domingo, 6 de marzo de 2022

Cinco poemas para recordar a Pier Paolo Pasolini

 

Abro a la mañana de un blanco lunes...

Abro a la mañana de un blanco lunes

la ventana, y la calle indiferente

roba entre su luz y sus rumores

mi presencia infrecuente entre las hojas.

Este moverme... en días totalmente

fuera del tiempo que parecía consagrado

a mí, sin regresos ni paradas,

espacio lleno todo de mi estado,

casi prolongación de la existencia

mía, de mi calor, del cuerpo mío...

y se ha truncado... Estoy en otro tiempo,

un tiempo que dispone sus mañanas

en esta calle que yo miro, ignoto,

en esta gente fruto de otra historia

 

Versión de Delfina Muschietti

 

 

Al muchacho Codignola

Querido muchacho, sí, claro, encontrémonos,

pero no esperes nada de este encuentro.

Si acaso, una nueva desilusión, un nuevo

vacío: de aquellos que hacen bien

a la dignidad narcisista, como un dolor.

A los cuarenta años yo estoy como a los diecisiete.

Frustrados, el de cuarenta y el de diecisiete

pueden, claro, encontrarse, balbuceando

ideas convergentes, sobre problemas

entre los que se abren dos décadas, toda una vida,

y que, sin embargo, aparentemente son los mismos.

Hasta que una palabra, salida de las gargantas inseguras,

aridecida de llanto y deseo de estar solos,

revela su irremediable diferencia.

Y, además, tendré que hacer de poeta

padre, y entonces me replegaré sobre la ironía,

que te incomodará: al ser el de cuarenta

más alegre y joven que el de diecisiete,

él, ya dueño de la vida.

Más allá de esta apariencia, de este aspecto,

no tengo nada que decirte.

Soy avaro, lo poco que poseo

me lo guardo apretado en el corazón diabólico.

Y los dos palmos de piel entre pómulo y mentón,

bajo la boca torcida a furia de sonrisas

de timidez, y los ojos que han perdido

su dulzura, como un higo agrio,

te parecerían el retrato

precisamente de esa madurez que te hace daño,

madurez no fraterna. ¿De qué puede servirte

un coetáneo, simplemente entristecido

en la delgadez que le devora la carne?

Cuanto ha dado ya lo ha dado, el resto

es árida piedad.

 

Versión de Carlos Vitale

De Poesía en forma de rosa, 1964

 

 

Análisis tardío

(Fin de los años sesenta)

 

Sé bien, sé bien que estoy en el fondo de la fosa;

que todo aquello que toco ya lo he tocado;

que soy prisionero de un interés indecente;

que cada convalecencia es una recaída;

que las aguas están estancadas y todo tiene sabor a viejo;

que también el humorismo forma parte del bloque inamovible;

que no hago otra cosa que reducir lo nuevo a lo antiguo;

que no intento todavía reconocer quién soy;

que he perdido hasta la antigua paciencia de orfebre;

que la vejez hace resaltar por impaciencia sólo las miserias;

que no saldré nunca de aquí por más que sonría;

que doy vueltas de un lado a otro por la tierra como una bestia enjaulada;

que de tantas cuerdas que tengo he terminado por tirar de una sola;

que me gusta embarrarme porque el barro es materia pobre y por lo tanto pura;

que adoro la luz sólo si no ofrece esperanza.

 

Versión de Hugo Beccacece

 

 

Cercana a los ojos y a los cabellos sueltos...

Cercana a los ojos y a los cabellos sueltos

sobre la frente, tú, pequeña luz,

absorta enrojeces mis papeles.

De adolescente ardía hasta el anochecer

junto a tu demacrada claridad, y eran extraños

los rumores del viento y el canto de los grillos solitarios.

Entonces en las estancias sin memoria

dormían los parientes, y mi hermano,

tras un delgado muro, estaba inmóvil.

Ahora tú, luz rojiza, no nos dices en dónde está

y, sin embargo, iluminas y suspira

el grillo en los campos desiertos;

mi madre se peina ante el espejo,

con un gesto tan antiguo como tu luz,

y piensa en aquel hijo ya sin vida.

 

 

Muerte

Vuelvo a ti, como vuelve

un emigrado a su país y lo redescubre:

he hecho fortuna (en el intelecto)

y soy feliz, tanto

como hace tiempo lo era, destituido por norma.

Una rabia negra de poesía en el pecho.

Una loca vejez de jovencito.

Antes tu alegría se confundía

con el terror, es verdad, y ahora

casi con otra alegría

lívida, árida: mi pasión decepcionada.

Ahora me das miedo de verdad,

porque estás de verdad cerca, incluida

en mi estado de rabia, de oscura

hambre, de ansia casi de criatura nueva.

 

De "La religione del mio tempo" 1961

Versión de Delfina Muschietti



Pier Paolo Pasolini: Poeta, novelista, cineasta, dramaturgo y ensayista italiano nacido en Bolonia en 1922.Hijo de un militar fascista y una madre profundamente católica, sus ideas siempre fueron de izquierda, llegando incluso a unirse por algún tiempo al partido comunista. A los diecisiete años se matriculó en la Universidad de Bolonia para estudiar Filosofía y Letras, y cinco años después publicó el primer libro de poemas.

Una etapa muy importante de su producción literaria se produjo entre 1954 y 1966, cuando publicó "Las cenizas de Gramsci",  "El ruiseñor de la Iglesia católica", "Poesía en forma de rosa",  y los ensayos "Pasión e ideología", y "La religión de mi tiempo".

Fue además un gran guionista y director de cine. Sus escritos sobre crítica social alcanzaron gran brillo con uno de sus últimos trabajos, "Cartas luteranas", en las que analizó la situación decadente de la sociedad italiana.

Fue asesinado el 2 de noviembre de 1975, en la ciudad de Roma.

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