viernes, 6 de septiembre de 2024

Tres poemas de José Antonio Mazzotti


 

Yegua es la hembra del caballo

(después de una lectura de R. Jakobson)


Yegua es la hembra del caballo y yegua

es mi mujer impronunciable por el resto de mis días, la frescura

de su sudor y de sus patas duras como un diente

y el lomo en que cabalgo rodeado de metrallas y sirenas anunciando un bombardeo.


Yegua es la hembra del caballo y yegua es mi mujer

de suave relincho a cien violines cuatro flautas dos trompetas

y un músico olvidado y legañoso / a media barba /

y noches de terrible claridad.


Ella se mueve por los parques hinchando sus ancas

(yo hincho mis pulmones)

salta y patea y no conoce a los flemáticos

desnuda una sonrisa / como quien abre una bolsa de arroz

sabe y no sabe siente y no siente grita y no grita

y esparce el arroz entre los novios.


Yegua es la hembra del caballo y yegua es mi mujer impronunciable

divina metalengua que pronuncio y no decoro

y salto y pateo y relincho y ya no sigo

sé que ella viene como un pasto dulce a perdonarme estas palabras.



Cuismancu


“...Cuismancu soy. Cacique del valle. Siembro y reparto la siembra,

atestiguo asesinatos, me distribuyo en fiestas, presido

funerales. Juego con los brujos la función de mis antepasados, 

y así

sucesivamente

mientras vago, pienso,

deliro, sueño, sacrifico

animales y los dioses me prefieren

a todos mis vecinos, soy el rey, el rey

ordenador, embajador del cielo, intérprete de Rimaq,

hijo de Pachakamaq, padre y finalmente sujeto

a una extraña certeza...


Vendrán otros hombres, gente de la montaña, y mis dioses no serán queridos

y mi pasto acabará quemado, todo se infectará

con aguas negras, no comeré más perro, me pondrán a deambular

con mis vestidos ahora

baratijas, piedras, grabadoras, ah presentimiento

de un paisaje en que las huacas aturdidas

no se levantarán


                y sin embargo no será todavía

                el tiempo sin tiempo sino el tiempo

                de las zonas frías

                los canales abrirán heridas

                al desierto, y desde el Templo

                al norte los ríos reflejando la luz

                se inclinarán al Sol

                habrá pacto

                lo Visible

                y lo Invisible

                rotarán como el día

                y la noche, y la vida con su 

                interminable

                paso escuchará los oráculos, 

                resolverá

                consultas, en las colas

                mis hermanos subiendo a los micros

                peinarán la cabeza de sus hijos

                con la verdad del único

                pasado memorable de estas tierras


¿Quién vive? ¿Quién viene que huyó cuando el mundo se deshizo, todo se corrompió,

el universo entero

arrastró en su secreto la visión de este orden?


Soy yo. Cuismancu regresado

de arriba, del Norte, del Sur, de abajo y de adentro

del Infierno apestando

me corren de las calles, vivo en los cerros

mirando el exceso estadístico

de construcciones deformes que hablan

de un dios que no se parece

en nada a sus palabras, de un valle pisado

por cuero y metal, caballos motorizados que son hijos

del Error, su espada al cinto, la fusta

como un ángel que dicen con su dedo de fuego

señalando la esquina, la mixtura

de una rutina encarcelada entre el parque y su feria

y el polvo alucinado regresando a los suburbios.


Mis sitios arriba confiando en la fuerza de las piedras

dispersos por espacios infinitos miran hacia acá,

Qawillaqa esculpida en el mar, valle del Templo,

arenal donde las rubias asolean

sus enormes caderas brillantes


            Oh, y su Poder

            será el Poder

            que hasta hoy nos lastima.

            Esas piedras

            caerán por su peso

            y un huayco

            fundará con sus venas

            chorreando un cuadro del 

                     crepúsculo

            tamaño natural, cactus 

                     y jora,


al tiempo que probamos sus cerebros

y el Orden se construye

como el viento que dibuja en las arenas el sonido del mar

su canto enfermo

la venganza

de todo lo que significa

la pérdida del Reino...”.



Triunfo de Astrea


He clamado ante la puerta más alta de la Nebulosa

que no me agite el paso 

y ante los arrecifes que se empequeñezcan

y ante la desembocadura de los Cuatro Ríos que se extienda 

como una piel

con el rumor de tus labios

abriéndose en el Universo con las mismas estrellas

dispuestas a bucear el Mar de Arriba

o el de Abajo,

Mama Killa:

reconoce a tu hermano de brillantes cabellos, acaríciale 

los testos con la delicadeza de tus niñas

súbitamente envueltas en un enjambre de querubines, 

muérdele los rizos lentamente, y yergue el firme 

tallo ante los requerimientos

de la flor.


Yo soy esa flor que te contempla 

desde su cumbre, a mí me corresponde

el incendio de las mañanas, la ventisca

que arroja el polvo a tus plantas como un domador de pumas,

yo soy de la tierra de los bardos más antiguos

y he andado por los últimos caminos en busca de tu rastro.


Ahora te he encontrado.

Como un cazador cansado me acojo a la voluntad 

de los elementos, dejando que la esfera gire y traiga 

nuevamente el resplandor

de tus pómulos de plata, tus incrustaciones

de esmeralda, tus yemas argentinas, Diosa de los Equilibrios Naturales.


Y he clamado ante las torres puntiagudas que te toquen

las plantas de los pies

y que anochezca.


José Antonio Mazzotti (Lima, 1961- Boston, 2024). Garcilacista connotado, pero también poeta. Entre sus poemarios tenemos: Poemas no recogidos en libro (Lima: Federación Universitaria de San 
Marcos, 1981); Fierro curvo (órbita poética) (Lima: Trompa de Eustaquio, Kloaka & Orellana, Consorcio Editorial, 1985); Castillo de popa (Lima: Asaltoalcielo/editores, 1988. 2ª edición. Princeton: Asaltoalcielo/editores, 1991); El libro  de las auroras boreales (Amherst: Asaltoalcielo/editores, 1994); Señora de la Noche (México: Ediciones El Tucán de Virginia, 1998); El Zorro y la Luna. Antología Poética 1981-1999 (Lima: Fondo Editorial del Banco Central de Reserva 
del Perú, 1999); Sakra Boccata (México DF: Ediciones Invisible, 2006); Las flores del Mall (Lima: Tranvías Editores, 2009); Declinaciones latinas (Houston y México, DF, 2015); Apu Kalypso / palabras de la bruma (Lima, 2015);  El Zorro y la Luna. Poemas reunidos 1981-2016 (Axiara Editions y la Academia Norteamericana de la Lengua Española, 2016; otra edición con Hipocampo, 2018);  Nawa Isko Iki / Cantos amazónicos (2020) y Poemas posthumanos (Axiara Editions, 2022).

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