsión entre su circulación lingüística y su capacidad denotativa, a una, si se me permite, symbolia, esto es, una embolia en su narratividad, que apunta a la historicidad de los conceptos que socialmente garantizan, a su contingencia, a una ruptura de la resonance, poder o prestigio de los términos base de toda lengua social constituida, de la confianza metafísica que genera.
“En destrucción & Deseo”. La devaluación de este imperio de significados es la tarea mayor del poeta, por más que su consecuencia lógica sea una importante deflación anímica: decepción, amargura, fraude de la historia, desconfianza, forman parte de ese vocabulario alternativo, consustancial a esta deconstrucción axiológica, en la búsqueda de una lengua capaz de entrañar el nombramiento de “la hipocresía desalmada de una sociedad desnuda”.
.
Guerra

Poemas poblados de manieras tardomodernistas, resonancias e imanes de todo el tronco mayor de poéticas latinoamericanas, metáforas negras de Vallejo, sí, y, sobre cada verso, sobre cada poema, como la sombra de un pájaro siniestro, adviene Pound. La tarea es por momentos impecable:

“Como yo que soy tu avellana erguida”
Wayno awayta aguanta tu angustia observa la luna
Que seguro es tu más calata forma de ser cual
Je suis antivariólico –pero eso era tan añejo

La maldición de Adorno. Por las rendijas de esta lengua secreta se filtra la historia, que es siempre una forma de hablar de la violencia, hasta el punto en que cabe sospechar si esa criptolengua no es sino una forma, la única posible entonces, de hacerla entrar en el poema, a la historia y a la violencia:

los caminos se bifurcan como en sierra maestra

En el interior de esta lengua tardomodernista rompen como destellos los momentos de las revoluciones latinoamericanas de esas décadas, convocados para ser sometidos a una no menos intensa embolización. En el contexto de conversaciones evocadas, las lenguas mayores de la revolución, y las vías chinas hacia el socialismo son deturpadas en su vocabulario de guardia, en sus registros retóricos: “¿Y en qué plano ensayabas tu disciplina radical?”, “Tu pútrida marxiana te vive dulce y amargamente”, “la memoria / Del agarre sacudió tu contradicción principal”, “portando la bandera negra de tu calzón rojo”.
SPQR. Senatus Populus Que Romanus, la posibilidad de una movilización políticomilitar no tiene cabida en esta lengua poética, por la razón de que no hay, en el Perú de Sendero Luminoso (aquí “Luz armada” se le llama) y de la violencia de estado, vínculos legítimos entre senado y pueblo. Pueblo, otro de esos terroríficos symbols, totem embólico, figura donde no cabe reconocer persona:

“¿Pueblo? ¿Una figura de putamadre para Nadie?”

Santiváñez analiza los symbols como Pound analiza las personae (explícitamente citadas en el poemario), esto es, en su acepción de máscaras, no en la de sujetos humanos. Detrás de esa devaluación activa del vocabulario social, en tanto que funciona como lengua de poder, late un sugerente humanismo crepuscular, y una nostalgia de relaciones fuertes, de vínculos humanos reales, en un tiempo donde estos han sido jerarquizados en el interior de sistemas de símbolos (¿y cuándo no lo fueron?). Late al menos un deseo de lo que los surrealistas llamaron mot d’ordre: changer la vie. Compleja en esa encrucijada la posición del poeta:

“Te acercas al País del “Nunca Jamás” bajo la dictadura del / Proletariado”

Pues es de la guerra de lo que aquí (también) se habla. No es extraño. La poesía culterana se construye siempre como respuesta a la guerra, desde las Soledades de Góngora que admiraba Pound, incluso desde los artifices del trovar clus, que también admiraba, y, desde luego, desde la propia poesía de Pound. Ello, no por una determinación estética, sino porque es ésta una tradición de lectores y de lecturas, donde se estudian y comprenden ciertos modos de simbolizar. Bajo estos versos oscuros, los de Roger Santiváñez, laten las “celdas de alta peligrosidad”, las matanzas indiscriminadas, los poetas apaleados en los autobuses, las instituciones de un estado represivo, que actúa en la lógica prohibida de una guerra no declarada, como si todo el ejercicio poético se dirigiese a agonizar la vivencia de un estado de guerra secreto, de la desaparición de la desaparición de los desaparecidos, un ejercicio de trovar oscuro sobre ese e/Estado.
Symbol asume desde su título que hay una perversa y, tal vez, inexplicable relación entre poetas y militares, “esa rara relación relativa einsteniana entre poetas y militares”, que se vivencia poema tras poema, y no suele plantearse de forma utópica bajo versos enérgicos como “perú país del mañana !Cuándo!”, más bien se instala en esas formas de indefinición, de vértigo, entre lo que se vivencia y lo que ocurre, analiza cómo existe la guerra bajo la declaración de PAZ, no en vano otro de los totem-título del poemario. Relación, entonces, entre milites y poetae cuya resolución puede anticiparse trágica: “Tampoco-tampoco mi libro será robado porque /Practico eutanasia al toque como el churre de Muñoz”. Destino inevitable para el que quiera traficar abiertamente con palabras y devaluar símbolos: poetas, mártires de Marte (Labrador 2005).
La disparition. ¿Dónde está la guerra? ¿Como nombrarla? ¿Cómo evidenciar los vínculos que unen, no sólo fonéticamente, a “Todos los presidentes todos los presidiarios todos los prisioneros”. En el interior de las vidas urbanas, en los intercambios culturales de una clase media ilustrada existe un vocabulario para acceder a ella, articulado con imágenes secretas, latentes, capaces de decir con claridad en un momento dado que la guerra había estado allí desde el comienzo:

O eras la coleccionista de ese film que no te gustó
Y sin embargo recordaste en homenaje al día inesperado
Hablaban de la guerra como de una sucia palabra
Pero al doblar la vuelta de tus cartas te sorprendes

In Girum imus noctem

Conjurando la guerra y conjurando los symbols, se convierte la actividad poética en un ejercicio conspirativo. Las muestras son abundantes, las de la poesía como conspiración, y pasan por ese carácter críptico de la escritura del libro. Pero hay que romper aquí con la idea de radical soledad del poeta en la enunciación del texto, como héroe sometido a un enfrentamiento agónico con instancias abstractas que le superan, pues si ello sirve para establecer el perímetro de construcción del libro, no es menos cierto que en su interior queda constancia de toda suerte de intercambios. Son fundamentalmente esos intercambios los que le ofrecen consistencia, pues si poetizar es conspirar, para conspirar hace falta gente.
Constancia de toda suerte de intercambios, producidos a lo largo de una década, con nocturnidad y alevosía en geografías urbanas de Lima, como explícitamente declara el colofón. Situación Kloaka. La basura se acumula en las aceras, nos dice un verso. La vivencia de la capital será un verdadero canto a su vida nocturna, a sus mundos subterráneos, una elegía de sus antros y tugurios, discotecas, arrabales, comunas y pisos francos. Más allá del estrépito sordo de la guerra, a buen resguardo, se organiza el mundo bohemio de poetas, músicos, artistas, un espacio underground que destella en los versos de symbol en su esplendor malevo. Este espacio no es otro que el que se corresponde históricamente con la actividades subversivas del Movimiento Kloaka, donde militó Santiváñez movimiento estudiado y documentado por Zevallos Aguilar. Aquí se convoca al M.K. en sus signos poéticos, y, sobre todo, el mundo juvenil-marginal de los núcleos urbanos peruanos de los año siguientes.
El imaginario de la noche underground se pinta en Symbol con la precisión y fidelidad debida a un topos: carpe noctem, con la misma veneración con la que un pintor impresionista reproduciría marinas. No faltan a la cita de la noche todo su panteón de deidades menores: diablos, chicas mini-vamp, prostitutas, cabareteras, vampiras, almas perdidas, y sus grandes héroes fundadores (Nerval “el abolido”, Sade, Rimbaud, Toulusse-Lautrec), panteón en el que los contemporáneos se ven incluidos, formando hermandades, fraternidades, sectas, “descalzos por los Descalzos”. Mundo, pues, de fiestas, conquistas y pasiones, de conversaciones nocturnas, bares, discotecas, calles, antros y neones, que se logran con toda suerte destellos espaciales de verso en verso, creando la sensación de una denotación, de un territorio de lugares concretos. En medio de esta lengua crítica, veremos “un momento fanzine” o “la madrugada funesta como el fango/ sangrienta y fértil like a rolling stone”.
Ese mundo se ordena cronológicamente. Se establecen en él con precisión sus momentos de escritura, sus momentos de memoria y una perfecta cronología entre ellos, cuándo se escribe aquello que se vivió, cuándo se vivió, que valores circulan entre el presente y el pasado, y cómo se recuerda. Resulta vital para el tono poético que las menciones sean menciones precisas.


Sex Symbols

Ensayo sobre el don. El poeta da y devuelve symbols, pero transforma su valor en las operaciones de don y contra-don. Hace con los símbolos óvolos. Ajusta cuentas. Hace un intercambio de des-precios, trata de oponerse al “comercio con la kultur” y, como buen poeta contracultural, establece un principio diferente en el juego social, donde el valor en el campo del arte está en relación inversa con el valor en el campo del poder (Bourdieu). Las inversiones en el campo del arte, en buena lógica, se establecen a largo plazo, el oficio del poeta sólo puede, por el camino, obtener el reconocimiento de sus iguales, los “hermanos lobos” que se mencionan en otro lugar de Dolores Morales. Eso es lo que el poeta le plantea a su tú dialógico:

El triunfo llegará así ni tú ni yo lo comprobemos
No te prostituyas más de lo recomendado

¿Pero cuánto es lo recomendado? ¿Acaso, en la Lima de los ochenta, como en el París de Baudelaire, los poetas fingen ir al mercado a echar un vistazo pero van, en realidad, en busca de comprador (Benjamin)? ¿Qué valor incorporan unos versos? ¿Qué puede querer decir dar versos? El problema de los dones es el de su reconocimiento, no pueden ser dados si no se reciben como dones. El problema de los dones y el campo del arte en la fase de su emergencia es la falta de criterios de valor establecidos (nomos) que garanticen su intercambio (Bourdieu). Y es la propia identidad del poeta la que no se encuentra reconocida:

Es que yo no soy vallejo yo soy Santiváñez el que no
Comprendió el feo saludo del lumpen cuando nadie lo detesta

La tarea del intercambio de versos se difiere, como se difiere su producción, mediados inevitablemente por una tarea de memoria. Queda pues como quiebra ortográfica que señala esta falla la palabra “karicia”, donde la búsqueda de reconocimiento es corporal. Intercambio de cuerpos.
Ceremonia de apertura de la boca. ¿Qué estaba en la base del intercambio de versos? ¿Qué dio voz al poeta? En el origen de todo está la pérdida, ésta funda el relato de esta voz. Por ello, symbol es también un paseo en góndola por un mundo de dulces memorias adolescentes, de rejas y de chicas vestidas de escolares, tanguero por momentos, ensoñaciones de alcoba, barquimieles de barrio, chavales “con su chica de quince deambulando sin tener dónde ir”. Es la fractura de ese mundo la que produce la escritura poética, cuando es ésta la única manera de reterritorializarse allí. Es, paradójicamente, el “Odio”, symbol del primer poema, un afecto que moviliza relaciones entre cuerpos, un principio social. Este primer poema nos narra la ceremonia iniciática. “Odio” se encadena con “Soledad” a través del último de los versos: “te fuiste y me desolaste”. Mito de fundación: la pérdida en el origen.
Intercambio total de los cuerpos. Única manera de recomponer la pérdida, la deuda fundacional respecto de la que se carece de otros dones con que amortizarla. Paisajes cárnicos, son los únicos relieves del poemario. Sólo hay masas corporales, capital orgánico. Desde esas carnes se enuncia casi todo. Todo lo que se nombra se nombra desde ellas. Son la posición del observador.
Ritos de comunión para volver al origen. De la mano de los poetas románticos y de los surrealistas. Alquimia del deseo, de los fluidos corporales, como producción de la poesía y como apropiación del tiempo (Labrador 2003a). Lo dijo Yeats: “love has pitched his mansion in/ The place of excrement” (Poems 375), el amor como lugar del excremento. La coprofilia como comunión poética, como donación ritual, como rito eucarístico, donde los anos devienen bocas: “Tan sólo por lucirte era tu lindura más pura y más puta / Te arreglabas para hacerlo mejor te pintabas de rojo el culo”. A estos ritos se les dedica una importante sección:

sólo por mecer tu culo cuando
Al contacto del falo hacías tus necesidades en mi
Boca dedicada y creada por Dios para tu alegría sin límites
[...]
Con tu orgasmo de sangre sudor lágrimas y caca
Vida te la enseñé y apreciaste

La evidencia de que mientras el poeta escribe no está participando de un intercambio corporal, y de que, entonces, la escritura y la sexualidad se encuentran en un intercambio diferencial, lo que es como decir, en relación de suplemento, convierte forzosamente a la escritura en un lugar onanista, y vuelve a fracturar el tiempo de la escritura y el tiempo de sus símbolos. Son muchas las menciones que articulan la progresiva indiferenciación entre la tinta y el semen: “De tu tinta en soledad lo que brota espontáneamente grama”, “la poesía justifica tu lujuria insatisfecha”, “destrozada por la pluma del amor”.

Aspirar el dolor de un pueblo

“Cuál es la sustancia metafísica” se pregunta en otro momento Santiváñez. Es un problema de intercambio de dones, sí, y de intercambio de fluidos. Sabemos con Derrida, que la relación entre la escritura y el pharmakon es también, como entre la tinta y el semen, una relación de suplemento, pero, en otra perspectiva, hay evidencias de la relación material entre la química, la psico-farmacología, en amplio panorama de prácticas alteradas, sous influence, en estos intercambios. La farmacia, pero no la de Platón, sino la de los laboratorios clandestinos, entra a mediar las tareas de la escritura y la memoria y la relación de tales oficios con el deseo (Labrador 2009). Son las de Symbol letras arrebatadas, “Solución/ Química de los días echados en tu cama”, y existen symbols secretos que las median.
Imaginar y allucinar son dos de los totems que organizan el libro, términos que articulan la relación entre la imaginación política y la imaginación poética. Las imágenes alteradas de los versos se oponen reiteradamente a una TV donde el Estado imagina, esto es, produce imágenes. Y allucinar, término marcado en el vocabulario político y poético de un movimiento underground que en aquellas cifras históricas alcanzaba una dimensión global, articula en algunos poemas dilogías propias de las poéticas expansivas, marca sus umbrales, puertas de la percepción que se abren o se cierran, en función del “viaje”, desde la placidez al “delirio”, siendo a la vez, delirio político del Estado, y delirio poético del sujeto en trance, marcado con las imágenes oscuras propias de la escritura de un mal trip. No en vano el libro acaba con semejante pregunta: “¿Te lo has comido?”, el libro, el fármaco.
Palabras marcadas como naipes: allucinar, química, solución, viaje, delirio. Son algunas de los rasgos textuales que permiten inscribir el texto de Santiváñez en una larga y fecunda tradición de las letras modernas: aquélla de los textos drogados (Castoldi, Labrador 2003b). Algunos de sus estilemas le son propios, en particular la acuñación de epítetos para nombrar la droga (“dale el tse-tse”, nombre que será uno de los sellos editoriales de una célula autónoma cultural amiga de Santiváñez en Buenos Aires) o la continua presencia de símbolos apocalípticos, menciones que son frecuentes metonimias del farmakon: “aprendo fuego azul que Dios responde”, “el diablo es tu animal vital”, “la mordedura de la /Bestia sagrada”, y, por supuesto, las rigurosas apelaciones a la mística: “Superando la separación de las duras paredes /Que en tu sensitiva alucinación era distinta”, “Abriendo las tres ventanas de Tampu-tokto”, “Encuentro. Verdad. Fusión”.
Pero no son los únicos signos textuales de esta influencia. Cabe mencionar la libre exploración de ritmos secretos del verso, rimas, armonías disonantes, confusiones de palabras, sinestesias, colores personificados, percepciones extrasensoriales, animación particular de los elementos de la naturaleza, produciendo un lenguaje orgánico que expresa una animación inhumana, una lengua personificada, viva, hasta el punto que cabe preguntarse si ésta sería en realidad la música del cuaderno, música que, como querían los neoplatónicos que Santiváñez ha leído en abundancia, se expresa en las relaciones entre la materia más allá de la percepción humana, en lo que no es, sino, otro topos de las literaturas bajo influencia.
La farmacia poética sitúa el cuerpo del poeta en el centro de una compleja economía de fluidos, donde se analiza una tensión siempre trágica, entre lo que se da y lo que se introduce (“ira chupa sangre el hijo te la da graciosamente sin llorar”). El cuerpo del poeta químico se derrama, porque, al cabo resulta incontinente. “En el mórbido trópico peruano” este cuerpo se construye como medium de una red de fuerzas societales, históricas, que la farmacia media, esa droga que permite, aspirándola, “aspirar el dolor de un pueblo”.
Es la farmacia una dolorosa constatación, un punto donde se iguala la fuerza rupturista de las vanguardias contraculturales y la inercia que opone el campo social. Si las primeras vivieron una tensión entre lo viejo y lo nuevo, ésta tensión se soluciona, frente a lo utópico, en “lo posible”, revestido de signos químicos: “Debidas al dolor que te producía tu negra sociedad / Lo posible obsedió tu mente hasta el rico delirio”.
Una vez más, enfrentamos el hecho de la naturaleza farmacológica de esta escritura, enfrentada al carácter de documento, que adquiere en este libro, escrito, 1991, del otro lado de la raya, a distancia de un mundo. Del otro lado del espejo. ¿Cómo operar con el tiempo y con la farmacia? Gracias a ese desplazamiento entre la farmacia y la escritura, el sujeto adquiere agencia literaria en el seno de esta lengua drogada.

La mala lengua

Este texto está escrito en peruano; es decir en el castellano
Hablado en esta parte de América Latina, que se llama el
Perú. Pero, más exactamente, está escrito en el idioma que
Se habla por las calles de Lima, después de la medianoche.
Por eso nombro aquí a Félix C. y a Carlos V. con quienes
Aprendí a caminar por la filuda punta de esa lengua

Se trata del colofón de Symbol, versos que, en realidad, contienen de forma brillante y concisa todas sus páginas y que permiten iluminarlas de manera intensa. Escribir en peruano, en un peruano de media noche, limeño, suburbano, en la lengua de la comunidad de los Descalzos, significa desterritorializar el castellano, poner el castellano en una línea de fuga, que adopte el rebuzno de asno y el ladrido del perro. Estoy citando a Deleuze-Guattari, en su ya clásico, Kafka. Pour une littérature mineure, ensayo de referencia para entender los procesos de sentido a los que somete la enunciación las así llamadas “literaturas menores”. Por resumir, dentro de la riqueza de significados de esta noción, la problemática menor de una literatura, se plantea como ejercicio de desterritorialización de un sujeto en una lengua desterritorializada en el seno de una comunidad desterritorializada. Es decir, un sujeto que se fuga, en una lengua menor con la que vive y se expresa una comunidad menor. La comunidad la tenemos, y para más precisiones, remito de nuevo al libro de Zevallos. Pero, ¿qué quiere decir devenir menor en el seno de una lengua menor? ¿qué “poner la lengua a caminar por una línea de fuga”?
Algo, desde luego muy parecido, a “aprender a caminar por la filuda punta de esta lengua”, algo que tiene que ver con la desterritorialización del lenguaje apropiándose de otros lenguajes, imponiéndole otras lenguas. Dice Santiváñez: “para ver el sol te oscureces usas otro dialecto”, y ese otro dialecto se hace rompiendo, violando, volviendo mestiza, la lengua madre, el “casto-llano”, en expresión de otro de los grandes deterritorializadores del castellano, el novelista experimental Julián Ríos, autor de Larva y de Poundemonio, novela a la que le pido prestado el título para estas páginas. Así pues, lengua mestiza en el Perú urbano y burocrático segregado, lengua india frente a ciudad letrada. De Julián Ríos también tomo el término la mala lengua, pues es el que mejor me parece se adapta al proyecto de Santiváñez de generar un código de idioma capacitado para resistir y desestabilizar la acción normalizadora de una lengua del poder, de un idioma español en el que vimos configurarse todos estos símbolos.
Desterritorializar la lengua, hacerla delirar farmacológicamente, drogarla, indigenizarla, aproximarla al inglés o a la delicada poesía altomodernista, en una lengua críptica que reconozco no entender, es más, que reconozco que se quiere que no se entienda, pues esa es la misión de un lunfardo limeño, de una lengua límite de iniciados, o de mestizos:

Yo no sé que sé yuyachkani un vacío en el supaypawawa
La wawa nos llevó a sus caderas revoloteando


El putko corazón

“La Poesía es un texto contra el Mundo / Demasié asaltó el cielo”. Escribir contra el mundo y asaltar los cielos. Poética y política, o política y poética, que comparten en su conformación todos los movimientos underground de la segunda mitad del pasado siglo, que son, como sabemos, las formas históricas de las vanguardias tal y como se manifestaron en este ciclo histórico (Marcus). Situaciones para cambiar la vida. Desconocemos las nuevas formas estéticas y sus articulaciones comunitarias y sus programas políticos con que las próximas vanguardias manifiesten la emergencia de un nuevo ciclo histórico, explorando esa contradicción, consustancial a lo moderno, entre las transformaciones que pueden ocurrir y las transformaciones que ocurren, entre lo posible y lo probable. Puede ser que entonces sea interesante releer “Rosa roja de mi putko corazón álzate cálata” y que se entienda. En tal eventualidad, demostrando que una escritura hermética lo es sólo porque carecemos de su código y no porque carezca de sentido, lo que sin duda resultará lúcido claro y transparente, serán tres versos, donde esta escritura drogada, esta lengua menor se relaciona con ritos de martirio. De la misma forma que, a los poetas químicos de la transición española, el imaginario del catolicismo les proveyó de suficientes agujas y cuchillos para imaginar todo tipo de trepanaciones poéticas, en este caso, en el orden estético de Santiváñez, lo bello, lo triste y lo verdadero escriben su mito de duración y transcendencia desde formas de religiosidad popular, desde cultos claramente sincréticos, como si hubiese dioses secretos que, de cuando en cuando, vuelven.

Preso sólo de amor like Señor Cautivo de Ayabaca
Adornado con flores y petardos y corona de espinas
Porque escribí estoy vivo, no se acerquen



Bibliografía

Benjamin, Walter. Poesía y capitalismo. Iluminaciones II. Madrid: Taurus, 1998
Bourdieu, Pierre (1992). Las reglas del arte. Génesis y estructura del campo literario. Barcelona: Anagrama, 1995
Deleuze, Gilles y Felix Guattari. Kafka pour une littérature mineure. Paris: Éditions de Minuit, 1975
Derrida, Jacques. La diseminación. Madrid: Fundamentos, 1975
Castoldi, Alberto. El texto drogado. Madrid: Anaya & Mario Muchnik, 1997
Labrador, Germán. «In stercore invenitur: Sacralidad, coprofilia y melancolía en Mascarada de Pere Gimferrer». Tropelías, 12-14 (2001-2003), 219-233
---. «Poéticas bajo influencia: hacia un análisis literario de la literatura drogada». Pliegos de Yuste, revista multilingüe de cultura y pensamiento (www.fundacionyuste.org/acciones/pliegos), 1 (noviembre 2003).
---. «Mártires de Marte. Las escrituras del ejército en la poesía transicional española» in Javier San José Lera (ed). Praenstans labore Victor. Homenaje al Profesor Víctor García de la Concha. Salamanca: Ediciones Universidad de Salamanca, 2005: 309-326
---. Letras arrebatadas. Poesía y química en la transición española. Madrid: Devenir, 2009
Marcus, Greil. Rastros de carmín. Una historia secreta del siglo XX. Barcelona: Anagrama, 1993
Ríos, Julián. Larva. Babel de una noche de San Juan. Barcelona: Edicions del Mall, 1983
---. (1985) Poundemonium. Barcelona: Mondadori, 1989
Santiváñez, Roger. Dolores morales de Santiváñez (selección de poesía 1975-2005). Lima: hipocampo editores&el cielo por asalto, 2006
Zevallos Aguilar, Juan. Kloaka. 20 años después. MK (1982-1984): Cultura juvenil urbana de la postmodenirdad periférica. Perú: Editorial Ojo de Agua, 2002.

domingo, 3 de enero de 2010

ENTREVISTA: ENRIQUE VERÁSTEGUI UN ENCUENTRO CON LA POESÍA POR FRANCISCO MELGAR (DIARIO EL COMERCIO, 03-01-10)


EL RECONOCIDO ESCRITOR PERUANO HABLA SOBRE SU LIBRO MÁS RECIENTE, “TEORÍA DE LOS CAMBIOS” (SOL NEGRO EDITORES), RECONOCIDO POR LOS LECTORES DE EL COMERCIO COMO EL MEJOR POEMARIO DEL 2009. EL TEXTO TUVO SU ORIGEN EN UN E-MAIL QUE LE ENVIÓ UNA MAESTRA ARGENTINA

Quién podría dudarlo. Su primer libro, “En los extramuros del mundo” (Milla Bartres, 1971), es uno de los mejores poemarios que se han escrito en el Perú. Ahora, casi cuatro décadas después de haber marcado nuestra poesía con esa publicación, Enrique Verástegui nos trae “Teoría de los cambios”, calificado por los lectores de El Comercio como el mejor poemario del 2009. “El libro tiene su origen en un correo electrónico que me envió la profesora argentina Alba Delia Fede —relata el poeta—. Ella se ofreció a archivar mis poemas y yo le envié estos textos”.

En el poemario hay varias referencias a filósofos y a la historia de la filosofía. ¿A qué se debe esto?
Lo que ocurre es que yo veía un programa español de cursos de filosofía por televisión. Me propuse transcribir esos cursos de filosofía en poesía, y así acabó gestándose “Teoría de los cambios”.

El libro también presenta varias entradas de lo que parece un diario íntimo.
Sí. Un poeta uruguayo que vive en Estados Unidos me pidió que le enviara poemas y escribí uno en forma de diario; eso acabó generando toda esa sección del libro.

Se acaba de editar “Los broches mayores del sonido”, una antología de Hora Zero hecha por Tulio Mora. ¿Cómo evalúa su participación en ese movimiento literario?
Fundamental para la unión entre Pimentel y Ramírez Ruiz. Nosotros fuimos amigos de la calle y de bares, compartimos libros, películas, música.

“En los extramuros del mundo” está por cumplir cuarenta años. ¿Cómo ve ese libro desde el momento que vive ahora?
La poesía es un estilo de vida, de reflexionar, de pensar y proponer cosas. “Extramuros” es la experiencia de un joven provinciano que llega a Lima y registra lo que le acontece.

A finales de los años setenta obtuvo una beca Guggenheim que le permitió vivir un tiempo en Europa. ¿Qué recuerda de esos momentos?
Me dediqué a leer, a escribir, a escuchar Pink Floyd y Patti Smith. Recuerdo en especial un recital en homenaje de Allen Ginsberg donde leí un poema llamado “Concierto de Flores”. Eso fue en el 78. Ginsberg me decía “El Papá” porque fui al recital con mi hija. Recuerdo también los afiches de Rimbaud que aparecían en las calles. Una vez di la vuelta a la esquina y me encontré con un joven alto que me miraba a los ojos. Era Rimbaud .

Esa generación de poetas latinoamericanos que acabaron viviendo en las calles europeas fue revisitada en los libros de Roberto Bolaño, un escritor que admiraba su poesía, ¿llegó a conocerlo?
Conocí a Bolaño a través de José Emilio Pacheco. En una ocasión me dijo que mi poema “Penelopea de Itaca pasó por Lima” era en verdad una novela policial y que después de leerla había decidido convertirse en novelista.

¿Algo más que quisiera agregar?
Sí. A pesar de lo que algunos piensan, Hora Zero no es la última vanguardia del siglo XX. Es la primera del siglo XXI.

Fuente: El Comercio

viernes, 1 de enero de 2010

LO MEJOR DE 2009 EN PERÚ

LIBROS DE POESÍA:

- V (tRpode) de Cecilia Vicuña
- Figurado y literal (Cascahuesos) de José Kozer
- Breviario de Santa Inés (Lustra) de Arturo Corcuera
- Ángeles detrás de la lluvia (Húnikos) de Tulio Mora
- Teoría de los cambios (Sol negro/Cascahuesos) de Enrique Verástegui
- Monasterio de palabras (FECP) de Yulino Dávila
- Dorada Apokalypsis (Tranvías) de Domingo de Ramos
- Amanecidas violentas de mundos (Sol negro) de José Pancorvo
- El instinto de la memoria (Estruendo mudo) de Julio del Valle
- Balada de la piedra que canta (Dragostea) de Juan Pablo Mejía

Otros libros de poesía que nos llamaron la atención fueron Coraza (AS) de Vanessa Martínez, Uno rojo (Underwood) de Andrea Cabel, Preparaciones anatómicas (Lustra) de Mario Pera, ParteUnoParteDosSinParteAparte (EstaNoEsUnaPutaEditorial) de Enrique León, Orange ode (Mesa redonda) de Raúl Heraud, Detritos (Paracaídas) de Wilber Moreno y Alucinado (Lustra) de Luis Bocelli.


ANTOLOGÍAS Y REEDICIONES

- Hora zero. Los broches mayores del sonido (FECP) de Tulio Mora
- Mate de cedrón (Cascahuesos/Hijos de la lluvia) de Vladimir Herrera
- Poetas peruanas de antología (Mascapaycha) de Ricardo González Vigil
- Poesía vanguardista peruana (PUCP) de Luis Fernando Chueca
- Los éxtasis del Incarrey (Cascahuesos) de José Pancorvo
- Labranda (Tranvías) de Róger Santiváñez


LIBROS DE ENSAYO

- La hegemonía de lo conversacional (Lustra) de José Carlos Yrigoyen
- Rodolfo Hinostroza y la poesía de los años 60 (UCH) de Camilo Fernández Cozman
- Soberanía y transgresión: César Moro (URP) de Mariela Dreyfus
- Mito, cuerpo y modernidad en la poesía de José Watanabe (Cuerpo de la metáfora) de Camilo Fernández Cozman

Cinco poemas de Nuno Júdice

SINFONÍA PARA UNA NOCHE Y ALGUNOS PERROS De noche, un perro empieza a ladrar, y después de él, todos los perros de la noche se ponen a ladra...