Figuras
presumidas
Vivimos tiempos donde las palabras figuran como monedas
acuñadas para el mercado, y sus significados parecen perderse entre los ruidos
y los gritos que promocionan el consumo, hasta hacerse líneas de desperdicios y
escombros iguales a los que la economía produce.
Tiempos alineados por
políticas sociales que hacen de la humanidad arrumes de público para sus
mercados, inclusive el de la poesía, la literatura y el arte.
Tiempos donde es usual
encontrarse con quienes presumen de las bondades que sus escrituras amparan
para las realidades de un mundo idealizado hasta la usura y el oscurantismo.
Y en medio del jolgorio
globalizador, no deja de ser patético cuando se nos quiere hacer creer que la
valoración para con quienes escribimos poemas y hacemos arte, se establece
igual que las cuotas usureras que rigen las carreras por el éxito en un mundo
depredador y consumista.
Y no hablo de si se es original o no en
poesía, tampoco estoy llamando para que los poetas nos colguemos del perchero
de la ética actual.
Aquí hablo del malestar
inoculado cuando se trama el hacer poemas con una carrera por un ascenso hacia
el prestigio, ignorando lo que la poesía significa para la revelación de la
conciencia humana.
De un
posible poema
Oxidada
La piel del habla
Cunde el deterioro
Entonces
Único paisaje
Vocales y consonantes
En sílabas farfulleras
Se acumulan
En sus excoriaciones
Prolongando la sensación
De que las palabras
Se han extinguido
A lo recóndito de la ceniza
Empero persiste
El atónito por su fuego
Casi sumido
En el ojo fosilizado
De un recuerdo
Donde se hallara
Un matiz
De eternidad
O la huella
De un camello al desplazarse
Los movimientos
La manera
De posar cada una de sus
patas
En tanto en unos versos
Quedan rastros
El ardor de lo amado
El desgaste
Cuando su aliento
Desasido nos nombra
Atravesar el instante
De hecho
Tendrán que pasar
Muchas horas
Y apenas amanece
En mis manos
Se hunde mi rostro
Mientras
Vagar en los sonidos
De una lengua reventada
Una lengua al borde
De iniciar un balbuceo
¿Acaso un pronunciar?
¿Un destruir el silencio
Para caer en frases
Que antiguo
Pudieron ser de otros?
El olvido ¿Ignora?
Perpleja
El presente corrobora
La oración que hace
La realidad
El amén de la memoria
Es cuando hieres un recodo
De mi abrazo
La cifra
De todo lo que no te dije
Al cabo
Envejecer como niños
Que el aire recoge
En las sombras
Nueve versos
Tres peras quedan en el alba
Tras la avanzada del sol
Sobre la planicie desierta
Justo cuando el hombre
Rasga los hilos del invierno
Que usurpan su sueño
El tejido de su otredad
La raíz de su fin y principio
Devastador y real
a: Carmenza Arango R.
Malevaje
E igual al hosco León de
Greiff
Cuando dice:
Non curo de compaña,
Ninguno a la mi vera.
Quiero catar silencio.
Dejadme esquivo. Non gusto coreo.
Para este desobediente
Encaramado al cadalso
De las realidades de la usura
Y el esperpento mediático
Donde cunde el aura
mediocritas
Del conocimiento y sucedáneos
Y expuesto al tiro de
metralla
De cualquier atizado vecino
No otro podría ser también su
decir
En un
instante de Medellín
Al eco del día aparece la
tarde
Instalando las últimas luces
del sol
Las sombras de sus rayos
La simpleza de un momento
único
Recorriendo la libido de la
ciudad
Las golondrinas en su agitado
vuelo
Recuerdan el atónito inicio
En este lugar del mundo
Imán y crisol de existencias
Al ritmo de la vigilia y el
sueño
De la estampida y la
quietud
Del asombro y la zozobra
Cada que prende una semilla
De cuya savia se ignora su
fruto
Lustral
I
Iré hacia adentro
Como suelen ocurrir las
heridas
No las cicatrices
Recuerdos que se petrifican a
la intemperie
Entonces no escucharé
respuestas
En mi mente permaneceré
atento
A los actos donde se
desprende la risa
La plena risa de quienes
No se avergüenzan
Cuando revienta su llanto
II
Es inmenso el mar
A sus orillas sentarse
Concluidos todos los afanes
Y llorar llorar sin límites
Hasta el agotamiento de una
especie
Empecinada en consumirse
En la realidad de sus odios
En la continuidad de sus
doctrinas
Acumuladas entre cráneos y
bisuterías
Razón de sus contiendas y
destino
Augur
El último árbol guarda al sol
Justo donde termina el mundo
Justo donde empieza el mundo
Un puñado de arena es el sol
Mientras la tierra se
humedece
En la penumbra al borde del
mar
En las escamas de un pez
palpita el sol
Así en una caracola se
conserva el silencio
Del universo en su libido
delirante
Del árbol han caído ramas y
frutos
Voces primitivas que vuelven
en la raíz
Que prende al reventar la
semilla
El sol es llevado en la
entraña del ave
Con su vuelo alimenta el eco
de la luz
El principio y el fin de su
estampida
El último árbol guarda al sol
a: Floriano Martins
En la punta del habla
Corren
como trozos de frutas
Como
trozos de carne
Como
breves brasas de un fuego
Al
final del día
Parecen
movimientos de colores
Avivados
por las llamas
Contra
el fondo de la tarde
O los
fragmentos
De
unos versos
Impresos
una y otra vez
En
los pliegues donde se funden
El día
y la noche
Para
su revelación
Palimpsesto
donde se puede leer
Del
gozo dado por el roce de una piel
De
unas manos
O
sobre esa misma escritura
Otra
donde son ahogadas las voces
De
toda una época
Para
la imposición de otra fe
Corren
como brasas
Como
trozos de carne
Como
trozos de frutas
Que
se pierden en una multitud
De
escrituras
Impresas
unas sobre otras
Al cruce del año 2014
¿Dónde
el anhelo por el poema?
¿Dónde
el anhelo por la vida?
¿Se consumió el gusto por el instante?
Preguntas
que revientan en las palabras
De un
hombre de barrio
Cuyas
calles dan y arrancan
Una
madrugada de diciembre
Ha
del hogar
Y de
las brasas donde hierve
El
primer caldo para la existencia
Hoy desciende las escalas de madera
Hasta
alcanzar el aldabón
Que
abre la puerta
Que
da a las voces de los vecinos
Arriba
queda el balcón
Donde
dio inicio al poema
El
mismo que no termina de escribir
El
piso de madera donde sucedieran
El
eco en el viejo caracol de mar
Cuñando
la puerta de la antigua-madre
Y el imaginario nocturno
El
perderse de la casa
Que
se hace ruinas y silabas más allá
De
las flores de las begonias y las bifloras
Siempre
sobre la calle del barrio
Donde
se acumulan los muchachos
Unos
tras otros como piedras
Que
afianzan la vida y sus sañas
Abriendo
la pregunta
Dejando
en ascuas la respuesta
Para
el aliento de cada instante
a: Rubén Darío Hernández Páez
Abrazo
El
frío que recorre las piedras de la infancia
Las
luces de amaneceres que nunca se repiten
Una
voz dispersa en los sonidos
Que la noche
incógnita en sus matices
En sus ritmos
Una
ciudad que se deshace en la memoria
Mientras otra se abre abrupta
Inverosímil
Los
agujeros por donde brota la sangre
En enjambre de estrellas
Que se llevan el hálito del cuerpo
Caído de espaldas sobre el asfalto
Las
semillas donde se conservan los confines
Y los misterios de la estirpe humana
La
antigua-madre entre fósiles y ecos
Un
hueso que rastrilla las secas arenas
En un día casi olvidado
La
ira en la trama de sus sueños y delirios
El
chisporrotear de un fuego cuyas brasas
Semejan míticas flores
El
azul de una tarde del verano de 1978
Las
conchas y caracolas que el mar deja
La arena de la playa que las
contiene
Como huellas de un decir silencioso
Las
raíces de la risa prendiendo nítidas
En las facciones
de un hombre
Curtido por sus
hallazgos
El
laberinto presentido al coger la mano
De la abuela
Las
letras del abecedario
Los
números romanos
El
agua mientras se imprime en las piedras
En las penumbras
Y en las luminosidades de su cauce
Sobre
su obra poética dice Luisa Fernanda Restrepo: “El trabajo de
Omar Castillo con el poema es su manera de responder al enigma del mundo; la
develación está cargada de un furor que estremece el vacío, su voz ampara un
saber del mundo, la vida que es aquí puro gasto —ya lo habíamos afirmado— se
corresponde con su obra; el poema no es inocente, se ha decantado en la
lectura, en la discusión, a su escritura la antecede una terca relación con el
mundo, el riesgo ineludible de entregarse a la intensidad”.
De su artículo:
El decir soberano.
Iván de
J. Guzmán López dice: “Omar Castillo camina las calles de Medellín,
o de New York, o de Río de Janeiro, con un aire sereno, a veces meditabundo,
pero siempre con una discreta sonrisa próxima a estallar, tal vez porque
presiente la proximidad del poema en una calle que se disfraza de cotidianidad,
y que espera someter a la levadura de su imaginación creadora ataviada de
sílabas y de palabras precisas, que hablan de la soledad y de la forzosa
comunión con el mundo”.
De su artículo: Omar Castillo, comunión y
soledad.
Y
Luis Iván Bedoya dice “El eje de la obra poética de Omar
Castillo es el lugar creado a lo largo de sus relatos, que entrañan una memoria
de la vida asumida como escritura del espectáculo del mundo. Por ello el valor
de su obra poética reside en el tejido de un territorio en el que actores,
destinos vitales y ámbitos interactúan generando brotes reveladores e
inquietantes de esquirlas poéticas. De los intersticios de la memoria personal
y social el poeta saca su perorata, bella urdimbre léxica tensionada por la
acción verbal, que activa el dialogo abierto e inspirador con densas y
reveladoras tradiciones poéticas”.
De su texto escrito para la contracarátula de:
O mar Castillo, Obra poética 2011-1980
Omar Castillo, Medellín, Colombia 1958.
Poeta, ensayista y narrador. Algunos de sus libros publicados son: Obra poética 2011-1980, Ediciones Pedal Fantasma
(2011), Huella estampida, obra poética
2012-1980, el cual se abre con el inédito Imposible poema posible, y se adentra sobre los otros libros
publicados por Omar Castillo en sus más de 30 años de creación poética,
Ambrosía Editores (2012) y Tres peras en
la planicie desierta, Los Lares, Casa Editora (2018). los libros de
ensayos: En la escritura de otros,
ensayos sobre poesía hispanoamericana, Editorial Pi (2014), Al filo del ojo, Colección Otras
Palabras, Fondo Editorial Ateneo (2018) y el
libro de narraciones cortas Relatos
instantáneos, Ediciones otras
palabras (2010). De 1984 a 1988 dirigió la revista de poesía, cuento y
ensayo otras palabras, de la que se
publicaron 12 números. Y de 1991 a 2010, dirigió la revista de poesía Interregno, de la que se publicaron 20
números. En 1985 fundó y dirigió, hasta 2010, Ediciones otras palabras. Ha sido incluido en antologías de poesía
colombiana e hispanoamericana. Poemas, ensayos, narraciones y artículos
suyos son publicados en revistas y periódicos de Colombia y de otros países.
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