jueves, 11 de diciembre de 2014

OCHO POEMAS DE JULIO NELSON



YAWAR MAYU



I


Cuando duermes, sin que lo sepas me asomo
a verte, me acerco y miro tus mejillas oscuras
y rosadas, tus cabellos negros y castaños
y veo tus arterias del cuello palpitando
e imagino: brilla allí tu sangre
como los ríos densos del verano en los valles
profundos de los Andes, ¡yawar mayu!, entre las peñas
los molles y las lambras. Yawar mayu la sangre
de tu corazón, hija mía. No como mi sangre
sino la sangre de las inabarcables montañas,
de los límpidos cielos, de las cálidas tierras
del maíz dulce, del pacae de corazón
suave: ¡la sangre de tu madre, hija mía!

II

Cuando seas mayor y en la gravedad
de los años con orgullo te preguntes
porqué viste la luz
en esta aldea
de señoras que hablan en la lengua pura
de los gentiles, y los hombres
en el castellano de Guamán Poma; adonde
los altos dignatarios del Estado rehúsan llegar;
sabe que fue porque un día
tu padre llegó “siguiendo la vereda del venado
y la estela del halcón”, con el pecho
henchido en busca de su patria ¡oh hija mía!



CORDILLERA DEL HUAYHUASH (II)


Cordillera del Huayhuash, en el amanecer tus cumbres
resplandecen, y en el ocaso aparecen aún más níveas.
Así desde millones de años. De millones de años tus nieves
están incólumes. ¿Qué edad tiene el tarugo que bebe
de tus aguas, qué edad el cóndor que te sobrevuela?
Millares de tus hijos fueron extinguidos
         aquellos que educaron tus valles.
Cordillera del Huayhuash, las tormentas a menudo
te envuelven, pero no mellan tu esplendor y poderío.
Yo recuerdo en la diáfana mañana de mayo a Exaltación
Huaynacanqui y Severiano Ocrospuma descendiendo tus cerros
a la asamblea de la Federación
y a los comuneros agitando los brazos en la pampa.



EPITAFIO PARA EZRA POUND


“La enorme tragedia del sueño sobre las doblegadas espaldas
del campesino”

Así cantaba Loomis, poeta
de los mares de Occidente.
Con un gastado laúd, con ritmo
provenzal, compuso algunos aires según
las ideas de los cremadores de hombres.

“Teme a Dios y a la estupidez de la plebe”, entonaba.

Ahora sus cenizas han vuelto a la tierra. Duerme
junto al Duce. Sus cantos y sus sueños recorren
el mundo. Inspiran a poetas y emperadores. Buscan
vanamente arraigar donde sólo puede crecer la libertad.
Desconfiad de quienes evocan sus aires o su metro.
Ninguno que odie a Auschwitz o My Lai exhalará
un suspiro. Ninguno que sufre, ninguno que espera.
Nadie que anhele un mundo mejor.



CUESTIÓN DE TALENTO


“Lector, tú, eximio intelectual, no desdeñes
al gran Cicerón. Míralo con piedad y no
con reproche. Si aspiras, también tú
—como te es lícito— al Poder y la gloria
no sólo brillo sino también veleidad necesitas”.
Estas palabras laten, se insinúan en los prólogos
el admirable orador, retórico insuperado, político
hábil. Y si la edición es moderna y del Perú
entre líneas dirá: “Duro es luchar contra lo establecido.
¿Vale la pena empeñar talento en sindicatos,
aldeas o barrios marginales sin que de ti
comente la gran prensa, ni de ti sepan cultas
y encantadoras damas, ni de ti se hable en los cafés
más eruditos? Mira: parte del talento es comprender
que también desde una cátedra o un buffet puedes
bregar por los oprimidos. ¿Qué de malo hay en reprobar
la miseria y morar cerca de El Olivar, pasear
de tarde en tarde por avenidas con aromas de Long Island,
explorar almacenes? Fuerza es reconocer que Marx,
por su excesivo genio, carecía de cierto sentido
de la realidad, de la elegancia, de las proporciones”.



OH VIAJEROS


En Provenza hay una ciudad de piedra, Les Baux,
derruida sobre un acantilado; los hugonotes
allí se parapetaron; Luis XIII la demolió para rendirlos.
El viento del mar ulula y brama en las desiertas torres.
Y también en esa región de poesía, en las ciénagas
del sur, hay una breve urbe amurallada
donde se juntaban los cruzados para abordar las naves.
Cree uno oír la algazara, maldiciones, murmullo
de oraciones y ruido de sables, Más al norte está Verdún,
entre colinas; la hondonada de Douamont
todavía hiede a muerte —es un amasijo de cráneos,
fusiles y botas claveteadas. Unas máquinas escarbando
debajo de cascos y morteros allí desenterraron
broncíneos escudos, lanzas, unos versos en piedra:
“Soy la lanza victoriosa que combate
Soy el viento en el océano
Soy el halcón en lo alto de la roca”
Y de haber proseguido las máquinas su labor
exhumaban osamentas mezcladas a mazas, puntas
de hueso y sílex, renegrida tierra, sin
término, hasta el cansancio.
Las hondonadas, las depresiones de los campos
de Europa fueron cavadas por obuses (la hierba
lo disimula); sus monumentos, puentes y edificios
están punteados de metralla, aún sus cementerios:
las lozas y los muros del Pere Lachaise.
   Hablo de Europa y Francia
al acaso; un país, una región cualquiera.
Bien puede ser las mesetas del Pleiku, el valle de Urubamba.
Por doquier es igual
         como una ley
(En la sierra de Ancash hay un risco
con restos de guerreros Willkas e infantes
andaluces —unas macanas, una cabellera castaña,
una honda de color lana, girones de una braga
bombacha—. En una honda grieta de la montaña
agolpadas yacen carcazas de montoneros. Al borde
contra Gamarra. Y allí mismo, escudado en las troneras,
repelió Cáceres un asalto por retaguardia.
A orillas del río hay cuatro tumbas anónimas
de comuneros y una inscripción en una peña:
“Caieron por su pueblo”.)
Por doquier ahora, en cualquier punto
de la tierra, bate el picor de la pólvora,
se agolpan los muertos en grietas y tumbas anónimas.
No nos lamentamos
         (Ellos no se lamentaron)
Es la ley. Pero una ley
distinta a esa que rige la colisión
inexorable de los cuerpos en el espacio sideral,
diversa a esa que dice que la muerte
palpita en nuestros corazones.
En el mundo de los hombres
tal parece que mayor es el bramido del viento
y el rugido del trueno, conforme avanzamos a la cima
de paz de la gran montaña.
Por eso el grito del comandante cuando exhortó
a su haraposa columna al avecinarse el combate:
     “¡Adelante, oh viajeros!”.


De Caminos de la Montaña




EL OTRO UNIVERSO


J’ai l’envie d’ habitar chez vous
S.J. Perse

Se avecinaban las lluvias. Con mi carga de remoto dolor
y de esperanza —puras como el agua de nieve fundida—
tomé el sendero que dejaba la ciudad. En la más lejana
montaña —más allá de la cual se presiente otro universo—
serenas yacían la nieve y las sementeras. Mis esperanzas
quemaban como el fuego de los valles profundos. Llegué
sudoroso y dije: “Tengo el deseo de vivir entre vosotros”
Las sonrisas no fueron menos cálidas que los sueños.
Y se precipitó la primera lluvia de la temporada.



LAS CAPIRONAS


Me tendí una tarde de vacaciones
a orillas del vasto río, entre los gramalotes.
Era tiempo de lluvias. Crecido, turbio y sombrío
bajaba el Marañón, cargado de espuma y animales muertos.
En medio de las aguas un islote resplandecía
bajo la luz estival, con sus miles de lozanas capironas.
Pero el gran río lamía obsesivamente sus bordes;
olas coronadas de espuma lo azotaban.
En el aire blancas aves zancudas piaban agitadas.
Mas la selva estaba extrañamente callada.
Con mis apenas siete años yo presentí
algo grave y también callé, sobrecogido.
De pronto un estruendo estremeció la soleada tarde:
el Marañón desbarataba el islote
       devorándolo implacable.
Las enhiestas capironas sucumbían estoicas,
y ya muertas, con sus tallos robustos,
sus lozanas hojas y sus flores, eran arrastradas
resplandeciendo en la luz.
El piar de las aves se había vuelto chillidos
impotentes por sus nidos en las capironas,
que como muertos venerables flotaban en las turbias aguas
entre animales pútridos, la espuma y
el grito de los pájaros.
El vasto río fluía raudo hacia el mar.



LA INSONDABLE NOCHE


Me preguntan por qué habito la verde montaña.
Sonriente, me callo, tranquilo el corazón.
Cuando las flores caigan, cuando el agua pase,
mi universo ya no será el de los hombres
Li Po


Algunos amigos urbanos (“varones áticos, elocuentes
y urbanos”) se consternan de que yo haya vivido
tantos años en una remota aldea. Y me inquieren.
Pero es imposible expresar la dicha de manejar el azadón
entre doscientos braceros en una faena comunal.
El brío del universo en tu cuerpo húmedo.
Las bromas cristalinas del almuerzo bajo el azur
y el aroma de los montes en la gélida brisa.
Nuevamente el fuego del cosmos con el azadón en tus manos.
Y más tarde el retorno en el sosiego del ocaso
(en la intensa y dolorosa paz que precede a la noche
en una aldea). La insondable noche
bajo las estrellas y la vigilia de los montes.
Y los sueños con los montes de antaño.
Por eso yo no respondo a esos amigos; sonrío,
me hago el desentendido y les hablo de los mares,
los puertos, los navíos.


De El otro universo




Julio Nelson Montero (Iquitos, 1943) hizo estudios de Literatura en Lima, Múnich y París, allí lee a José María Arguedas y a los indigenistas, es por eso que, cuando retorna al Perú en 1970, maravillado por la naturaleza y la humanidad que encuentra en los relatos de estos escritores, decide vivir en la cordillera de los Andes del departamento de Ancash, donde forma familia. En 1980 se traslada a Lima. Cuando era estudiante en la Universidad de San Marcos publicó, en 1964, sus primeros poemas en las revistas Haraui y Piélago. Cuatro años más tarde la prestigiosa revista Amaru publicó otros de sus poemas. Su primer poemario integral Caminos de la Montaña (Lima: Editorial La Escena Contemporánea, 1982), está conformado por poemas escritos durante su estadía en los Andes, y otros escritos en Lima, pero siempre inspirados en el mundo andino. Estos poemas comprenden el lapso 1965-1981. La crítica especializada lo señaló como la más brillante poetización del universo andino. Luego publica su segundo poemario El otro universo (Lima: Arteidea Editores, 1994), y reúne su obra poética integral en Summa poética (Lima: Arteidea Editores, 2002). También cultiva el cuento y ha publicado el volumen La tierra del sol (1998). Juan Ojeda le dedica su poema «Elogio de la infancia».

lunes, 8 de diciembre de 2014

EL ARBOL Y FRAGMENTOS DE FUEGO DE REINHARD HUAMAN, por Paul Guillen


Reinhard Huaman (Lima, 1979), poeta peruano radicado en Espana, nos comunica la publicacion de su plaquette "Ella (12 secuencias) Isabel Archer", que sera presentada el 12 de diciembre en París (mas detalles proximamente).

Aqui incluyo un breve comentario que escribi sobre sus dos primeros libros:

Tanto El árbol como Fragmentos de fuego comparten la idea del poema largo dividido en estancias, es decir, que Reinhard Huamán nos ha entregado los dos primeros cantos de su proyecto poético o podemos citar, en ese sentido, a uno de sus más caros autores, nos referimos a Eugenio Montale cuando dice en “Hablemos de hermetismo” que: “Es bien conocida la opinión —que Poe tomó de Coleridge— según la cual es admisible y legítimo solo el poema breve, no pudiéndose admitir placeres o emociones de larga duración. Un poema largo sería para tal teoría una colección de poemas breves, de una unidad más bien ficticia, extrínseca (…) Ahora bien, es claro que el poema breve tenía que ganar en intensidad lo que perdía por extensión”, de esa manera, podemos retomar la idea de Edgar Allan Poe y su teoría de “el principio de la unidad de efecto”, según el cual un poema largo no debe sobrepasar los cien versos y debe ser el resultado de secuencias significantes menores que sumen un todo en tanto ritmo y concatenación, es decir, este principio actuaría por acumulación instaurando no un solo centro, sino varios centros desde donde se puede abordar o leer los poemas. Estas teorías son muy provechosas para leer las dos primeras entregas de Reinhard Huamán, no un único centro, sino varios centros que confluyen en una espiral de significaciones y resonancias.

En una página de internet se caracteriza a El árbol de esta manera: “poema extenso dividido en 11 fragmentos constituye un canto sobre el origen y la creación del universo y la formación de la materia. Este retorno a nuestros primeros días, a nosotros mismos está regido por la fuerza que da sentido y conciencia a todo: el Amor”, un canto del origen donde es notoria la presencia tutelar de poetas como Perse, Montale, Quasimodo, Ungaretti, Yeats, Elytis. El árbol trabaja la idea de la materialidad de sus componentes en conjunción con las partes-ramas del libro, por ejemplo, la utilización de una placa muy fina de pino para la carátula, aquí percibimos cierta resonancia con el Francis Ponge del Cuaderno del bosque de pinos, en ese sentido y en propias palabras del autor: “la idea de la placa de pino (que en realidad hay ejemplares con maderos de nogal y manzano, además del mencionado pino oregón), surgió para darle mayor relieve a la figura del árbol como símbolo y arquetipo mítico, para que la relación entre naturaleza-sabiduría-origen cobrara mayor realce a partir de su contemplación y contacto físico con el madero en la portada del poemario”. Poesía reflexiva y contemplativa de tono épico que propone como trasfondo un mundo mítico. En este libro se trata de un árbol primigenio, arquetípico o de la sabiduría es una crítica en contra de esas “ciudadelas que se pierden en rescates”. Además, en esa misma línea habría un parentesco de oposición con algunos poemas de Las ínsulas extrañas de Emilio Adolfo Westphalen, porque mientras este quiere alcanzar el absoluto mediante la imagen del árbol, el poeta de El árbol escribe: “aquí sus líneas nunca crecen / -ni hacia arriba” o “la tierra gira / y / muda de corteza / y en el Árbol / apenas el sonido / -sus despojos”. En El árbol lo que el poeta quiere es comprender las mutaciones y no la trascendencia, el autor a este respecto afirma que es: “el símbolo mítico que une opuestos, los cuales, al fin y al cabo, son los que generan y propician el juego cíclico de la vida y la muerte; la creación y la destrucción. Hay más un impulso mítico que mitológico, es un juego entre el vacío y lo representado, entre lo que no hay y lo que ha de venir, la paradoja mítica. Hablo de una creación en un sentido metafísico, en donde nada había, ya que paulatinamente se fue generando la vida y la existencia de las cosas y los seres. el Árbol, más que detenerse en el momento en que nace el hombre, antes de la erección de ciudades, incluso antes que las edades de bronce y la agricultura, hace hincapié en la génesis del origen, movido siempre por una fuerza poderosa, que es el amor”. 

En tanto en Fragmentos de fuego asistimos a la mostración de otra etapa inaugural de la historia de la humanidad: el descubrimiento del fuego. El hombre encuentra el fuego y lo relaciona con un ahora. Los elementos naturales están en conjunción con la presencia de la mujer como dadora de vida. Estos son los vestigios (pavesas) de un fuego primordial. El ambiente del poemario parece instalarse en el otoño, más allá de eso, nos interesa recalcar que tanto en Fragmentos de fuego al igual que en El árbol lo que importa son las mutaciones. Además, el hombre a través de su descubrimiento del fuego se vuelve errante: “Migrábamos… recuerdo”, incluso, este hombre está caracterizado “con el dorso al descubierto”, lo que nos indica su nomadismo. Otra forma de ver el fuego en este libro es a través del mito de Prometeo, el fuego como símbolo de la palabra divina que va a ser entregada a los hombres. El fuego para Reinhard Huamán es un símbolo, una mutación y una errancia.



A. El árbol (Lima: tRpode, 2007) y Fragmentos de fuego (Barcelona: Paralelo sur ediciones, 2010).

B. GUILLÉN, Paul. “Entrevista a RH”. Letras.s5. ILDEFONSO, Miguel. “El árbol de la memoria”. La siega, número 16, marzo 2010 (http://www.lasiega.org/index.php?title=El_%C3%81rbol_de_de_la_memoria). ILDEFONSO, Miguel. “Fragmentos de Fuego de Reinhard Huamán Mori”. Letras.s5 (http://letras.s5.com/mi070211.html). SOTOMAYOR, Carlos M. “Entrevista a RHM”. Letra Capital (http://carlosmsotomayor.lamula.pe/2007/05/24/entrevista-a-reinhard-huaman/carlossotomayor).

domingo, 7 de diciembre de 2014

PARA LLEGAR A NEW PORT: LA TABA TÓXICA DE ROGER SANTIVÁÑEZ, por Paul Guillén



NewPort, reciente conjunto de textos de Roger Santiváñez posee dos características principales: 1) coloquialismo y 2) flujo de conciencia.
En cuanto al primer término, podemos ver que en los poemas iniciales de New Port, hay una necesidad de croniquear los espacios, situaciones y personajes, con los que el sujeto interactúa. En “Intro” tenemos el relato de una historia puesta en pasado, donde hay un lumpen llamado Vietnam (ratero) frente a un poeta (letrado), pero que comparten el mismo lugar de la marginalidad (la droga). Además, esta idea de lo coloquial se refuerza con el uso de la oralidad: “nadie / Se metía conmigo Habla poeta todo el mundo”. El final de “Intro” (“Yo sólo lo recuerdo como el / Loco Vietnam de Puerto Nuevo que una / Tarde maldita conversó & chupó conmigo”) le rinde un homenaje explícito al poema “Al amigo napolitano entre botellas van y vienen” de Manuel Morales. En esta cita final, me interesa remarcar dos palabras claves para el desarrollo posterior del flujo de conciencia. Solo las mencionaré por ahora y las dejaré ahí flotando: loco y maldita.
El segundo texto se titula “Balada de Jimmy Marchena”, y sigue la misma estrategia que el anterior poema dentro del sistema coloquial: la preponderancia del narrativismo y el prosaísmo (personajes, diálogos, acciones). Hay que anotar que siempre los diálogos están en estilo directo lo cual crea empatía con el lector (José Morales Saravia en un artículo llama a esto “solidaridad ritual con el lector”). Pero esta “Balada…”, recuerda más a una dicción beatnik, donde los referentes de la cultura de masas (John Lennon, siempre es el rock en New Port) conviven con la jerga (taso, cachitos), las drogas (paco de marimba) y el zen (“Con su posición de loto & estilo zen / Que me baciló un culo”). Además, propone un juego intertextual con los versos “oh musa / Canta la yerba de New Port & la / Entrada en el carro a la volada”, si bien es cierto que se troca la “cólera de Aquiles” por la presencia de la yerba, lo que quisiera poner en evidencia es la expresión “a la volada”, esto indica peligro, proximidad del peligro. En unos versos encabalgados se dice “& elástica caminada blue-jean impe / Cable zapatos de gamuza oh musa”, como sabemos el INPE es la entidad encargada del control en las cárceles peruanas, por su parte, “cable” remite a varias ideas como electricidad (tortura), suicidio, protección de un lugar, etc. La secuencia “gamuza” / “musa”, en términos de ritmo da paso para la cita homérica, y el encabalgamiento como vemos se mantiene dentro de lo limpio (son impecables los zapatos de este hippie peruano en “Balada…”).
El tercer texto es “Negro Lalo”, en estos tres primeros poemas se repite la palabra “loco”, en suma, es notorio que se trata de personajes marginales, drogadictos, asaltantes, más adelante hará su aparición prostitutas y homosexuales. En este texto, el procedimiento del coloquialismo sufre una primera alucinada: “Computé que Vietnam sido había el autor [del robo]”, lo interesante es cómo auxiliar y verbo figuran en orden inverso, en vez de decir “había sido”, se afirma “sido había”, esto connota un problema en el sujeto de la enunciación, algún estímulo se empieza a manifestar y cambia la secuencia lógica de la frase. Porque en ningún sentido se puede decir que funcione un hipérbaton, mas bien esto parece ligado a un primera escisión del sujeto poético: un lapsus, una laguna.
El cuarto texto se titula “La Taba Tóxica”, poema o bloque presentado como un Homenaje a Antonin Artaud & William Burroughs. El poema empieza reconociendo al sujeto como enfermo e incapacitado siquiera para escribir un poema: “DESPERTE a la Enfermedad soy un adicto terminal a la pasta básica de cocaína (…) ya no me da la cabeza ya no puedo escribir un poema”. Aquí, lo importante es que se trata de instalar un presente, e incluso son promesas (“no volveré [a consumir pastel]”). En “La Taba Tóxica” el sujeto se ensucia (“mi sucia ropa calcinada”).
En el apartado número 3 de este poema se da plenamente el flujo de conciencia:

“CANTIDAD de pay en la cama de sole con cadete y los patas echados cual

romanos en el brain obnubilado la neurosis perseguida pero las sienes ya no sienten

nada son sólo ricuras del despropósito anhelado deducciones inminentes de una

intervención que nos llevaría de frente a canadá he allí la hipotenusa de los

excitados miembros juveniles de la banda más abyecta extrañeza procesada en la

ilusión consciente del espacio translucido”

En principio, hay una constante aliteración de la “C” (cantidad, cama, cadete, ricuras, canadá, etc.), la “C” es una oclusiva palatal sorda, aquí se liga con cantidades, objetos, personas, condiciones y lugares. La repetición de la “C” da un ritmo de imágenes superpuestas, con velocidad inusitada y sin aparente orden. Esto, también, funciona vía la asociación libre del flujo de conciencia que se desarrolla en las 7 estancias de “La Taba Tóxica”.
Por otra parte, “brain”, “neurosis”, “sienes”, connotan una red de sentido que se refuerza con que “las sienes ya no sienten nada”, sienes y sienten, en homofonía, normalmente pertenecen a un mismo campo semántico, pero, aquí, se afirma que ya no sienten nada, no están dispuestas al dolor ni a la normalidad. A su vez, de nuevo se instala la idea del robo: “intervención que nos llevaría de frente a canadá”, se puede entender “canadá” como cárcel, o este verso, también, puede leerse desde lo literal: “la banda más abyecta” llega a Canadá.
En este apartado número 3 se da un despliegue fructífero de la estética neobarroca:

La noche de los tiempos finales caracolean los caballos envueltos por el rifle de los

disparos del sargento preston milico pastelero compacto ausculta siempre

mordiendo desde la esquina entreveros de callejas imposibles deshechos técnicos

de las formas entusiastas resuena el lucero del alba qué tal celaje indescriptible

creo que por eso nomás yo fui adicto precioso decorado de un amanecer

intrascendente camote y chicharrón
 
            Primero, me voy a fijar en los verbos. Tenemos “caracolean”, “ausculta”, “mordiendo”, “resuena”, “fui”, este último verbo está en pasado y nos habla de la prehistoria del sujeto como adicto. En tanto, el primer verbo se construye en función de un tiempo (noche de los tiempos finales) y una comparación (esa noche como caballos envueltos por el rifle de los disparos). Los  verbos segundo y tercero se unen a la figura del sargento como figura de represión. Y el verbo “resuena” se inscribe dentro de la alucinación del adicto luego de su “viaje”. Los verbos son importantes, porque enhebran el sentido mediante un ritmo proliferante. Veamos un ejemplo de este ritmo: “sargento preston milico pastelero compacto ausculta”, hay un sujeto “sargento” que es adjetivado por milico, pastelero, compacto; y verbalizado por ausculta; esto quiere decir que la proliferación se da en el sentido como en la forma de la expresión. El sentido avanza casi palabra por palabra, muchas veces se niega a formar frase. Otra veces este ritmo es de superposición: “entreveros de callejas imposibles deshechos técnicos / de las formas entusiastas resuena el lucero del alba”, donde tenemos que podemos leer este fragmento como tres frases independientes, e incluso podemos leer con el encabalgamiento de dos distintas maneras: 

1) “entreveros de callejas imposibles”.
2) “deshechos técnicos” o “deshechos técnicos / de las formas entusiastas”.
3) “de las formas entusiastas resuena el lucero del alba” (en este caso podemos leerlo como un hipérbaton) o “resuena el lucero del alba”.  

En el apartado 6, el sujeto enfermo sufre una diferenciación de su propio yo: “PARECIA IRREVERSIBLE aquella vida despotricada se cambiaban de vereda / cuando me veía venir”, lo que nos llama la atención es el verbo “veía”: los que se cambiaban de vereda (ellos) veían, él sujeto que “veía” es el poeta. La lógica es esta: el sujeto enfermo avanza y es visto por ellos (los otros, los que se cambian de vereda), pero, instantáneamente, el sujeto sale de sí mismo y él mismo se ve como viene. Es algo que podría entrar dentro de una experiencia nonsense, catatónica, o del tipo ralentización de tiempo, espacio y acciones.
En la sección 7, el sujeto enfermo tiene que salir de esa rutina para poder sobrevivir: “TENIA que quitarme antes de mancar en amancaes” y la forma en que se “quita” (salir de una situación) es lo no dicho del amor: “Hubo un aterrizaje simbólico en lo no dicho del amor pero no penetración”, este verso es bastante oscuro dentro de la secuencia de New Port parece que lo no dicho puede ser una comunión espiritual con la pareja. Pero, contrariamente, luego se propone como salida: aniquilar al yo o cuando menos sacarlo de ese circuito de adicción, donde el cuerpo enfermo es ingobernable. Creo que cuerpo y lenguaje, en estos poemas, funcionan como una unidad: “categorías existidas previamente a la descomposición del yo / carnívoro el encé-falo grama”, esta desmembración del yo se da cuando el sujeto se ve a sí mismo, la mención a falo (poder) y grama se da en concordancia con la alusión a escritura. Es por eso, que al final se conceptúa a la escritura como “la santidad de la canción”. Si lo marginal está atravesado por lo sucio y opaco, la escritura se caracteriza como lo puro, lo santo, lo salvífico.
Apuntados estos elementos, puedo decir que New Port tiene momentos espectrales o fantasmales, en “La Taba Tóxica”, porque los primeros tres textos son preparatorios de una dicción (se crea un ambiente de descomposición o como se dice en un verso de putrefacción y no perfección). El lenguaje, también, se va a ver a sí mismo desde lejos, y va a cruzar la calle para tener conciencia y escribir: “Médula que se bulboraquídea planicies serranas antediluvianas piuranas / desérticas almohadas”. La mención al cuerpo (médula), el territorio (planicies, desierto) y el sueño (almohada) refuerza la idea que el poeta transita desde la marginalidad urbana hacia una calma en el espacio de la naturaleza.

Leer New Port:
http://www.vallejoandcompany.com/poemas-de-new-port-ultimo-libro-de-roger-santivanez/

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